Perspectiva Global

Entendiendo los altos niveles de inflación en la actualidad

La menor oferta de ciertos productos, aunado al cambio en los modelos de producción, llevarán al mundo a un equilibrio con mayores precios y con un muy posible golpe al crecimiento.

La inflación anual en México se ubicó en 7.7 por ciento en abril, el nivel más alto que hemos observado desde enero de 2001. El choque inflacionario que estamos experimentando se debe principalmente a tres factores: (1) Una serie de choques inflacionarios transitorios provocados por la pandemia. Estos incluyen: (a) La caída de la producción y del consumo cuando se llevaron a cabo los encierros masivos, así como por el ausentismo que prevaleció durante varias etapas de la pandemia; (b) la deficiente planeación de la producción en muchas empresas ante la gran incertidumbre que se vivió por mucho tiempo; y (c) el cambio de patrones de consumo en donde los consumidores reasignaron su gasto de servicios (e.g. cine, teatro, restaurantes) hacia bienes (e.g. computadoras, aparatos de gimnasio, consolas de videojuegos). Cabe destacar que a diferencia de la mayor parte de servicios, una mayor demanda por bienes requiere insumos y transportación. Estos tres factores causaron fuertes disrupciones en las cadenas de suministro y cuellos de botella significativos. Cabe señalar que al haber observado choque tras choque de carácter transitorio, ha hecho que el proceso inflacionario que estamos experimentando ya no sea tan transitorio como cada choque por sí mismo; (2) fuerte impulso de la demanda por el gran estímulo fiscal y monetario a nivel global. Cabe señalar que, por ejemplo, comparado con el estímulo que observamos después de la crisis económica financiera global de 2008-2009, en esta ocasión el estímulo fue mayor, más generalizado y vino acompañado por estímulo fiscal que hizo que el dinero sí llegara al ciudadano de a pie, en países en donde se instrumentó; y (3) la invasión rusa a Ucrania, y la serie de sanciones económicas que se han impuesto a Rusia y algunos países afines.

La guerra ha causado nuevas disrupciones a las cadenas globales de suministro que en algunos casos se perciben de carácter temporal (e.g. producción de grano en Ucrania), pero que en algunos otros rubros podría llegar a ser permanente (e.g. oferta de fertilizantes, petróleo y gas de Rusia). Pero no solo es esto. Como he comentado en este espacio anteriormente, considero que hay un tema estructural: el mundo cambió el pasado 24 de febrero (’Siete consecuencias económicas de la guerra’, 15 de marzo). El mundo se encuentra viviendo un proceso ya sea de ‘desglobalización’ o una pausa en el proceso de globalización. Así, la regionalización del comercio y el cambio de los esquemas de producción ‘justo a tiempo’ (just in time) con un nivel muy bajo de inventarios, podría reconvertirse en un modelo de ‘por si acaso’ (just in case), enfrentando mayores costos por sostener inventarios y tener modelos de producción menos flexibles. La menor oferta de ciertos productos, aunado al cambio en los modelos de producción, llevarán al mundo a un equilibrio con mayores precios y en la transición a mayores niveles de inflación, junto con un muy posible golpe al crecimiento.

Este complejo escenario nos ha llevado a niveles de inflación que no observábamos en más de cuarenta años en Estados Unidos y en más de veinte años en varios países de Latinoamérica , incluyendo México. Los países están atajando el fenómeno inflacionario utilizando política monetaria restrictiva. En los países emergentes los bancos centrales ya llevan meses instrumentando una política monetaria restrictiva, mientras que las autoridades monetarias de los países desarrollados han tardado en iniciar. En los mercados emergentes, el Banco Central de Brasil (BSB), el Banco Central de Chile (BCCh), el Banco Central de la República de Colombia (Banrep) y el Banco de México (Banxico), entre otros, ya han elevado la tasa de referencia de manera significativa. Sin embargo, el Banco de Inglaterra, así como el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), entre otros, apenas acaban de iniciar sus ciclos de alzas de tasas hace poco y han enviado señales de que pudieran ser todavía más restrictivos, mientras que el Banco Central Europeo (ECB) se encuentra planeando cuándo va a iniciar.

Hemos observado una serie de choques inflacionarios tan sui generis que están haciendo que la tarea de los bancos centrales se esté tornando mucho más compleja. Tal es la complejidad que como comenté en este espacio la semana pasada, una gran cantidad de gobiernos se han sumado a los esfuerzos para atajar la inflación con varias acciones del lado de la política fiscal y regulatoria (’Sobre el combate fiscal a la inflación’, 3 de mayo). Bien instrumentados, estos esfuerzos pueden apoyar en el ataque a la inflación. No obstante lo anterior, aun con esto y la restricción de los bancos centrales es factible que el mundo viva con mayores niveles de inflación mientras el mundo transita y se ajusta al nuevo paradigma macroeconómico y geopolítico.

* El autor es economista en jefe para Latinoamérica del banco Barclays y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México.

* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.

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