Despertador

El PAN: la marca del retroceso

Personajes del panismo se presentan como amigos del feminismo, el medio ambiente y hasta de los pobres. Por desgracia, no son amigos del Diario de Debates del órgano legislativo local.

Secretario de Gobierno de la CDMX

Como si tratarán de exorcizar el estigma del conservadurismo, del retroceso, de la retrogradación que proyectan sus trayectorias, algunas figuras del panismo  trataron de hacer muy ostensible su presencia en el Día del Orgullo Gay.

Como curándose en salud. No vaya a creer la opinión pública que representan un riesgo de retroceso, de cancelación de derechos.

También ha sido ostentosa y estridente su presencia en las marchas feministas. Incluso algunas de ellas han acudido, ni más ni menos, que movilizaciones por el día mundial del aborto libre y seguro.

Parecen querer curarse en salud. No vaya a creer la opinión pública que representan un riesgo de retroceso, de cancelación de derechos.

Hace algunas semanas, el prestigiado editorialista Enrique Quintana, escribía en estas páginas un artículo titulado “Se necesita una candidatura de izquierda”. Era una forma de recomendarle a la oposición no aparecer en el 2024 con su rostro natural conservador, sino presentarse como una fresca alternativa progresista, pues todo lo que representan históricamente (desigualdad, pobreza, corrupción, pérdida de derechos) es precisamente lo que rechaza el electorado. Y si esa recomendación pareciera útil para la oposición conservadora a nivel nacional, con más razón lo es la capital de la República, la meca del progresismo en México.

Entonces vemos imágenes que parecen haber salido de la ciencia ficción: personajes del panismo capitalino que se presentan como amigos de la diversidad sexual, amigos del feminismo, amigos del medio ambiente, amigos de los pueblos originarios, amigos de los movimientos sociales, amigos del derecho a la protesta y hasta amigos de los pobres.

Por desgracia para ellos, no son amigos del Diario de Debates del órgano legislativo local, antes llamado Asamblea de Representantes y hoy Congreso de la Ciudad de México. En él están consignadas de manera formal todas las posturas que han expresado en tribuna, así como el voto que han emitido en contra de todas las reformas avanzadas que ha vivido la Ciudad de México.

Sin ánimo de hacer una amplia relatoría  menciono  algunos casos de debates y decretos relevantes.

En diciembre de 1997 se vota el Presupuesto de la Ciudad de México para incorporar la gratuidad del pasaje del metro para adultos mayores y personas con discapacidad, así como para distribuir libros de texto gratuitos en secundaria para el ejercicio 1998. El PAN vota en contra.

En septiembre de 1998 se aprueba el decreto para inscribir en los muros de Honor del recinto legislativo la frase: “A los mártires del movimiento estudiantil de 1968″. El PAN vota en contra y argumenta que “esos estudiantes no eran héroes”.

En 1999 se incorpora al Código Penal el delito de discriminación. El PAN vota en contra.

En abril del año 2000 se modifica el Código Civil para reconocer el valor económico del trabajo en el hogar, permitir a las mujeres casarse al día siguiente de haberse divorciado, obligar a los papás a reconocer a los hijos nacidos sin matrimonio de los padres, a penalizar la violencia familiar ocurrida fuera del hogar, entre otras reformas. El PAN vota en contra.

En agosto del 2000 se reforma el Código Penal para ampliar las causales de exclusión de responsabilidad penal en el caso de interrupción del embarazo. El PAN vota en contra.

En 2003 se aprueba la Ley de la Pensión Alimentaria de Adultos Mayores. El PAN vota en contra.

En 2006 se aprueba la Ley de Sociedad en Convivencia, para uniones libres de parejas del mismo sexo. El PAN vota en contra.

En 2007 se reforma el Código Penal para despenalizar por completo, durante las primeras 12 semanas, la interrupción del embarazo. El PAN vota en contra.

En 2009 se reforma el Código Civil para incorporar el matrimonio igualitario. El PAN vota en contra.

Pues sí, para triunfar en una Ciudad progresista conviene ser progresista, pero de verdad. Fingir no es una buena táctica, porque la historia ahí está. Y la marca del retroceso, también.

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