En el espejo de Washington

El muro ‘va de nuez’

El anuncio de que la administración Biden ha tomado iniciativas legales para reanudar la construcción del muro, es una señal ominosa de que el vecino está perdiendo la paciencia.

Al arranque de su administración, Joe Biden afirmó que no construiría un solo metro del muro que divide a Estados Unidos de México. Se acaba de echar para atrás.

La relación entre ambos países tiene múltiples dimensiones de actuación. Hay temas luminosos y temas sombríos.

Muchos de los temas luminosos, por ejemplo, los vinculados a la integración económica y las oportunidades de prosperidad compartida, se han estado conversando durante la semana en el evento North Capital, llevado a cabo por segundo año en la Ciudad de México, como una excelente iniciativa promovida por la US Mexico-Foundation. Es importante seguir las ideas, propuestas y acciones concretas que se generen en este encuentro.

Al mismo tiempo, la plana mayor de la administración Biden (Anthony Blinken, secretario de Estado; Merrick Garland, fiscal general, y Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Interior) visita México para reunirse con el presidente López Obrador y sus contrapartes mexicanas para tocar algunos de los temas sombríos de nuestra relación común.

De acuerdo con las declaraciones preliminares de los altos funcionarios estadounidenses, el tema central es el fentanilo, la poderosa droga que está provocando miles de muertes por sobredosis a lo largo y ancho de su país.

De las poco más de 100 mil muertes por sobredosis registradas el año pasado, tres de cada cuatro son atribuibles al fentanilo. Los fallecimientos causados por este fármaco son ya la principal causa de muerte en Estados Unidos entre las personas menores a 45 años.

Las personas que nacimos en los sesenta siempre supimos que la droga más adictiva y peligrosa que se vendía en las calles era la heroína. El fentanilo es 50 veces más potente. Por esta razón, muchas de las muertes son fulminantes.

Precisamente por su potencia es que bastan pequeñas cantidades para causar mucho daño. Pequeños paquetes que son muy difíciles de detectar y que pueden cruzar las fronteras (aéreas y terrestres) muy fácilmente.

Por eso es muy injusto e impreciso vincular el trasiego de fentanilo con los asuntos migratorios. Los migrantes no son ni remotamente el principal canal para transportar dicha droga.

Sin embargo, las baterías de los candidatos republicanos a la presidencia, a la que se suman gobernadores, alcaldes y legisladores, están juntando los dos temas, los cuales deben tratarse por separado para realmente generar soluciones pertinentes.

Trump capitaliza el caos en su frontera sur con la devastación que sufren muchas comunidades a causa del fentanilo. DeSantis toca el tema un día sí y al otro también, e incluso ha propuesto enviar militares a México para atacar a los cárteles. Nikki Haley también lo ha hecho. Y estos tres personajes son los que ocupan el podio en las encuestas; claro, Trump muy arriba de ambos.

Mientras tanto, el presidente López Obrador se ha dado el lujo de descuidar y maltratar la relación, basado en la mala idea de que Estados Unidos y la administración Biden nos necesitan enormemente para ayudarles a procesar la compleja dinámica migratoria.

Ser vecinos del gigante estadounidense no es ni una maldición ni una bendición en sí misma (contrario al famoso dicho de Porfirio Díaz: “pobre de México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”).

Centrarnos más en la luz que nos puede arrojar la cooperación, la colaboración y la integración y menos en la sombra que se produce en el terreno del conflicto, de la desconfianza y de una visión ideologizada de la geopolítica, es clave hacia adelante para construir una plataforma de desarrollo conjunto y no una incierta dinámica basada en ocurrencias y coyunturas particulares.

La visita de Blinken, Garland y Mayorkas es un claro mensaje de la importancia que pone Estados Unidos en esta problemática, lo hace por el efecto de la campaña electoral, pero también porque los problemas no son inventados sino totalmente reales. Por lo tanto, requieren seriedad y visión de largo plazo para ser atendidos. Menos echar culpas, aventarse la bolita y más soluciones conjuntas.

En este marco, el anuncio de que la administración Biden ha tomado iniciativas legales para reanudar la construcción del muro, es una señal ominosa de que el vecino está perdiendo la paciencia.

Por este motivo, la expectativa de lograr acuerdos y dar paso a una colaboración estrecha (no por ello blandengue o entreguista) es la única esperanza para detener la espiral descendente que actualmente sufre la relación binacional.

El autor es CEO Founder LEXIA Insights & Solutions.

Guido Lara

Guido Lara

CEO Founder LEXIA Insights & Solutions.

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