Estimada presidenta, le recomiendo que compre un avión para hacerlo presidencial, ya que hace mucha falta. Ya ve que hasta Noroña renta uno de vez en cuando.
Créame que será más benéfico tener uno de esos artilugios voladores, como lo tienen todos los mandatarios del mundo por más pobre que sea el país, que los subsidios al Tren Maya, al AIFA y a Mexicana, ya que, a pesar de que están “bonitos”, no están siendo rentables. En cambio, con un avión presidencial podrá atraer más inversiones, confianza, acuerdos y, con ello, mayor prosperidad para México.
Fue revitalizante verla en el sorteo del Mundial de Futbol en Washington con dos líderes que forman parte del G-7, socios indisolubles de Norteamérica, y que, entre los tres, conforman una de las zonas geoeconómicas más importantes del mundo. En esta región, se registra el mayor tránsito económico y humano dentro de los cinco continentes.
Se le vio muy bien junto a Donald Trump y Mark Carney en ese evento de gran relevancia por su expectación y atracción al tratarse del deporte más popular, y donde más de mil millones de personas observaron por televisión el esperadísimo sorteo, lleno de espectáculos al estilo hollywoodense, la especialidad de la casa.
Su temple, gracia y personalidad fijaron la relevancia de una mujer cuyo liderazgo es de los más importantes del mundo. La foto de ustedes tres sosteniendo la etiqueta con los nombres de sus países que encabezarían los grupos estuvo en primeras páginas de decenas de los diarios más importantes del mundo.
¿Se imagina si no hubiera asistido a este evento, la oportunidad que se hubiera desaprovechado, no solo por representar al país ante un evento que difícilmente se volverá a celebrar en nuestro país en el mediano plazo, sino porque pudo impactar y delinear prioridades con sus dos principales socios sobre temas como el comercio?
Su viaje lo decidió apenas 42 horas antes de la celebración, y es entendible, pues hay cosas en la agenda que hay que detallar. Pero finalmente confirmó y justificó que viajaría en un avión de las Fuerzas Armadas por la falta de disponibilidad de horarios en vuelos comerciales. Por eso es menester que se tenga uno para uso exclusivo de la presidenta y dejarle al Ejército que se encargue de lo suyo, que tanta falta nos hace en un México tan inseguro.
No tener un avión, además de risible, es increíble, ya que para la líder de una de las mayores potencias del mundo (México forma parte del G-20, la OCDE, y es junto con Brasil el país más fuerte de Latinoamérica), lo primero que debe tener es uno listo para desplazarse de aquí para allá. No estamos creciendo económicamente, por eso hay que impulsar con fuerza el comercio, las inversiones, estructurar nuevas cooperaciones políticas y sociales, asistir a los grandes foros, impulsar el multilateralismo, presenciar cambios de gobiernos; en suma, posicionar a nuestro país en un momento donde las relaciones internacionales se están moviendo vertiginosamente, y que si no se juegan adecuadamente, México se rezagará como lo ha estado haciendo.
En los últimos años, en lugar de ser un tejedor de alianzas y liderazgo, se ha convertido en un país envuelto en conflictos internacionales; ahí están los casos de Perú y Ecuador y el afán de apoyar dictaduras, regímenes autoritarios o poco democráticos. Pero, además, no asiste a eventos que no bastan con la presencia del canciller u otros secretarios de Estado, como a las reuniones generales de la ONU, o a las del G20, o a las de Davos o a otros países para reforzar alianzas.
Me temo que una de las causas principales de sus ausencias es que no tiene un avión que pertenezca al poder Ejecutivo y no contrariar al expresidente ni a su demagógica visión que asumió de que tener un avión es un lujo y no un elemento esencial de cualquier mandatario para hacer de su gobierno un gran gobierno.
Usted ajuste el menú que desea comer a bordo, pero los excesos del pasado no deben ser un motivo para que le limiten gobernar, también hacia el exterior.
¿Acaso las camionetas de lujo y blindadas que usa en sus giras nacionales, o bien, vivir en un palacio, no están justificados? Por supuesto que sí, porque son herramientas que la investidura presidencial demanda. Lo demás es solo demagogia, y esa postura del pasado la ha entrampado, le ha limitado sus funciones y comienzan a hacerle daño a México.
Aún le restan 5 años de gobierno, ¿no piensa viajar a Asia, Europa, Sudamérica y Norteamérica para posicionar a México en el mundo? Por los tiempos que vivimos, es urgente que México se asuma como líder regional y global, y si se quiere seguir creciendo económicamente y crear más áreas de oportunidad, tiene también que moverse por el mundo.
¿Presumir un aeropuerto como el AIFA, pero que la presidencia no tenga un avión no le parece una paradoja? Los aviones presidenciales siempre han sido un símbolo de poder, fuerza y personalidad. Estados Unidos tiene un Boeing VC-25A, Brasil un Airbus A319, España un Airbus A310, China un Boeing 747 y Boeing 737 y Rusia un Ilyushin Il-96-300PU, por poner algunos ejemplos. ¿Y usted, por qué no?