Razones y Proporciones

La maravillosa apertura al exterior

Cualquier marca extranjera de televisores, ropa, automóviles o electrodomésticos puede adquirirse en México, ya sea mediante importación o porque la producción final, gracias a la transferencia de tecnología vía la inversión extranjera directa, se realiza en el país.

Durante las últimas décadas, México ha experimentado una expansión espectacular en la variedad y calidad de bienes y servicios disponibles para el consumo, así como de bienes intermedios y de capital utilizables en la producción. Este avance ha sido posible gracias a la inventiva y a los cambios tecnológicos ocurridos en el mundo, pero especialmente, a la apertura del país al exterior.

Esta estrategia respondió a la necesidad de corregir las ineficiencias productivas heredadas de un modelo de desarrollo orientado “hacia adentro”, implantado desde la década de 1940, basado en la planeación gubernamental y la búsqueda de la autosuficiencia.

Para hacer frente a la crisis financiera derivada de los excesos de dicho modelo, México se embarcó en un proceso de liberalización unilateral del comercio exterior en los años ochenta del siglo pasado, mediante la reducción de barreras arancelarias y no arancelarias, así como la eliminación de subsidios y regulaciones a algunas industrias protegidas. Con la adhesión al GATT, acuerdo precursor de la OMC, el país se incorporó a un marco multilateral de reglas para el comercio y la atracción de la inversión.

En la década siguiente, México decidió remover gradualmente los obstáculos remanentes al comercio y la inversión con Estados Unidos y Canadá, mediante la firma del TLCAN, y, posteriormente, amplió la liberalización a un gran número de naciones con la suscripción de otros tratados.

Las siguientes dos estimaciones ilustran la apertura del país durante estos años: el arancel promedio aplicado, ponderado por comercio internacional, se redujo de 11.91 por ciento en 1991 a 1.62 por ciento en 2022; y la suma de exportaciones más importaciones de bienes y servicios respecto al PIB aumentó de 27 por ciento en 1983 a 88 por ciento en 2022.

El incremento en el bienestar social derivado de la apertura resulta evidente si se contrasta la accesibilidad y calidad de los productos para el consumidor en el lapso de los últimos 45 años.

Por ejemplo, en 1980 estaba prohibida la importación de televisores, ropa y textiles, calzado, electrodomésticos y automóviles, con escasas excepciones sujetas a engorrosos trámites, los cuales se prestaban a corrupción. La mayoría de estos productos se fabricaban en México, abarcaban pocas marcas y, con frecuencia, su calidad era insatisfactoria.

Sólo podían venderse unos cuantos modelos de automóviles, de seis marcas autorizadas que contaban con armadoras operando en territorio nacional. Se comerciaban televisores, videograbadoras, reproductores de casetes y equipos de música si estaban fabricados localmente. Las restricciones y la baja calidad de los productos nacionales impulsaban el contrabando de alternativas superiores del exterior.

En contraste, en 2025, virtualmente cualquier marca extranjera de televisores, ropa, automóviles o electrodomésticos puede adquirirse en México, ya sea mediante importación o porque la producción final, gracias a la transferencia de tecnología vía la inversión extranjera directa, se realiza en el país.

Actualmente, se ofrecen aproximadamente 35 marcas de automóviles, con gran variedad de modelos. La nacionalidad original de las marcas incluye a países tan diversos como Japón, Corea del Sur, China, Alemania, Francia, Italia, Suecia, Países Bajos, España, Gran Bretaña y Estados Unidos. Además, está disponible un sinnúmero de marcas extranjeras de televisores, reproductores, teléfonos celulares y equipos de música.

Asimismo, el aumento de las posibilidades de producción interna puede corroborarse al contrastar la disponibilidad y calidad de los bienes intermedios y de capital entre ambos años.

En 1980, por ejemplo, se restringía la importación de muchos insumos, como químicos especializados y componentes electrónicos, y de maquinaria y equipo, como computadoras de gran capacidad y dispositivos médicos de alta tecnología. En la actualidad, se puede importar cualquier bien intermedio, como chips electrónicos y aditivos químicos, así como bienes de capital, como computadoras personales y equipos médicos avanzados.

La apertura ha impulsado la modernización de la industria manufacturera, fortaleciendo su eficiencia mediante la especialización dentro de cadenas globales de suministro que conectan a muchos países. México ocupa el séptimo lugar a nivel mundial en términos de volumen de exportación de manufacturas.

Ante tan importantes beneficios de la apertura, México debe evitar la tentación de adoptar medidas proteccionistas, como los aranceles que en fechas recientes ha venido imponiendo a países con los que no mantiene acuerdos comerciales. Las ventajas del comercio dependen, en gran medida, de la disposición del país a importar productos, servicios y conocimiento.

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