Trópicos

El primer ‘round’ entre Sheinbaum y Ebrard

Hasta el momento sólo hay dos cartas evidentes, fuertes y que cuentan con el pulso del electorado y respaldo de AMLO: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard.

En realidad, lo que está en juego en la elección del próximo 6 de junio es la continuidad del proyecto llamado la cuarta transformación, que construyó Andrés Manuel López Obrador desde hace más de tres décadas, y que posicionó a través de Morena. Ahora, desde la presidencia, busca redimensionar y consolidar su plan, pero eso sólo será posible a partir de 2024. Estos primeros seis años, bajo su bandera guinda, serán insuficientes, en primer lugar, por la ambición de sus proyectos, y en segundo, por el caos que causó la pandemia por Covid-19, y que le obligó a cambiar el rumbo de sus prioridades.

Insuficientes para concretar sus cambios estructurales, él y su equipo lo saben. Por eso es importante leer entre líneas el árbol genealógico de los candidatos ganadores en la próxima elección y así comprender el linaje y fuerza de quienes aspiran a la presidencia a partir de 2024. Se juegan su base y estructura electoral, su liderazgo y confianza del presidente.

Andrés Manuel es un hombre selectivo, por lo que se encuentra depurando a su equipo sigilosamente, a unos los aparta y a otros los congela; por supuesto, a otros más los cobija y apapacha. Él sabe que los equilibrios políticos son clave para consolidar un fuerte frente que apoye a su elegido o elegida. Para sí mismo, abrió alianzas con empresarios, deportistas, personas del espectáculo. Hombres y mujeres de izquierda, pero también se rodeó de quienes formaron parte de la estructura ‘neoliberal’. Esta fórmula, la repetirá en beneficio de su heredero o heredera, a quien pretenderá blindar, además, con un equipo de incondicionales.

En política, sin pragmatismo no se gana. La selección del candidato o candidata en 2024 será un asunto personal, porque de ello depende su proyecto, su obra. El reacomodo en el tablero electoral a partir del 6 de junio, permitirá entrever qué grupos manejan las fuerzas políticas y sociales. A partir de estos resultados, AMLO comenzará a cuidar minuciosamente los pasos de su heredero o heredera. Tres años en los que le protegerá, le sabrá exponer cuidadosamente, e irá alineando a figuras clave, para que allanen su camino.

En estos momentos ya se operan las estrategias desde la Cancillería, Palacio Nacional, y por supuesto, desde el número 2 de la Av. Plaza de la Constitución. Las diversas maquinarias ya están encendidas, pero antes, hay que cruzar la ardua aduana del 6 de junio. Ebrard opera desde el frente nacional de Morena, a través de su fiel escudero Mario Delgado, mientras que Sheinbaum lo hace desde la amplia estructura política de la CDMX.

Según la encuesta de El Financiero publicada el día de ayer, en las 15 gubernaturas donde habrá elección, y donde Delgado fija su mayor apuesta, en 10 lleva la delantera. No obstante, en tres de esas 10, la contienda es cerrada: Sinaloa, Sonora y Michoacán. Por supuesto que la oposición tampoco asegura triunfos, incluso en las cinco donde aventaja, en tres le pisan los talones: Chihuahua, Nuevo León y San Luis Potosí. El péndulo electoral se juega en esos estados y también el prestigio de Mario Delgado.

Sheinbaum, por su parte, tendrá que convencer con una alta votación a favor de Morena y sus aliados en la Ciudad de México, no sólo para ratificar la fuerza en el Poder Legislativo local, sino para aumentar el predominio en alcaldías, y proporcionar un buen número de escaños a la Cámara de Diputados, donde a Morena le urge la consolidación de mayorías para que el presidente siga rediseñando la Constitución.

La relevancia en la continuidad del proyecto de AMLO significa, por un lado, el aterrizaje de sus proyectos, y por el otro, la implementación de su aún incierta ideología política que acumula muchas dudas sobre su naturaleza y origen. Su incesante crítica al pasado neoliberal no necesariamente le ha permitido definir una propia.

Para ambas cosas, hasta el momento sólo hay dos cartas evidentes, fuertes y que cuentan con el pulso del electorado y respaldo de AMLO: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Los demás naipes serán parte del elenco secundario, aunque importantes para arroparlos el día de mañana y el objetivo de llevarlos a la silla del Águila otros seis años.

Al presidente la pandemia no le cayó como anillo al dedo, todo lo contrario, le desestructuró sus tiempos… pero no sus proyectos. Por ello, para concluir sus obras y promesas como el Tren Maya, las refinerías, las Islas Marías, el crecimiento económico, la lucha contra la corrupción, inseguridad, pobreza, etcétera, lo que necesitará es más tiempo… tiempo que sólo podrá ganar con un candidato capaz de consumar sus tareas a partir de 2024.

El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales.

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