Abogado experto en marcas

¿Nintendo?

Entre todas las grandes empresas de videojuegos, Nintendo es quizá la que menos suele asociarse con la violencia explícita.

Es el 21 de agosto de 2016. En el centro del estadio de Maracaná hay un tubo verde del cual emerge una figura con sombrero rojo. Es el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, disfrazado de Super Mario. Así anunció que Tokio sería la siguiente sede de los Juegos Olímpicos.

Algunos se sorprendieron de que un mandatario aceptara disfrazarse de un personaje de videojuegos, pero la compañía Nintendo no es poca cosa para nuestros socios del oriente. Es la cuarta marca japonesa más valiosa (9 mil 197 millones de dólares) y la única de su género que se ubica en la lista de las 100 mejores marcas globales.

La compañía ha sufrido duros embates en la ‘mañanera’. Nuestro presidente la ha usado para referirse a los videojuegos nocivos: “Nuestros hijos se levantaban a ver a Chabelo… ahora, esos juegos de Nintendo, pura violencia”, dijo textualmente hace una semana.

Tengo 41 años, mi generación de hecho se levantaba viendo a Chabelo, el mayor promotor de comida chatarra de la historia. A finales de los ochenta también jugábamos Super Mario Bros. ¿Cuál de los dos nos hizo más daño?

La ironía es que, entre todas las grandes empresas de videojuegos, Nintendo es quizá la que menos suele asociarse con la violencia explícita.

Mientras otras plataformas como X-Box y Playstation se destacan por su amplio repertorio de juegos reservados para mayores de edad, Nintendo conserva un perfil orientado hacia el público infantil. Su famoso diseñador Shigeru Miyamoto logró dominar el mercado mediante juegos protagonizados por Link, Donkey Kong o Mario, personajes que nadie definiría como ‘violentos’.

No se equivoca nuestro presidente cuando señala que en México se han popularizado los videojuegos, pero sostener que esta actividad es la causa del incremento de violencia, es un postulado que difícilmente podrá demostrar.

En Estados Unidos también se ha discutido ampliamente el tema, el actual presidente Joe Biden incluso llegó a sugerir que podría implementarse un impuesto a los videojuegos violentos. Sin embargo, existe un precedente (Brown v. Entertainment Merchants Association) de la Suprema Corte de Justicia de EU, en el que se estableció que los videojuegos son manifestaciones artísticas, protegidas por la libertad de expresión y, ante la falta de evidencia de que generan violencia, no deben restringirse, al igual que no se restringen las películas, pinturas u otras obras de arte.

En una lógica similar, nuestro sistema legal establece que las restricciones a derechos fundamentales como la libertad de expresión, deben ser siempre idóneas para lograr su propósito. Si no está científicamente demostrado que los videojuegos provocan conductas homicidas, una medida que pretenda prohibirlos estaría injustificada y sería inconstitucional.

La vasta mayoría de los videojugadores no comete homicidios, pero si asumiéramos que algunos se convierten en homicidas gracias al ‘Nintendo’, también tendríamos que ponderar la influencia de las narcoseries, los narcocorridos y, en general, la narcocultura que sigue ganando terreno en todos los estratos de la sociedad mexicana. Allí es donde yo esperaría un rechazo tajante del gobierno.

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