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El PAN y sus retos

El PAN tiene gran cantidad de retos que vencer para regresar a ser una fuerza organizada y vigorosa. De entrada, se enfrenta a sí mismo, hecho del que no ha salido bien librado últimamente.

Es claro que el enemigo del presidente López Obrador es el PAN, los panistas. Los odia. A los del PRI los entiende, se lleva bien con ellos. Él mismo fue priista muchos años, sus raíces políticas son priistas, sus referentes también. En su discurso anticonservador y demás está metido el PAN. Es el discurso del priismo de los 50 y 60. El PAN, por su parte, siempre tuvo de némesis al priismo, hasta que un grupo de expriistas fundó otro partido y el panismo se entendió con el priismo y su enemigo se volvió López Obrador y sus ramificaciones.

El PAN tiene una gran cantidad de retos que vencer para regresar a ser una fuerza organizada y vigorosa. De entrada, se enfrenta a sí mismo. Es un reto del que no ha salido bien librado en las últimas ocasiones en que lo ha hecho. La elección de dirigente para ese instituto político no será ningún paseo democrático ni una lección de conceptos o de altura política. Es muy probable que veamos insultos y agresiones, acusaciones graves, señalamientos sorprendentes y, como viene siendo costumbre en ese partido de un tiempo a la fecha: una buena muestra de la decadencia que impera en la organización de la derecha mexicana. Ayer el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, anunció que no participaría en la contienda porque no encontraba “las condiciones democráticas” para participar en esa elección. Mala señal. Lo seguro es que Marko Cortés se va a reelegir y ese partido tenga un liderazgo gris. No es vital que tenga un buen líder de dirigente, pero hubiera ayudado.

En las negociaciones en la Cámara de Diputados sorprende que, de inicio, el PRI saliera ganón cuando es el partido que tuvo un pésimo desempeño electoral en la pasada elección. Rubén Moreira, claro símbolo de una clase política corrupta y primitiva, se quedó con la titularidad de la Jucopo, y los panistas creen que les conviene aparecer el próximo año o hasta el siguiente. Curiosa forma de negociar y llevar la batuta. Ya les están viendo la cara y apenas van llegando.

Por otro lado, los grupos de poder en el PAN deberían tener un código de conducta medianamente cumplible y no poner candidatos que solamente causan indignación. Es el caso de un candidato panista que se quiso hacer pasar por indígena y que fue exhibido en su tranza y fue eliminado por el Tribunal Electoral (como publicó Salvador Camarena en su columna en este diario). Lo mismo sucede con un candidato en Guanajuato, que fue acusado de cometer una violación como parte de sus festejos por el triunfo. También se le impidió tomar posesión y ya está enfrentando un juicio. Más aún, el director jurídico de Marko Cortés era candidato suplente del que pretendía estafar con la representación indígena y también le quitaron la candidatura. No tienen pudor para la tranza y Cortés tampoco lo tiene para protegerlos.

Sin asideros políticos y, claramente, sin ideas políticas, el panismo da tumbos y el día de ayer un grupo de senadores panistas anunció que firmó una carta en la que se comprometía a “detener el avance del comunismo en el mundo”. Quién sabe en qué época vivan pero eso es lo de menos, se tomaron la foto muy contentos con el representante de un partido de ultraderecha en España, Vox, un partido racista, xenofóbico y que linda abiertamente con las formas fascistas. Esa foto es una vergüenza. En el PAN cada quien hace lo quiere por lo que se ve y la dirigencia no sirve de nada más que para reelegirse.

En el colmo, en la encuesta de Reforma de esta semana el panismo tiene problemas para tener candidatos a la Presidencia. Por un lado, sólo tiene dos que figuran: Margarita, que no es militante del partido, y Ricardo Anaya, que por razones comprensibles está escondido en el extranjero. Una no los representa y el otro no puede representarlos. Mientras. lo panistas luchan contra el comunismo mundial y cosas por el estilo. Qué estupidez. Así no va a llegar lejos. A lo mejor es lo que quieren: competir siempre por el tercer lugar con el PRI.

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