Francisco Javier Acuña

La ruta de la privacidad

Privacidad es el término más correcto para envolver la vida privada a partir de testimonios y registros permanentes y efímeros que merecen ser resguardados porque son confidenciales.

El 28 de enero se conmemoró el Día Internacional de la Protección de los Datos Personales. Sin embargo, decidimos en el INAI, en coordinación con el InfoCDMX y el Sistema Nacional de Transparencia, dedicar la efeméride bajo un concepto poco usado en nuestro país: privacidad. Mi compañera Josefina Román y un servidor coordinamos los eventos en la sede del INAI y en las entidades federativas.

Apenas en 2010 nació la primera legislación federal sobre la materia: la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, que cobró vigencia en 2011. A una década pareciera que vivimos en otro mundo y, sin duda, es así. La evolución de las tecnologías de la información en esos diez años es difícil de sintetizar, la dependencia masiva de la sociedad mundial en los dispositivos celulares y, desde ellos, en las redes sociales y el consumo de satisfactores en línea, nos han hecho cautivos digitales.

México, a través del INAI, preside la Asamblea Global de la Privacidad a partir de 2021 y hasta 2024; hablamos de la máxima conferencia internacional que reúne a 130 autoridades nacionales y subnacionales en esta materia; desde esa condición de liderazgo urge que la legislación federal que regula la protección de los datos personales entre particulares sea reformada, para que se actualicen las previsiones que permitan que estemos al nivel de los países que cumplen con los estándares óptimos para la satisfacción del derecho a la vida privada de los habitantes de esta nación.

Reitero, deberíamos acostumbrarnos a identificar el derecho a la vida privada de cada persona con el término privacidad; naturalmente, la ruta de la privacidad indica el rumbo que debemos seguir para mantener lo conseguido y alcanzar lo que falta para ubicarnos en el primer circuito de países con esas condiciones democráticas de mayor densidad.

Privacidad es el término más correcto para envolver la vida privada a partir de testimonios y registros permanentes y efímeros que merecen ser resguardados porque son confidenciales. A esos registros los conocemos de modo genérico como datos personales. La gama de datos personales es amplia y variada por su contenido. En conjunto revelan parte de la vida privada de las personas a las que se pertenecen. En el mundo se denomina autoridades de la privacidad a las agencias que como el INAI promueven y garantizan el ejercicio consciente y responsable de los datos personales.

Los datos personales son estuches de información confidencial, algunos refieren situaciones íntimas de los que viven experiencias conjuntas; otros son fragmentos o imágenes de los rasgos físicos, se trata de los datos biométricos: el iris, la huella dactilar, la voz, el mapa corporal o facial y las demás características físicas de las personas como las señas particulares: un lunar, una cicatriz, un tatuaje; además, existen datos sensibles asociados al estado de salud, datos genéticos de cuyo análisis se pueden desprender indicadores y niveles en fluidos corporales como saliva, sangre, orina, etcétera. Además, están los datos patrimoniales y financieros que juegan un papel capital, son altamente codiciados, los hackers, que cada vez son más habilidosos, los coleccionan para el robo de identidad (suplantación de identidad).

El INAI emprende la ruta de la privacidad reforzando el permanente esfuerzo de difundir y alentar a la sociedad a aprender a cuidar su privacidad.

El autor es comisionado del INAI.

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