Sobremesa

Un whisky para Lozoya

En 2013, Emilio Lozoya presumía de haber denunciado el primer caso de corrupción del sexenio de Peña; el discurso no le duró. Vamos, ni medio suspiro.

La siguiente difusión de testimonios corresponde a una entrevista que sostuvo Emilio Lozoya Austin con cuatro personas que, por razones de seguridad, mantendré en el anonimato. Era una tarde calurosa del mes de mayo de 2013, en el piso 44 de la Torre de Pemex.

La entrevista de 70 minutos se centró en que ‘Milo’ presumía haber denunciado el primer caso de corrupción del que sería el sexenio más corrupto de la historia en México, sí, el de Enrique Peña Nieto, y del cual él, Lozoya, fue el ícono.

Pemex argumentaba que en el contrato firmado con el Consorcio del Proyecto Cadereyta (Conproca), en el cual participaron la coreana SK Engineering y la alemana Siemens, existieron sobornos, anomalías y sobrecostos en la ejecución del proyecto, por lo que la paraestatal demandó (mayo 2013) en Estados Unidos a varios políticos y a las mismas empresas.

Lozoya precisaba que revisaría la actuación de César Nava, titular de la Oficina del Abogado General de Pemex durante el gobierno de Vicente Fox y quien llevó parte de la defensa de la entonces paraestatal contra Conproca.

“Yo no estoy acusándolo a él, pero me da la impresión que más por pendejo que por ratero. También porque estudió leyes en la UP, desde ahí está mal. Yo lo que necesito es romperle la madre a estos cabrones, que se pasaron de XXX de una forma brutal…”, vociferaba.

El entonces director de Pemex quería revertir una sentencia de la Corte Internacional de Arbitraje de París por trabajos realizados y entregados en tiempo y forma por las empresas trasnacionales. Así pues, con toda su furia, aseguraba que los delitos no expiraban –ojo, son sus palabras y creencias–; entonces decía: “Por qué chingados no voy a poner las ilegalidades que se cometieron hace años, no ha prescrito la corrupción”.

Palabras más, palabras menos, Lozoya Austin insistía: ¿crees que me interesa embarrarlo (a César Nava) en el Pacto por México y ponerlos en problemas? Por supuesto que no. “Te voy a decir una cosa, si me das un whisky… (el gobierno federal) tiene que trabajar bien con ellos (PAN), si tú me dimensionas el tema de la reforma (energética)…”, reflexionaba.

¡Es indignante! ¡Es verdaderamente indignante!, arremetía

En aquellas fechas, aunque ya se escuchaba que cobraban por citas, nadie imaginaría el escándalo mundial de Lava Jato de Odebrecht y los 10.5 millones de dólares que Emilio Lozoya se embolsó o las múltiples transferencias que cayeron en cuentas de su familia, como las del efímero mezcalero Juan Lozoya.

Por favor, haga una pausa, y como decía Lozoya en la misma entrevista, vamos a tomarnos un whisky.

“Las cosas tienen que cambiar aquí… en México no hay una ley que te permite de una forma más seria combatir la corrupción en casos de este estilo, pues es un caso evidente, escandaloso…”, puntualizaba un exfuncionario que, según él, practicó 10 años de boxeo con Finito López.

“Lo voy a seguir puteando hasta que negocien... Darle una puteada a Siemens y a los coreanos en su reputación y afectarles sus operaciones en el exterior a través de Estados Unidos, pegarles al corazón…”, atacaba Lozoya. ¡Así, tal cual lo están leyendo!

Una de las personas presentes en la plática preguntaba: ¿qué dice tu padre? Tu padre era un señor bastante calmado y bastante más político que tú, a lo que Emilio contestó: “Mi papá fue empresario también, tenía laboratorios y todas esas cosas, era político con una visión de eficiencia. Lo heredé, la neta es que sí lo heredé, el horror por el coyotaje, cabrón, si te crías en un lugar donde la honradez y los principios son una parte importante”.

“Pero hay tantas cosas tan divertidas por hacer, en verdad te digo, pero necesitas también mantenerte con una mente propositiva, porque hay tanta podredumbre”, concluía.

En julio de 2015, Pemex publicaba un comunicado que informaba que tenía que pagar 296 mdd a Conproca, consorcio que se encargó de la reconfiguración de la refinería de Cadereyta (año 1997).

Por cierto, y aunque no estén para saberlo, déjenme contarles que el audio completo de esta reunión fue entregado a Enrique Peña Nieto a principios de abril del año 2013. Las reacciones al interior de Los Pinos no fueron alentadoras para quienes la escucharon. El búmeran lo había lanzado Lozoya y años más tarde sus mismas palabras podrían aplicar a lo que hizo con Odebrecht, claro, sin el whisky que tanto se quería tomar cuando soñaba con acabar con la corrupción.

El golpe de pecho no le duró nada. Vamos, ni medio suspiro.

Bien reza el dicho:

Nadie escarmienta en cabeza ajena, pues qué tal que el viernes andaba tan campante Froy Gracia, pieza fundamental en las citas y licitaciones durante la gestión de ‘Milo’ en Pemex, degustando sus sagrados alimentos en el exclusivo restaurante KYU, de inspiración asiática, en Polanco.

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