Fuera de la Caja

‘Back to the future’

Muchos asociaron las recientes imágenes de Kabul a las que conocemos de Saigón en 1974, después de la derrota de Vietnam. Pero aquella fue una derrota, lo de ahora es un abandono innecesario.

En el futuro, es posible que se considere la semana pasada como el momento en que se definió todo un periodo histórico. El fin de semana del 8 de agosto, Barack Obama celebró su cumpleaños número 60; el siguiente fin de semana, Estados Unidos abandonó Afganistán. Entre ambos eventos, me parece, se ha derrumbado la legitimidad estadounidense.

Empiezo por el segundo, que todos conocen. En un esfuerzo por limpiar la casa antes del 20° aniversario del ataque a las Torres Gemelas, Joe Biden decidió retirarse de Afganistán. Es difícil imaginar una peor forma de la que vimos. Muchos asociaron las imágenes de Kabul a las que conocemos de Saigón en 1974, después de la derrota de Vietnam. Pero eso fue una derrota, lo de ahora fue un abandono. Sin necesidad.

Los defensores de Biden afirman que no podía quedarse Estados Unidos eternamente en Afganistán, asumiendo el costo financiero y humano de la ocupación; que Trump ya había anunciado el retiro; que nunca debieron haber ido; que Bush se equivocó en la estrategia. Todo eso puede ser cierto, pero la salida ocurrió ahora, bajo la dirección de Biden, y el resultado es desastroso. Lo es en términos humanos, porque se abandona una población, que había confiado en Estados Unidos, en manos de terroristas medievales. Lo es en términos estratégicos, porque se muestra, con toda claridad, que ningún aliado puede confiar en Estados Unidos. Lo es en materia geopolítica, porque Estados Unidos abandona su única posición en Asia Central. No se gana nada a cambio del desastre.

Pregunte usted qué país estará dispuesto a apoyar a Estados Unidos de aquí en adelante. ¿Los europeos querrán participar en acciones conjuntas en las que después serán abandonados? De golpe, resulta más confiable China o Rusia, y no porque esas naciones hayan cambiado, sino porque Estados Unidos sale del mapa.

Para los militares estadounidenses, la amenaza más importante en los últimos años no era China ni Rusia, ni mucho menos Irán o Corea del Norte. Era la falta de apoyo interno lo que les preocupaba. La atribuían a Trump, con razón, pero ahora pueden estar seguros de que Trump era sólo un síntoma, y no una causa (aunque fuese un catalizador). El problema es mucho mayor.

Aquí viene a cuento el cumpleaños de Obama. Poco se supo en México, e incluso en Estados Unidos, las notas desaparecieron con rapidez, pero el expresidente festejó a todo trapo sus seis décadas. Lo hizo en su mansión de Martha’s Vineyard, que dicen tiene un valor de 12 millones de dólares, con centenares de invitados de la farándula, a lo largo de tres días. La fortuna que ha acumulado Obama es considerable, y explicable, gracias a sus conferencias, libros y asesorías. Lo que no es tan fácil de entender es cómo una persona que construyó su carrera política descalificando a las élites celebrase de esa manera.

Esta columna criticó a Obama, desde sus años como presidente, por su falta de visión geopolítica, pero su impulso a una política social diferente al interior de Estados Unidos parecía no sólo respetable, sino encomiable. Lo ha tirado a la basura.

En esa semana, el muy vulnerable centro político estadounidense se vino abajo. Lo que nos queda son los extremistas de ambos lados del espectro. El ya conocido Trump y su versión juvenil, Ron DeSantis, o el también muy famoso Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez. Nada bueno puede esperarse de ellos.

Esto era lo que más preocupaba a Fuera de la Caja, que al ascenso del populismo siguiera el derrumbe del centro. Como ocurrió hace 80 años, vienen tiempos muy, muy difíciles en todo el planeta. Realmente espero estar equivocado.

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