Trópicos

AMLO quiere controlar los estados

Hay una jugada dentro de los cálculos de AMLO rumbo a 2024: busca centralizar los votos desde la oposición en los estados para consolidar su futuro transexenal.

No cabe duda que ha sorprendido el pragmatismo del presidente Andrés Manuel López Obrador, que hasta a sus más fieles seguidores generó molestia al incluir en las filas de su 4T a dos opositores de cepa en lugar de impulsar a figuras cercanas a su movimiento.

Además del enojo, abrió sospechas porque a pesar de que el presidente no ha perdido oportunidad de aplaudir las gestiones de sus nuevos alfiles, la gente en sus estados opinó lo contrario en las pasadas elecciones del 6 de junio, ya que ambos gobernadores fueron derrotados en sus estados, uno es del PRI y el otro del PAN.

Se trata de Quirino Ordaz Coppel, quien concluye su gobierno en Sinaloa (PRI), y de Antonio Echevarría García, quien deja Nayarit (PAN). En ambos estados, Morena arrebató el trono a estos partidos y AMLO los premió: al primero con una de las embajadas más importantes que tiene México en el mundo, la de España, y al segundo, aún lo mantiene entre puntos suspensivos pero seguro algo bueno tendrá.

¿Qué hay detrás de esta polémica decisión? Aún no se sabe a plenitud, pero tampoco se pueden descartar hipótesis básicas en política.

Pudieron tratarse de enroques con quienes saben tratar con narco. Si esto es cierto, el presidente actúa como hicieron gobiernos anteriores: negociar para calmar las violentas aguas que mueve el crimen organizado. Un albur sin duda peligroso porque reforzaría la hipótesis de que el narco gobierna una quinta parte del territorio, como asegura la CIA.

Las visitas o acciones del presidente en Sinaloa, relacionadas al entorno del narco y a uno de los mayores cárteles del mundo, es donde más polémica ocasiona por tres motivos: dejar libre al hijo del Chapo Guzmán, saludar a la madre del Chapo Guzmán, y visitar Badiraguato, donde nació el Chapo Guzmán. Esas referencias no las ha tenido con ningún criminal, independientemente de sus pecados.

Pero hay otra jugada paralela dentro de los cálculos de AMLO rumbo a 2024: busca centralizar los votos desde la oposición en los estados para consolidar su futuro transexenal. Aunque no estará en la silla presidencial seguirá moviendo hilos desde La Chingada, su rancho en Palenque, a pesar de que jure que no lo hará. No sólo reforzará sus alianzas personales e influencias, sino que está reacomodando el tablero para seguir teniendo influencia en sectores clave, y uno de ellos está en el interior de las 32 entidades.

Al mismo tiempo, el pragmatismo del presidente abre de par en par las puertas para comprender la naturaleza de sus decisiones sobre quién será su apuesta final dentro de dos años, cuando inicien los procesos electorales. Si bien es cierto que en su corazón habita Claudia Sheinbaum, en su mente está Marcelo Ebrard. Un hombre como AMLO, normalmente ha hecho más caso al órgano vital que aloja las neuronas y no los sentimientos.

Es muy probable que López Obrador atraiga a más gobernadores. Ya lo hizo con Adán Augusto López, en Gobernación, quien además de ser su amigo, será su aliado más fiel a la hora de delinear estrategias fijadas más allá de los próximos tres años. Su apuesta es hacerse de hombres que controlen estados clave que le brindarán votos, estabilidad y acuerdos. Entiende la importancia de controlar municipios y estados, y no sólo a los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Además de las elecciones de 2024, ya piensa en comicios del próximo año, donde habrá cambio de gobernador en Tamaulipas (PAN), Oaxaca (PRI), Hidalgo (PRI), Aguascalientes (PAN), Durango (PAN), Quintana Roo (PRI). Quizá dentro de este póker de gobernadores ya esté repartiendo carteras para que cedan sus colores al guinda, unos por la buena y otros a base de denuncias, como es el caso del gobernador de Tamaulipas.

Toda esta acumulación de poder que busca el presidente deberá ser traducida en un triunfo contundente en 2024. Hasta el momento sólo hay dos figuras clave: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Ambos se mueven milimétricamente para hacerse notar y no quemarse en las llamas de las circunstancias políticas.

Semana a semana se miden ante la opinión pública. Marcelo Ebrard aventajó en las últimas al seguir destacando sus resultados con la agenda bilateral con EU, y con encuentros políticos y empresariales de relevancia. Para Sheinbaum no han sido buenos días, después del informe de la empresa DNV que dejó mucho que desear y la sospecha de que se manipuló el informe para evadir responsabilidades en cuanto al ineficaz mantenimiento a la colapsada Línea 12. Semana a semana, se irán midiendo los favoritos.

El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales.

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