Rosario Robles Berlanga

Hábitat III

 

1

En los próximos días dará inicio en Quito, Ecuador, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III). Después de exactamente veinte años de la última conferencia, las naciones del mundo se reunirán para discutir y analizar experiencias y acordar rutas de trabajo comunes sobre el futuro de nuestras ciudades.

En Quito se aprobará de manera oficial la Nueva Agenda Urbana (https://habitat3.org/programme/the-new-urban-agenda/). Este documento recoge las posturas sobre los aspectos de las ciudades que más inciden en el bienestar y en la calidad de vida de las personas.

Pero, más importante aún, traza las grandes líneas de acción que México deberá implementar para conseguir que sus ciudades respondan a criterios de bienestar, de inclusión, de sostenibilidad, de resiliencia, de seguridad, de movilidad, de participación, de equidad.

La Nueva Agenda Urbana –que representa un cambio de paradigma en el enfoque y la atención de los retos urbanos y metropolitanos– es importante porque también dice cómo deben diseñarse e implementarse políticas públicas: con perspectiva de género, con una visión de sostenibilidad ambiental, con un enfoque que tome en consideración las diferencias de edad de quienes habitan las ciudades, con mecanismos que eviten cualquier forma de discriminación y procurando generar alianzas intersectoriales.

El mensaje que los países darán en Quito es de plena transformación, a la luz de la importancia que hoy tienen las ciudades en todo el mundo.

En 2010, en México vivían 81 millones de personas en ciudades, de las cuales 63.8 millones habitaban zonas metropolitanas.

El compromiso de México es muy claro: pondremos en juego todos los recursos disponibles para colaborar entre los tres órdenes de gobierno, con la academia, la sociedad civil así como con el sector empresarial, para instrumentar la visión que contiene la Nueva Agenda Urbana.

Desde la Sedatu, hemos promovido con insistencia el derecho a la ciudad como la noción que mejor engloba lo que queremos para nuestras ciudades. A grandes rasgos, se trata de hacer efectivos los derechos de las personas asociados al territorio y de entender que estos derechos están íntimamente ligados entre sí.

Se trata de una perspectiva que reconoce la obligación del Estado y de sus gobiernos de dirigir sus presupuestos, de ajustar sus normas, de diseñar sus políticas públicas para generar bienestar y calidad en la vida de las personas.

En las ciudades, los derechos se viven de manera específica: problemas de conectividad, de movilidad y de transporte, por ejemplo, implican un gasto excesivo de las familias y un impacto negativo en el medio ambiente; políticas de gentrificación generan exclusión; déficits en seguridad o en resiliencia ponen en riesgo la vida y las propiedades de las personas; políticas de vivienda desconectadas de las necesidades de las personas de bajos recursos ocasiona que estos sectores se alejen del centro de las ciudades, que su acceso a servicios básicos se precarice, que su tiempo y el costo en traslados se incremente; sin perspectiva de género o etaria las políticas públicas pueden convertirse en vehículos de exclusión y de desigualdad, justo lo contrario a los objetivos manifiestos de la Nueva Agenda Urbana.

Como se ve, las ciudades son un entramado muy complejo de interacciones humanas, de decisiones, de oportunidades, de circunstancias. Y nuestra tarea, desde el gobierno, es procurar que esas interacciones generen el mayor nivel posible de bienestar y de igualdad en un marco de sostenibilidad ambiental para no poner en riesgo a las próximas generaciones.

La Nueva Agenda Urbana es la plataforma política más importante a nivel mundial para el desarrollo urbano. México ha trabajado muy fuerte en recabar la opinión de expertos, de gobiernos, de observatorios, de organizaciones civiles, de colegios de profesionistas, de empresarios con rumbo a Hábitat III. La realización de eventos preparatorios y de 29 foros sobre el derecho a la ciudad en todo el país ha despertado el interés y la atención de una masa crítica que será indispensable para la implementación de los acuerdos de Quito.

Las ciudades que queremos necesitan de la contribución de cada uno de nosotros. El reto es grande y lo aceptamos.

La autora es Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano.

Twitter: @Rosario_Robles_

También te puede interesar:
La pobreza en México 2014
Resultados de la Cruzada Nacional contra el Hambre
Nuestras ciudades y su desarrollo a 2030: cómo darles un rostro humano

COLUMNAS ANTERIORES

Nuestras ciudades y su desarrollo a 2030: cómo darles un rostro humano
Nuestras ciudades y su desarrollo a 2030: cómo darles un rostro humano

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.