Hace poco más de 45 años, la perforación de los pozos Bacab1 y Akal1 en la Sonda de Campeche, permitió pronosticar el enorme potencial del campo petrolero Cantarell que llegó a convertirse en el sexto más grande del mundo. El presidente de México en ese entonces, el Lic. José López Portillo, se presentó a una sesión del Consejo de Administración de Pemex y pronunció un discurso que contenía una frase que se hizo muy famosa rápidamente, decía que México había estado acostumbrado a administrar carencia y crisis, pero que ahora tendríamos que acostumbrarnos a administrar la abundancia. Con el tiempo ha quedado claro que no aprendimos a gestionar adecuadamente la abundancia energética, y hoy se ha convertido en una carga muy pesada para los débiles hombros de este país enfermo de corrupción y malas prácticas.
Richard Smalley, premio nobel de química en 1996 y considerado por muchos el padre de la nanotecnología, hizo una vez una lista de los 10 desafíos mas relevantes para la humanidad en el siglo XXI, siendo estos: energía, agua, alimentos, medio ambiente, pobreza, terrorismo y guerra, salud, educación, democracia y población.
Todos ellos son al mismo tiempo desafíos energéticos, ya que en menor o mayor medida, necesitan energía para ser superados. Hoy, cuando hemos rebasado los 8 mil millones de personas habitando este planeta, consumimos en conjunto 26 mil TW de energía, de los cuales 8 son electricidad. Pero 3 mil millones de personas consumen hoy menos energía de la que utiliza el refrigerador de una familia de clase media promedio. Smalley calculaba que 10 billones de habitantes que seremos en 2050 o unos pocos años más allá, viviendo como un norteamericano promedio, estaremos necesitando alrededor de 60 mil TW.
Lo que está ocurriendo con el clima, ha hecho que se vuelva urgente que la energía que consumimos hoy y la que consumiremos en el futuro tenga tres características esenciales: abundante, sostenible y barata.
¿Qué significa esto? Por abundante debemos entender que se encuentre accesible ampliamente alrededor del mundo, y disponible casi todo el tiempo. Sostenible quiere decir que sus emisiones deben ser cero o negativas, pero sin llegar a socavar las necesidades clave de la humanidad y del medio ambiente. Y barata es un término que podría indicar disponibilidad a un precio aproximado de veinte dólares por cada megawatt hora.
Pero, ¿cómo demonios hacemos llegar 60 mil TW de energía abundante, limpia y barata a 10 mil millones de personas? Empezaremos a encontrar respuesta a esta interrogante al saber que todos los días recibimos del Sol 163 mil TW de energía, casi tres veces lo que necesitaríamos en un año. Y la mayor parte de este recurso energético renovable y limpio, se encuentra en el llamado ‘sur global’, así que las naciones de esta región, entre las que se encuentra México, deben ser vistas no como víctimas futuras del cambio climático, sino como superpotencias energéticas latentes que deben, y tienen, que aprender a gestionar inteligentemente la abundancia energética que poseen, mediante un esquema de infraestructura, innovación e inversión, en el que toda la cadena de valor debe estar involucrada en una auténtica y generosa acción colectiva.
Raúl Asís Monforte González.
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