La Fiesta Está Viva

Esto se pone bueno

Se juntan los ingredientes perfectos: gran oferta, ansias de toros y la urgencia de restablecer el orden taurino nacional en contacto con el aficionado y generar nuevo público.

Hace más de un año vengo escribiendo en este espacio y comentando en televisión la imperiosa necesidad de que nuestros toreros recuperen la vitola de ídolos. La fórmula no es muy complicada, ponerlos a torear y competir en igualdad de circunstancias, y que haya dinero en juego. El retorno del público a las plazas será paulatino, no será inmediato, pero estoy convencido que seguro. Calidad y variedad hay a raudales, toreros cuajados, en plena madurez como hombres y toreros; matadores que tras años de olvido y desprecio están ahí con méritos propios, sangre y esfuerzo, se han colocado en el gusto del público; y para rematar se encuentran los más jóvenes, con potencial demostrado y con un techo aún muy lejano por alcanzar.

Son los ingredientes perfectos, gran oferta, ansias de toros y la urgencia de restablecer el orden taurino nacional en contacto con el aficionado y generar nuevo público, esto último es lo más importante de la ecuación. Además para los empresarios, la posibilidad de montar festejos en pesos y no en dólares, con esto se impulsa el talento mexicano y se adecúa el costo del montaje a la economía nacional, con lo que haciendo las cosas bien, pensando en el público y dándole la opción a los toreros de ganar dinero serio, el espectáculo final será muy atractivo y todo se reacomodará para que el dinero de la Fiesta —que insisto, lo tiene el público— circule de nuevo y la tauromaquia tenga tras la pandemia la posibilidad de resurgir como merece.

Lo poco que se ha podido dar en plazas de provincia (porque la capital se encuentra en desafortunado silencio), lo que hemos podido vivir que los toreros han hecho en el ruedo, es una competencia torera, en condiciones similares y muy a su favor, y de agradecer prácticamente por los gastos, aportando su granito de arena a la reactivación de la Fiesta.

Se han vivido tardes formidables, Zacatecas, Aguascalientes, León y Huamantla son claros ejemplos. El aforo reducido impide ver las plazas llenas. Poco a poco se termina el boletaje permitido, tarde a tarde vemos cómo va incrementando el número de personas que está volviendo a los tendidos.

Juan Pablo Sánchez, torero de excelsa calidad, un temple fuera de lo común en el orbe taurino y cualidades para, si él lo decide, colocarse en lo más alto de nuestra tauromaquia, ha dado un golpe de atención serio el sábado en León, Guanajuato. Los tiempos de Dios, o del toro, o de quien usted guste, son perfectos. El hidrocálido desde novillero mostró temple, clase y un potencial inmenso. Quizá demasiado fácil con los toros. Quizá por momentos dio la impresión de conformismo. Hoy tras la pandemia y apoderado por Tauroespectáculos, la mente torera de Juan Pablo es distinta, no le basta con saberse gran torero, hoy es claro que entiende que no es suficiente poseer tantas cualidades, sino que hay que llevarlas al límite cada tarde, en cualquier plaza y con todos los toros, es el único camino para de verdad trascender en el toreo.

Tras el corte de orejas de su paisano, el tremendo Leo Valadez —que está verdaderamente arrollador, con el acelerador a fondo en intensidad pero con la despaciosidad que engrandece al toreo, tarde a tarde triunfa y trae loco al público, que de inmediato reconoce y agradece la entrega total—, Juan Pablo desde el callejón rumiaba con el amor propio dolido; pese a ir prácticamente por los gastos y en gesto de no dejarse ganar la pelea, decidió regalar un toro del hierro titular de Montecristo.

La emoción que vivió el público por sentir la entrega de los tres toreros, no podemos dejar fuera a Diego Silveti, confirma que este espectáculo es único, que permite vivir emociones que ningún otro espectáculo en el mundo ofrece y que el toreo es muy grande.

Juan Pablo cruzó la línea, mostró vergüenza torera y armó un lío grande. La gente loca, el torero entregado, roto, poniendo su vida a cambio por engrandecer su vocación, al toro y al toreo. Estos elementos son los que harán que la gente regrese en mayor número a las plazas y que público nuevo se interese por vivir la magia del toreo.

Esto se pone bueno, se suma Juan Pablo con autoridad a la lucha por el trono. Unos miran para un lado, otros miran para arriba. Esto se pone bueno.

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