188 propuestas con acciones, decisiones, orientaciones y recomendaciones ha planteado la Secretaría de Educación Pública para atender o revertir la crisis educativa por la que atravesamos, desde la “Estrategia Nacional para el Regreso Seguro a las Escuelas de Educación Básica” de mayo de 2021, pasando por la “Estrategia Nacional para Promover Trayectorias Educativas y Mejorar los Aprendizajes de los Estudiantes de Educación Básica (ENTE)” de abril de 2022 hasta las recientemente publicadas “Orientaciones a Directivos Escolares en marzo 2023″.
De esas 188 acciones, 17% están destinadas a atender el problema del abandono escolar. Entre las más relevantes son volver a activar el SISAT, que dejó de aplicarse en esta administración; focalizar en los niños, niñas y jóvenes en condiciones de alta vulnerabilidad; promover búsquedas activas y flexibilizar las normas de control escolar, entre otras. El 15% plantean cambios en las prácticas para mejorar los niveles de logro como la creación del plan de atención, centrarse en los contenidos realmente fundamentales, diversificar las estrategias de aprendizaje, reorganizar el trabajo pedagógico, etc. Otro 13% están orientadas a buscar mejorar la participación de los estudiantes, por ejemplo: considerar su opinión en el diseño del modelo híbrido e incorporar su voz en los Consejos técnicos escolares.
En cuanto al tema de la atención socioemocional 12% son propuestas destinadas adoptar actitudes de escucha activa empática sobre las necesidades emocionales, contar con diagnósticos y protocolo de atención socioemocional, reconocer la necesidad de atención del docente y ampliar las actividades más allá de los contenidos.
El 30% se dividen en buscan mejorar las condiciones de los maestros, mejorar la comunicación y participación con los padres de familia, realizar las evaluaciones diagnósticas y formativas, 1% son para señalar la importancia de financiar la infraestructura de las escuelas.
Ideas no han faltado, muchas de ellas, incluso, ofrecen oportunidades para el cambio educativo sin son realmente implementadas. El problema es que la mayoría han quedado en el papel, o peor aún, perdidas en algún correo electrónico sin seguimiento ni ejecución.
Encontramos un elevado nivel de incumplimiento por parte de la SEP y los gobiernos estatales sobre estos programas. Vistos por separado, podemos observar que únicamente la infraestructura y la evaluación han tenido avances y el resto no.
Garantizar el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes supone una transformación real en la vida de cada persona, que todas y todos estén en la escuela y permanezcan en ella al menos durante todo el ciclo de educación obligatoria, que aprendan en ella para que puedan desarrollar todas las habilidades cognitivas, sociales, emocionales y ciudadanas y que puedan participar plenamente en su proceso educativo, lo cual supone que se sientan bien para poder aprender y que cuenten con espacios y mecanismos para ejercer esa participación; es decir, para poder hablar de que el derecho a aprender está garantizado se necesita que sucedan cosas que permita que las NNJ estén, aprendan y participen pero ¿cómo puede suceder esto si las estrategias se quedan en el papel?
Tenemos una crisis educativa que se ve como una crisis de implementación y ejecución. Hay, al menos en el discurso, cierto nivel de acuerdo en que la pandemia y en específico el cierre de las escuelas trajo consecuencias negativas para la educación de NNJ; sin embargo, quedarse en el discurso y no atender con políticas públicas, estrategias y acciones concretas esta crisis, sólo logrará que los efectos sean mayores y de más largo plazo.
Podríamos estar emocionados ante tantas iniciativas, pero la emoción se convierte en exigencia cuando vemos que el avance en la realidad de las escuelas es mínimo. No queremos gran cantidad de propuestas sino acciones concretas que focalicen la atención del abandono escolar, de la recuperación de aprendizajes y del tema socioemocional con protocolos claros y presupuesto destinado a su ejecución.
La crisis educativa continúa, pero también, ahora tenemos la oportunidad de revertirla no en el papel sino en la vida de las NNJ. Exijamos que estas 188 acciones se prioricen en 3 estrategias puntuales para los 3 temas fundamentales que hoy requerimos, recuperación de aprendizaje, atención socioemocional y al abandono escolar. Que las decisiones públicas garanticen el derecho para todas y todos los niños, niñas y jóvenes en México.