Académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Panamericana

Sam Altman, un barón industrial en pleno siglo XXI

Sam Altman busca entrar en el mercado de los microchips, para lo cual requiere la impresionante suma de 7 trillones de dólares, equivalentes a siete millones de millones de dólares.

Sam Altman, el fundador y director ejecutivo de OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, ha reconocido una barrera significativa en su misión. Ha declarado que es imposible alcanzar el objetivo de su empresa con los recursos actualmente disponibles en el planeta. Y, ¿cuáles son estos recursos? Los microchips. Estos pequeños componentes son esenciales para la vida moderna, presentes en todo, desde juguetes hasta maquinaria pesada.

El objetivo de OpenAI es lograr la creación de la inteligencia artificial general, es decir, una entidad que piense y razone de manera similar a los seres humanos. No obstante, el poder de cómputo disponible actualmente para OpenAI, y en general para el mundo, parece insuficiente para este ambicioso objetivo. Empresas como Microsoft, Google y Meta están en busca de estos chips especializados que se utilizan para entrenar modelos de IA. Estos chips, tradicionalmente procesadores gráficos creados por Nvidia, explican por qué dicha empresa se ha convertido en una de las más valiosas del planeta. Recordemos que, en la fiebre del oro, quienes vendían picos y palas eran quienes hacían negocios. Ese es el papel de Nvidia en el actual auge de la IA, vender las herramientas con la cual se hacen los programas.

Sam Altman busca entrar en el mercado de los microchips, solicitando a varios inversores, incluida Arabia Saudita, la impresionante suma de 7 trillones de dólares, equivalentes a siete millones de millones de dólares. Esta cifra es aproximadamente cuatro veces el Producto Interno Bruto (PIB) de México. La razón detrás de esta solicitud es la ambición de construir plantas que fabriquen y procesen chips, con un coste aproximado de 10 mil millones de dólares cada una. Tener acceso a estas plantas permitiría a OpenAI convertirse en el líder indiscutible de la carrera por la IA, superando las actuales limitaciones de chips disponibles en la Tierra.

Es importante destacar que, de lograrlo, Sam Altman no solo controlaría el producto final entregado al consumidor, sino toda la cadena de valor, desde la extracción de materiales hasta la visualización en pantalla. Este nivel de integración sería sin precedentes y, en mi opinión, debería evitarse. OpenAI se transformaría en un titán que combinaría las tres industrias más importantes de la electrónica moderna.

Mientras tanto, en México, Carlos Slim ha ofrecido una conferencia de prensa donde menciona que su empresa estrella, América Móvil, opera con pérdidas desde hace varios años, lo cual sorprende dado que Slim es el hombre más rico del mundo. Esto me lleva a reflexionar sobre el Grupo Carso, que, a pesar de ser un líder en México, no parece tener una estrategia clara de innovación en torno a datos e IA. Recientemente, Elías Ayub, uno de los directivos del grupo, anunció varias vacantes relacionadas con datos para Uno TV. Será interesante ver si logran crear una empresa central de datos que aproveche las distintas áreas del mayor grupo empresarial de México.

El autor es académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Panamericana.

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