La Fiesta Está Viva

Sí, pero no

Ambiente de toros, de ganas de disfrutar y ver a tres novilleros punteros de gran nivel, así fue la reapertura de la Plaza México.

La reapertura de la Plaza México ha sido exitosa en sus dos primeros festejos. El trabajo en promoción, en llegar por medios no tradicionales a un público joven ha dado frutos claramente. Una gran entrada el sábado 30 de octubre y una magnifica asistencia el pasado domingo, son evidencia clara que esta apuesta está dando resultado positivo.

Tenemos muchas lecturas, la respuesta a promociones y precios accesibles han dado buen resultado en la taquilla. Labor y estrategia que, supongo, con buen criterio mantendrá la empresa en futuros festejos.

El domingo, en la primera novillada de esta reapertura, con un cartelazo: Miguel Aguilar, Eduardo Neyra y Alejandro Adame ante una novillada de San Diego de los Padres, la gente se retrató en la taquilla, entre 8 y 10 mil personas calculo. Que para una novillada e incluso en más de una corrida ha sido una magnifica entrada.

Ambiente de toros, de ganas de disfrutar y ver a tres novilleros punteros de gran nivel. El hierro de San Diego de los Padres, legendario en historia y rescatado por el ganadero José Marrón, quien lo convirtió en un segundo hierro de su ganadería y que envió seis novillos bien presentados que, desgraciadamente, carecieron de casta y bravura. Pese a las condiciones de los novillos, los tres novilleros mostraron el porqué son punteros y el porqué la afición tiene ilusión en ellos. Estuvieron muy por encima de las escasas condiciones de los astados. Lucieron más por su capacidad que por su expresión artística.

Miguel Aguilar es, sin duda, uno de los mejores toreros que tenemos en la baraja novilleril. En España ha triunfado rotundamente, su preparación física, mental y taurina es asombrosa. Ha desarrollado el oficio con elegancia y torería. Detalles que para muchos pueden pasar desapercibidos, él los mantiene vigentes en la lidia, por ejemplo: ir a la puerta de caballos cuando le corresponde para esperar al picador y acompañarlo hasta que quede colocado para picar y tras la suerte de varas, acompañarle de nuevo a la puerta. Eso es torería, oficio y un rigor en la lidia que no debemos perder. Los profesionales, toreros y ganaderos, así como lo comunicadores debemos ser celosos vigilantes y promotores del rigor en la lidia. No entendamos rigor como intransigencia o comportamientos absurdos como los que muchos valoran en el Tendido 7 de Madrid, eso no es taurinismo, eso es pose. Me refiero al rigor en hacer las cosas como deben hacerse.

Miguel cortó dos orejas, abrió la Puerta Grande y se coloca como un torero que debemos, es nuestra obligación con el toreo, de ponerle la mesa, ponerle a torear e impulsarlo a una alternativa de máxima categoría. Desde mi punto de vista está puesto ya y qué mejor que hacerle Matador y que engrose la, ya de por sí, amplia baraja taurina de matadores que tenemos. Eso sí, apoyándole desde el inicio de esta nueva etapa. Ayer sin novillos buenos, Miguel, demostró que está para ser alguien en la tauromaquia.

Eduardo Neyra tiene muchas cualidades. Muchas, posee personalidad, un gran valor, cabeza y oficio. En este último elemento es notable cómo ha evolucionado. Hoy es un novillero capaz, que bien llevado puede seguir desarrollando mucho, conecta con la gente, lo ve claro y tiene hambre de ser. La actitud de ayer lo dejó evidente.

Alejandro Adame mostró dos facetas que generaron ilusión en público y afición. El hidrocálido ha respondido al apoyo puesto en él. Su primer novillo, precioso de tipo, pese a ser soso, le permitió mostrar que la cabeza le funciona, que aspectos técnicos de la lidia los aplica para mejorar las condiciones de los astados. Tiene buenas maneras, entra y sale con elegancia del toro, es pausado en su andar, se queda quieto y su concepto es de clase y profundidad. Con su primero convenció como torero. Con su segundo, que fue el que más se movió de la tarde, y digo movió, no embistió, ya que son dos cosas muy distintas, Alejandro, creo que autodescubrió que, como buen torero, tiene raza y está dispuesto a cruzar la línea donde el toreo quema los pies. Por el genio en la embestida, el Santa Coloma le echó mano y le propinó tremenda voltereta y golpiza, de la que se zafó de los brazos de las asistencias y bajo el grito de “torero, torero” finiquitó la faena, sin ortodoxia, pero con entrega absoluta al toreo y eso vale “tela”.

Para el domingo entrante se jugará una novillada, otra vez, de Marrón; ahora del hierro titular. Espero que esos seis embistan bien, tengan casta y permitan el triunfo por la vía del toreo. Ante ellos actuarán Héctor Gutiérrez, ya en las puertas de una merecida alternativa; Sebastián Ibelles y, se presenta, Julián Garibay de quien se hablan maravillas.

Insisto en el rigor, en presentar todo el esplendor de un espectáculo a quienes están ilusionados con la tauromaquia, a quien tanto trabajo ha costado acercar a los tendidos, no dejemos que se desilusionen por detalles que se pueden controlar.

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