Post-verdad Digital

La soberbia presidencial

La soberbia de López Obrador hace mantener la esperanza de que México sobreviva al sexenio aún como una nación medianamente democrática.

Al inicio de la actual administración una de las previsiones que se hacían es que no solo íbamos a padecer una agenda golpista y contraria a la democracia, las instituciones y prácticamente a todo lo que no sea la voluntad presidencial; también íbamos a padecer la evidente ignorancia y mediocridad de la mayoría de los miembros de la cuarta transformación, ya que muchos de ellos solo tenían experiencia en organizar marchas o como mantenidos del presupuesto de los gobiernos de izquierda y no contaban con una formación académica o profesional.

Esta mezcla de ignorancia y mediocridad es real, y en más de una ocasión ha jugado en contra de las imposiciones y berrinches del presidente y sus funcionarios públicos. Pero hay otro factor que ha sido todavía más relevante para que hoy sigamos teniendo esperanza de que México sobreviva al sexenio aún como una nación medianamente democrática y ese factor es la soberbia de López Obrador.

No olvidemos que al inicio de su sexenio y gracias a una elección DEMOCRÁTICA, no solo ganó la presidencia, sino que también tenía con sus aliados esa mayoría constitucional en el Poder Legislativo que hoy tanto añora. En ese momento, sin problema, habría podido destruir al INE, a la Suprema Corte e incluso ampliar su mandato.

¿Por qué no lo hizo? Porque estaba seguro de poder repetir esta mayoría constitucional en 2021 y seguramente su plan era dejar los temas escabrosos para el final de su mandato, cosas como su estrategia para cumplir su, cada día más obvia, tentación de mantenerse en el poder más allá de su sexenio, era algo que se veía innecesario de subir a la discusión pública en 2019 o 2020.

Sin embargo, es evidente que no ha renunciado a esas aspiraciones de poder transexenal, solo que ahora ya no tiene tantas opciones para lograrlo, de hecho, solo le quedan dos. La primera es mantenerse gobernando a través de Claudia Sheinbaum, quién no solo le debe todo a López, sino que en un sentido real no cuenta con un equipo, una infraestructura de gente, que le sea leal a ella y no a su patrón. Este escenario nos explicaría por qué Marcelo Ebrard nunca será el candidato de Morena, porque él sí tiene ideas propias y una estructura de incondicionales que le ayudarían en una eventual presidencia. Ebrard no está en los planes de AMLO porque Ebrard no necesita a AMLO.

La segunda opción es una bomba nuclear, en la que se impone por la fuerza a través del Ejército con el pretexto de garantizar su transformación de cuarta. Este supuesto escenario se ve lejano, pero ¿para qué le está dando tantas cosas al Ejército? ¿En serio son a cambio de nada? ¿Qué gana el Ejército con operar nuestras aduanas o el tren maya o los aeropuertos o una línea aérea? La única respuesta que tenemos hoy es que ganan dinero y poder, o sea tentaciones. De hecho, López Obrador se ha aprovechado de la indiscutible lealtad que tienen los miembros de las Fuerzas Armadas hacia la figura presidencial, el más reciente ejemplo es la expropiación de facto de las líneas férreas de Grupo México en el istmo, un acto que es claramente dictatorial.

El asunto de estas concesiones al Ejército es grave y seguramente serán un tiradero de dinero con cargo al pueblo mexicano. Si lo pensamos un poco, nunca hemos hablado de si la nueva línea aérea o el tren maya serán empresas funcionales y cuánto dinero van a generar o a cuánta gente van a atender, de hecho, en el único ejemplo que tenemos de una “empresa” creada por este gobierno y dirigida por el Ejército es el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), en el que solo vemos un enorme fracaso al que desde el primer día se le mantiene con subsidios. Esto es lo que pasa cuando los personajes clave hacen las cosas pensando en su soberbia y no en servir a las personas. Mal augurio para las nuevas empresas estatales.

En política siempre está este juego de acuerdos de “yo te doy a cambio de” y hoy no está claro a cambio de qué se están otorgando estos millonarios regalos al Ejército, lo único seguro es que estamos a punto de conocer la verdad. Y que el presidente, como ejemplo del estereotípico mediocre, dejó todo para el final y ahora va a tratar de sacarlo todo mal hecho, a la fuerza y en el último minuto.

En otras latitudes digitales…

El tema del jugador del Real Madrid, Vinicius Junior, que constantemente sufre ataques y gritos racistas en los estadios españoles, ha ayudado a subir la conversación y las denuncias sobre este doloroso tema no solo en la nación ibérica, sino en todo el mundo. España anda confundida, es increíble que una parte de su población piense que el pueblo español es solo de gente blanca y rubia, deberían agradecer la enorme riqueza que les ha dado ser un crisol de culturas y razas que se puede ver en los rostros de su población y en muchas de sus tradiciones más representativas. De entrada 800 años de presencia otomana no pasan en balde. Ojalá le dejen estos problemas de validación e identidad a las verdaderamente racistas naciones anglosajonas.

Jesús De los Ríos es profesor de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana.

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