Razones y Proporciones

Los costos de restringir la subcontratación laboral

La prohibición del ‘outsourcing’ difícilmente alentará el empleo, lo cual resulta particularmente grave, tomando en cuenta la anemia prevaleciente en el mercado de trabajo.

De acuerdo con la estimación oportuna del Inegi, durante el tercer trimestre de 2021 el PIB de México se contrajo 0.2 por ciento respecto al trimestre inmediato anterior, con base en datos ajustados por estacionalidad.

Esta caída interrumpe una tendencia de incipiente mejoría, registrada durante los cuatro trimestres previos, que no logró recuperar el nivel de producción del primer trimestre de 2020. El rezago productivo se amplificó, ya que el valor real de la actividad económica en el tercer trimestre de 2021 resultó igual al observado en el mismo lapso cinco años antes.

El descenso del PIB obedeció exclusivamente al debilitamiento de los servicios, los cuales se redujeron 0.6 por ciento, mientras que los sectores agrícola e industrial aumentaron 0.7 por ciento.

De hecho, debido a que los servicios representan más de 60 por ciento de la actividad productiva, las variaciones del PIB en los últimos trimestres han reflejado, en gran medida, la evolución de ese sector.

Por ahora, no se cuenta con información sobre qué actividades podrían haber impulsado mayormente la disminución de los servicios. Sin embargo, los datos del IGAE hasta agosto permiten cierta inferencia.

Con base en las series desestacionalizadas de este indicador, los servicios se redujeron 0.2 por ciento en julio y 2.6 por ciento en agosto. Entre los subsectores que mostraron una mayor disminución, destacan el de comercio al por mayor y, en menor grado, el de transporte e información en medios masivos.

Estos segmentos parecen reflejar la desaceleración del comercio exterior, especialmente de las exportaciones automotrices, derivada principalmente de los problemas de abasto de insumos esenciales, como los semiconductores.

Asimismo, la flojedad de estas y otras actividades durante agosto, como la de esparcimiento y otros servicios, parecen responder a la agudización de los contagios de la pandemia por Covid-19, cuyo pico ocurrió en el referido mes.

Sin embargo, con mucho, el subsector que mostró la mayor contracción fue el de servicios profesionales, dirección de corporativos y de apoyo a los negocios, con caídas de 10 por ciento en julio y 31.4 por ciento en agosto.

El descenso de estas últimas actividades es extraordinario por dos razones. Por una parte, el desplome de agosto es el más hondo para un mes desde 1993, cuando se inició su registro. Por otra, las caídas de julio y agosto profundizan la disminución ocurrida durante el segundo trimestre.

Este subsector incluye la subcontratación laboral, conocida comúnmente como outsourcing, la cual consiste en la provisión de mano de obra de una empresa para el servicio de otra.

El derrumbe de las actividades de outsourcing obedece a la imposición de limitaciones para su ejercicio, mediante cambios a ocho ordenamientos legales aprobados en abril, que entraron en vigor en septiembre, ambos del presente año.

Entre otros aspectos, las nuevas disposiciones prohíben la subcontratación, con excepción de servicios y obras especializadas que no formen parte del objeto social ni constituyan una actividad “preponderante” de la beneficiaria. Además, equiparan el outsourcing ilegal con defraudación fiscal e imputan una responsabilidad solidaria a la empresa contratante si la proveedora no cumple con las obligaciones de seguridad social.

Aunque obedece a la intención de beneficiar al trabajador, la supresión legal del outsourcing implica necesariamente costos. Específicamente, las nuevas regulaciones han frenado la reanimación de la economía en un contexto de prolongada debilidad. Su efecto ralentizador se ha observado desde que se aprobaron las nuevas reglas y se aceleró justo antes de su entrada en vigor.

Además, dado que el outsourcing proporcionaba un servicio útil y legal de administración de personal a un sinnúmero de empresas, es probable que su prohibición tenga un efecto adverso permanente sobre la eficiencia y el dinamismo de la producción. La dificultad de detectarlo no implica su inexistencia.

Finalmente, como ocurre por lo general con las restricciones laborales, la prohibición del outsourcing difícilmente alentará el empleo, lo cual resulta particularmente grave, tomando en cuenta la anemia prevaleciente en el mercado de trabajo. Por ejemplo, según la ENOE, el número de personas ocupadas en septiembre de 2021 fue inferior en 639 mil al de marzo de 2020, después de haberse reducido en un millón 285 mil durante agosto y septiembre del presente año.

El freno en la recuperación económica y la persistente debilidad laboral en México confirman los efectos adversos de las prohibiciones gubernamentales. La economía solo podrá acelerar su crecimiento con un marco de política económica que sea favorable a la iniciativa de los particulares.

Exsubgobernador del Banco de México y autor de Economía Mexicana para Desencantados (FCE 2006).

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