Costo de oportunidad

Muy tristes para ser felices

La violencia no está de manera explícita en el reporte sobre la felicidad de la ONU; sin embargo, Afganistán es el lugar menos feliz del planeta.

El Reporte sobre la felicidad mundial 2022 de las Naciones Unidas, un esfuerzo liderado por el economista Jeffrey Sachs, salió a la luz pública hace algunos días, en una edición conmemorativa de los diez años desde su primera publicación. El reporte existe gracias a que Bután, pequeña nación budista, avanzó en las Naciones Unidas la resolución 65/309, adoptada por la Asamblea General el 19 de julio de 2011, invitando a los gobiernos nacionales a “dar más importancia a la felicidad y el bienestar en (…) el desarrollo económico y social”.

La publicación del reporte pasó desapercibida, en una semana en que México debatía si necesitamos más años de presencia militar en la seguridad pública, y que se coronó con el artículo de Peniley Ramírez en Reforma sobre el informe sin censura de los hechos de Ayotzinapa. Los 43 difuntos en los hechos de finales de septiembre de 2014, no pueden ser felices ya, por haber perdido la vida. Si pasaron a mejor vida, es una cuestión de fe; pero que murieron, es un hecho irrebatible. Los familiares de estos 43 jóvenes aprendices de forajidos ciertamente no estarán felices jamás. Los mexicanos que siguen al gobierno actual sin razón pero con mucha fe, jamás estarán felices, y repiten sin cansancio el mantra de los corifeos gubernamentales: “¿Quién filtró esta información? ¡Es una falta inexcusable, una revictimización!” Yo me fui a dormir un poco menos triste de que la prensa libre publicó evidencia que mostrara que el jefe político del municipio y algunos mandos castrenses estaban metidos hasta el fondo en negocios ilícitos, cosa que muchos sospechábamos, pero que definitivamente se encubrió. Nadie merece morir así. La alta probabilidad nos hace infelices a los mexicanos, estoy seguro.

Pero regreso al reporte. Sachs y sus colegas explican la felicidad, medida como emociones positivas y negativas en una encuesta de Gallup, la Escalera de Cantrill, como una función de seis variables independientes. 1. El ingreso per cápita. Si el dinero no es lo primero, como dice el presidente López, seguro es lo segundo, o lo tercero. 2. El apoyo social. La red de protección social, pública o privada, gubernamental o familiar, es básica para ser feliz. 3. Esperanza de vida al nacer. Si el dinero no es la felicidad, la salud sí lo es. No es igual nacer en una social democracia escandinava y enfermarse, que la misma situación en Estados Unidos, peor aún en México. 4. Libertad para hacer elecciones de vida. Si tengo que ser minero, o no puedo salir de mi pueblo, o volver a él, o al presidente de mi país le parece mal que yo aspire a tener más de dos pares de zapatos, tenemos un problema. Pero también es un problema para ser feliz si la sociedad se opone a mis elecciones de vida. Algunos ejemplos: estudiar antes de formar familia, o emigrar, o vestirme como Edy Smol, o tener preferencias sexuales diferentes. 5. Generosidad. Los países donde la gente es generosa son más felices. No estoy seguro de que el individualismo que odia el presidente, necesariamente sea falta de generosidad. Simplemente veamos cuántas asociaciones sin fines de lucro hay en Estados Unidos y en México. 6. Percepciones de corrupción. Si uno trabaja y paga impuestos para que se conviertan en riqueza de la clase política, y además no hay mecanismos legales para el castigo, se acumula frustración. Las sociedades con alta prevalencia de corrupción no podemos ser felices.

México está en la posición 46. Por debajo de España (29), Uruguay (30), Panamá (37), Brasil (38), Guatemala (39), Chile (44) y Nicaragua (45). Somos más felices que los hermanos latinoamericanos que viven en El Salvador (49), Honduras (55), Argentina (57), Colombia (66), Bolivia (71), Paraguay (73), Perú (74), Ecuador (76) y Venezuela (108).

Ser latinoamericano es casi una garantía de infelicidad. Por otra parte, ser rico ayuda mucho: los primeros 20 lugares son Finlandia, Dinamarca, Islandia, Suiza, Países Bajos, Luxemburgo, Suecia, Noruega, Israel, Nueva Zelanda, Austria, Australia, Irlanda, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, República Checa, Bélgica y Francia. No todos son ricos, pero casi. El promotor de la medición, Bután, no está en el ranking. Cuba tampoco.

Mañana alguien va a salir con que la felicidad se mide por el índice de suicidios, por el número de comediantes, por el consumo de alcohol. La violencia no está de manera explícita; sin embargo, Afganistán es el lugar menos feliz del planeta. Debatamos después de leer el informe en https://happiness-report.s3.amazonaws.com/2022/WHR+22.pdf

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