El Globo

‘Es el Trump mexicano’

México será una vez más la piñata favorita de los republicanos en EU, mientras que aquí los ‘amlovers’ gritarán consignas contra el imperio yanqui.

Se incrementa el tono de asperezas y tensiones con distintas instancias estadounidenses.

El Presidente recibió ayer a un grupo de legisladores (demócratas y republicanos) frente a quienes, según han revelado, desplegó su versión a ultranza de la defensa de la soberanía. El tema energético, el del maíz, que ya provocó la solicitud formal de consultas, y el muy delicado tema del fentanilo.

AMLO instalado en AMLO, predicador, ideólogo, defensor abstracto de los derechos humanos.

Los congresistas, especialmente los republicanos, extremadamente molestos con lo que, a su juicio, es una actitud regresiva en materia del TMEC y claramente proteccionista, cuestionaron al Presidente, quien contestó, como usted sabe: con vaguedades, los cultivos transgénicos que causan daños a la salud –que nadie ha podido comprobar–, el abuso de las compañías extranjeras en materia de energía y que sí, que tienen razón, y que ya tiene previsto un plan para combatir el fentanilo y evitar que llegue a territorio americano.

El embajador Ken Salazar, oficioso e institucional, declaró al salir que, “a pesar de los desacuerdos” –evidencia explícita de que los hubo–, México y Estados Unidos siempre serán aliados y socios por su geografía y bla, bla, bla… ¿qué iba a decir?

Los republicanos han elevado el tono de su inconformidad con las políticas del presidente de México. Señalan con insistencia su inclinación proteccionista y lo que consideran “la escalada de políticas discriminatorias que favorecen dramáticamente a la empresa estatal de servicio eléctrico y a la de gas y petróleo”, como se desprende de una nueva carta del Instituto Americano del Petróleo, de la Asociación Americana de Energía Limpia y de la Asociación Nacional de Manufactureros.

Es la número 31 que diversas organizaciones envían a la representante comercial Katherine Tai, en demanda de enérgicas acciones para detener la tendencia anticompetitiva y anti-TMEC del gobierno de México.

No es nuevo, pero el tono de la conversación y el malestar se incrementan de forma negativa para López Obrador y para el país como potencial destino de inversiones.

El muy reconocido editorialista Fareed Zacharia, de CNN y Times Magazine, de corte conservador, ha emitido en días recientes un análisis editorial que enumera los tropiezos y fracasos de la administración de López Obrador: desastre en contención de la pandemia (uno de los más altos índices de fatalidad en el mundo); políticas económicas fallidas: 4 millones de mexicanos se han sumado a las filas de la pobreza; fracaso en combate a los cárteles de la droga y ha atacado a instituciones políticas mexicanas.

En opinión de Zacharia, AMLO es un demagogo populista que nos remite a los “líderes fuertes de países latinoamericanos” y que ha detenido el potencial económico de México.

Remató su editorial televisiva con “López Obrador es el Trump mexicano”.

Nada que para los medios mexicanos, los analistas serios y las instituciones que miden el avance de la pobreza y el fracaso contra el Covid, resulte novedoso.

Pero es muy penoso y lamentable escucharlo de un extranjero cuando hablan de nuestro Presidente.

Se acabaron las sonrisas –disimuladas–, los aparentes abrazos de los tres ‘amigous’ y otros gestos de amabilidad y tolerancia. La insistente tónica provocadora de AMLO ha logrado permear incluso a los reacios republicanos, quienes con frecuencia se resisten a prestar atención a otros asuntos que no sean domésticos.

El problema es que AMLO ya se convirtió en un problema doméstico. Los daños a las inversiones americanas, los potenciales perjuicios a los agricultores del maíz transgénico (80 por ciento del maíz que se produce en Estados Unidos) y ahora, con extrema gravedad, el fentanilo como precursor de la muerte de 108 mil estadounidenses en 2022.

Los republicanos insisten en señalar el tema del fentanilo como un asunto de seguridad nacional, por el grave daño que inflige a su seguridad interna.

AMLO juega a la demagogia, a quererse “marear a los gringos” de la misma forma que hace con millones de mexicanos cuando les dice que vamos bien, que la pandemia se controló y que el tema del maíz o la energía no violan el TMEC: ¡miente el señor Presidente!, con cinismo, con irresponsabilidad al argumentar la soberanía como instrumento para violar un acuerdo comercial.

El canciller Ebrard, al servicio del caudillo –que no de México– y en aras de conquistar su simpatía final para la candidatura, fue a Estados Unidos a instruir a todos los consulados y representantes diplomáticos mexicanos que ataquen la campaña republicana contra México.

Mal se va a poner el asunto hacia las elecciones presidenciales de los dos países.

México será, una vez más –lo hemos dicho ya– la piñata favorita de los republicanos, mientras que aquí, los ‘amlovers’, gritarán consignas antiyanquis y contra el imperio.

De regreso a las políticas de 1970. Antes de los acuerdos comerciales, las alianzas para la seguridad hemisférica y los diálogos migratorios. Todo a la basura por la ideología y la demagogia.

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