Perspectiva Global

¿Qué significa el crecimiento de casi 20 por ciento del PIB en 2T21?

El PIB de México no sólo creció debido a la reapertura más rápida de lo anticipado a principios de este año, sino también al impulso que han dado los estímulos de EU.

El Inegi publicó el viernes pasado la tasa de crecimiento del PIB para el segundo trimestre de 2021 (estimación preliminar). La economía de nuestro país creció 19.6 por ciento en 2T21 con respecto al segundo trimestre de 2020 (2T20). Parece ser una tasa muy alta, pero hay que tomar en cuenta que justo en el segundo trimestre del año pasado es cuando más impactaron las políticas de confinamiento por la pandemia de Covid-19 en la economía. Es por ello que esta tasa de crecimiento de casi 20 por ciento refleja mayormente la apertura que hay de la economía, con respecto a lo poco que estaba funcionando hace un año. Sin embargo, si queremos analizar la dinámica del crecimiento económico actual −es decir, cuánto estamos creciendo más allá de la reapertura económica−, entonces tenemos que ‘voltear a ver’ la tasa de crecimiento trimestral. En este sentido, el PIB de nuestro país creció 1.5 por ciento con respecto al primer trimestre de 2021. ¿Es mucho? ¿Es poco? ¿Regular?

Como siempre, ofrecer una respuesta a esa pregunta depende mucho del ‘cristal con el que se mira’. Podríamos decir que 1.5 por ciento es una tasa alta, si la comparamos con el 0.5 por ciento que ha crecido trimestralmente en promedio el PIB en los últimos 20 años. Podemos también decir que 1.5 por ciento es ‘mucho’ si tomamos en cuenta que en nuestro país no hubo apoyo fiscal significativo para atajar la pandemia, como sí ocurrió en la mayoría de los países del mundo. Asimismo, podríamos decir que 1.5 por ciento trimestral es una tasa alta debido a que crecimos a pesar de que la narrativa gubernamental en torno al sector privado y algunas acciones (e.g. cancelación de la obra en construcción de la cervecería Constellation Brands en Mexicali), así como la serie de iniciativas legislativas antimercado que se han propuesto −y que afortunadamente no se han aprobado−, han generado un ambiente de altísima incertidumbre, minando así la inversión, que se encuentra en niveles de 2011.

Afortunadamente el PIB de México no sólo creció debido a la reapertura más rápida de lo anticipado a principios de este año, sino también al impulso que han dado los estímulos fiscal y monetario en los Estados Unidos. Por un lado, los seis paquetes de estímulo fiscal que se han aprobado en los últimos 18 meses en nuestro vecino país del norte suman cerca de 27 por ciento del PIB, un estímulo sin precedentes. Adicionalmente, los legisladores estadounidenses están por aprobar un programa de infraestructura que también podría beneficiar a México. Por otro lado, mantener la tasa de interés de política monetaria prácticamente en cero e inyectar liquidez por 120 mil millones de dólares mensualmente −además de otras facilidades monetarias− también han servido para estimular la economía estadounidense, así como la mexicana. Así, estos estímulos económicos en EU han permeado a la economía mexicana impulsando las manufacturas de exportación, el consumo −vía las remesas−, y más recientemente por el turismo, que ha crecido significativamente, particularmente en los destinos de playa de nuestro país.

Sin embargo, podemos decir que la tasa de 1.5 por ciento fue ‘baja’, si tomamos en cuenta que la economía estadounidense creció 1.6 por ciento en 2T21, con respecto a 1T21. Claramente vimos al US Bureau of Economic Analysis publicar una tasa de crecimiento trimestral de 6.5 por ciento. ¿Entonces por qué 1.6 por ciento? Esto es porque la tasa de 6.5 por ciento se encuentra anualizada (casi como si la multiplicáramos por cuatro). Si la ‘desanualizamos’ (casi como dividirla entre cuatro), nos da 1.6 por ciento (la forma correcta de hacerlo es [(1+0.065)^(1/4)]-1). Regresando al calificativo de crecimiento ‘bajo’, lo comento porque en Estados Unidos el consenso de analistas anticipaba una tasa de crecimiento de 8.4 por ciento (anualizada) y la tasa de 6.5 por ciento (o 1.6 por ciento desanualizada) se tomó como una decepción. Asimismo, aun con esta ‘decepción’, el nivel de actividad económica en Estados Unidos ya está por arriba de los niveles prepandemia, mientras que en México el PIB se encuentra 1.3 puntos porcentuales por debajo de niveles pre-Covid (1T20). Cabe destacar que esto no toma en cuenta que el PIB se encuentra 3.6 puntos porcentuales por debajo del pico más reciente de actividad económica, que ocurrió en el tercer trimestre de 2019 (3T19). En este sentido, si bien es muy factible que el PIB de México se encuentre en niveles de antes de la pandemia a finales de este año, todavía va a faltar camino por recorrer para poder alcanzar el nivel de actividad económica del pico más reciente.

Hacia delante, no hay duda de que existen retos importantes para el crecimiento de México, como la tercera ola de contagios de Covid-19 −propiciados principalmente por la variante Delta−, así como el ambiente de incertidumbre que todavía prevalece y que afecta negativamente la inversión. No obstante lo anterior, considero que la probabilidad de que el PIB de México crezca al menos 6.0 por ciento este año, continúa siendo alta.

* El autor es director general adjunto de Análisis Económico, Relación con Inversionistas y Sustentabilidad de Grupo Financiero Banorte, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía Mexicana.

* Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.

COLUMNAS ANTERIORES

Guerra Fría 2.0
Desaceleración económica: ¿tendencia o bache en el camino?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.