La Fiesta Está Viva

¡No paremos!

La gente salió toreando de Guadalajara y la tauromaquia cumplió su objetivo de brindar felicidad a la sociedad.

Meses estuvimos con la desazón de los cobardes ataques a nuestra cultura, el verano fue incierto, pero como los toros bravos nos hemos venido a más y no permitiremos que un grupo de desadaptados “prohibicionistas” interfieran en nuestra manera de entender la vida y la muerte a través de la tauromaquia.

Ya desde septiembre la actividad taurina se incrementó, ratificando que México es taurino, sus fiestas patrias son celebradas a lo largo y ancho del país con festejos taurinos. Llegando el otoño la actividad se mantiene con el aliciente de la llegada de los toreros que han hecho campaña europea y los carteles se rematan al máximo nivel entre mexicanos y extranjeros.

De esta forma vivimos ya un fin de semana intenso con grandes tardes de toros bajo el conjuro de la presencia de quien es hoy el torero más taquillero del mundo y, por ende, la máxima figura del momento, e insisto además un pedazo de torero.

Comenzó el fin de semana con la celebración del aniversario número 447 de la hermosa y muy taurina ciudad de Aguascalientes, cartelazo, Tarik Othón a caballo, Joselito Adame, Roca Rey y Leo Valadez a pie ante siete toros de Fernando de la Mora. No se terminó el papel, pero hubo una muy buena entrada y se vivió una tarde llena de emociones desde la vistosidad y arrojo de la buena monta del rejoneador queretano hasta la entrega de los tres matadores que se toparon con astados que no brindaron mayor juego.

Al día siguiente, en la perla tapatía, se registró un entradón. Esta plaza monumental por años estuvo amedrentada por una prensa dura e intransigente, carente de sensibilidad que provocó que la gente se ahuyentara de los tendidos al creer que todo en el toreo estaba mal hecho y con mala intención, que el toro no era toro y que los toreros eran unos mangantes. Los tiempos han cambiado, la exigencia sigue intacta, se lidia un toro muy serio, las autoridades son estrictas y el público sabe que está amparado. Sin embargo, el público hizo valer su derecho a disfrutar del toreo, de la bravura y del toro. Sabemos que este espectáculo no garantiza que las emociones se den, hay tardes en las que las cosas no salen, los toros no embisten y el tedio abruma el alma. Pero, y este sí es un pero que vale, hoy en día cuando las cosas fluyen la plaza Nuevo Progreso es un hervidero de sensibilidad y emoción. Es muy fina la línea entre júbilo y pachanga taurina; Guadalajara estoy seguro no permitirá caer en el triunfalismo y mantendrá en sus fieles aficionados y público ocasional la garantía de seriedad de la mano con la emoción, que, para mí, es el único sentido de la tauromaquia, vivir la emoción que provoca el toreo, ya sea por la estética, el valor, la bravura, el miedo, la belleza o el camino que llega al corazón del espectador.

“El Payo”, artista del toreo, poderoso de muñecas privilegiadas para someter al toro con suavidad, de concepto clásico, abrumadora estética e importante trayectoria, encabezó un cartelazo con Roca Rey y Héctor Gutiérrez ante seis de Jaral de Peñas, ganadería que goza de gran cartel en la exigente plaza.

El primero no tuvo suerte alguna, sin embargo, dejó detalles sublimes de estética torera que la gente agradeció. El peruano no afloja un instante, es un verdadero ciclón de carisma y admiración, e insisto, un gran torero. A su primero le cortó dos orejas y una al quinto. Si bien la gente está con él, lo cual no es malo, Roca Rey no se deja nada en la espuerta. Se arrima como un león, siempre buscando torear bien, temple tiene en las manos y se pasa a los toros muy pero muy cerca, receta infalible para el triunfo y la alegría popular. Su lote fue bueno, se movió con fijeza y la combinación fue rotunda.

El hidrocálido Héctor Gutiérrez es una realidad como torero. Temple, valor, buen gusto, torea muy como gusta en México. El tercero fue un gran toro: “Pontífice” con 495 kilos y bellas hechuras. Bravo en los tres tercios permitió a Gutiérrez triunfar y perdonarle la vida que se ganó con la bravura que la familia Barroso sueña. Al sexto le tumbó una oreja y la tarde fue de locura, la gente salió toreando y la tauromaquia cumplió su objetivo de brindar felicidad a la sociedad.

Este viernes a las 20 horas en Juriquilla estará Roca Rey alternando con José Funtanet que abre plaza a caballo, a pie: Joselito Adame y Diego San Román ante seis toros de La Estancia. Cita imperdible y argumentos de sobra para llenar los tendidos y defender nuestra cultura con hechos.

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