Perspectiva Global

¿Qué le depara 2026 a México? (I)

Lo que le depara 2026 a nuestro país es: Revisión del T-MEC; mejores perspectivas de crecimiento; un poco más de consolidación fiscal; ‘joroba’ inflacionaria al inicio del año; y agenda política relativamente ligera.

Desde la Copa del Mundo FIFA hasta los debates que están emergiendo en torno a la masificación del uso de Inteligencia Artificial (AI), su impacto en el empleo de corto plazo y la instrumentación de política monetaria, llevo tres semanas utilizando este espacio para comentar sobre lo que considero que será lo más relevante a nivel global el año que está por comenzar (“¿Qué nos depara 2026?”,I, II y III, los pasados 2, 9 y 16 de diciembre). Hoy comento en particular sobre lo que considero que le depara 2026 a nuestro país, también en cinco puntos: (1) Revisión del T-MEC; (2) mejores perspectivas de crecimiento; (3) un poco más de consolidación fiscal, con “tranquilidad” sobre Pemex; (4) ‘joroba’ inflacionaria al inicio del año que complicará el ciclo de baja de tasas a Banxico; y (5) agenda política relativamente ligera. En la columna de hoy ahondaré sobre el primer punto y la semana que entra sobre los cuatro restantes.

(1) Revisión del T-MEC. Otro año en donde lo más relevante que experimentará México es la revisión del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). En algún momento se pensó que podría haberse dado una ‘revisión temprana’ del T-MEC este año, sobre todo por los comentarios que llevó a cabo al respecto el presidente de nuestro país vecino del norte, Trump. De hecho, las autoridades mexicanas -encabezadas por los Secretarios de Economía, Ebrard, y de Seguridad y Protección Ciudadana, García Harfuch-, así como un conjunto de empresas, ya han sostenido un sinnúmero de reuniones con el Representante de Comercio de los Estados Unidos (USTR), Greer y el Secretario de Comercio, Lutnick, así como con legisladores y gobernadores de varios estados. Asimismo, una gran cantidad de empresas establecidas en los tres países miembros han escrito “cartas trilaterales” a legisladores, así como al USTR y al Departamento de Comercio de los Estados Unidos, urgiendo que se le dé continuidad al T-MEC. Sin embargo, por más avances que haya habido en estas conversaciones, la fecha oficial de inicio de la revisión conjunta está programada para el miércoles 1 de julio de 2026. De esta manera, el periodo de incertidumbre sobre el marco legal que rige la relación comercial entre nuestro país, EU y Canadá prácticamente se extenderá a todo el 2026.

Considero que dos variables continuarán siendo afectadas por este tema: (a) Tipo de cambio peso-dólar. El peso ha tenido un comportamiento destacado este año, parte por la debilidad generalizada del dólar, pero también por la fortaleza relativa de México con respecto a otros países emergentes, incluyendo aspectos fiscales, así como el hecho de que se considera que México será de los países más beneficiados de la fragmentación del comercio mundial. No obstante lo anterior, el peso podría reflejar mayor volatilidad en 2026 conforme nos acerquemos al 1 de julio. Sobre todo si el presidente Trump lleva a cabo anuncios repentinos como “se termina el T-MEC”, aunque después comente que “…se tendrán acuerdos bilaterales con México y Canadá” y terminemos el año con un T-MEC trilateral revisado. En este sentido, el consenso de los analistas sobre el nivel de tipo de cambio en la más reciente que lleva a cabo mensualmente el Banco de México se encuentra en 19.23 pesos por dólar para fin de 2026; y (b) inversión. Salvo en algunos casos en donde había que terminar proyectos iniciado en el pasado reciente, la mayoría de las empresas relacionadas con el T-MEC no han llevado a cabo inversiones desde 2024 debido a las elecciones tanto en México, como en EU, máxime cuando ganó Morena las supermayorías legislativas y Trump estuvo en la boleta. Es muy factile que la revisión del T-MEC provoque que una gran cantidad de empresas continúe posponiendo sus decisiones de inversión.

En mi opinión, los tres grandes rubros que se discutirán en la revisión del T-MEC serán: (i) Seguridad, particularmente el desmantelamiento del tráfico de fentanilo, pero más ampliamente sobre reducir el poder del crimen organizado, sobre todo después de seis años de “abrazos, no balazos”, que permitieron su expansión indiscriminada; (ii) migración. Sobre todo en cuanto a la labor que ha tenido la Guardia Nacional desde 2019 en no permitir que lleguen los migrantes a la frontera sur de los Estados Unidos; y (iii) evitar a toda costa que los productos producidos en China utilicen a México como vía para llegar a EU sin llevar a cabo el pago de aranceles correspondientes. De aquí también la importancia de los aranceles que México va a imponer a importaciones provenientes de países con los que no se tienen tratados comerciales, principalmente China, el próximo 1 de enero. De esta manera, considero que a finales del año tendremos un T-MEC revisado y que si bien ya no regresaremos al mundo de los aranceles cero, sí creo que las importaciones que lleva a cabo EU desde México sí enfrentarán aranceles, pero serán menores que los que pagan las importaciones desde la zona Euro o Japón.

La gran pregunta, en mi opinión, es si los beneficios de la reubicación de líneas de producción hacia México o nearshoring 2.0, van a poder compensar o sobrecompensar la incertidumbre que generará tanto esta revisión, como la probabilidad de que haya más revisiones en el camino, incluso ya teniendo firmada la revisión del T-MEC. Además del buen manejo del discurso y las acciones que ha emprendido la presidente Sheinbaum, considero que es necesario ir más allá de la narrativa y mejorar el ambiente de negocios en nuestro país para poder atraer más inversión hacia México.

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