Francisco Javier Acuña

Filtran datos de enfermos con cáncer en Twitter

Definitivamente no fue conveniente propiciar que las evidencias del desabasto de medicamentos se subieran a la red social.

Comisionado del INAI

Subieron y circularon datos de los más delicados. Los enfermos y sus familiares pusieron las imágenes de sus recetas, para responder a una diputada federal que solicitó en Twitter evidencias del desabasto de medicamentos en clínicas y hospitales públicos.

Aquello en el contexto de la máxima cumbre de protección de datos personales, cuya sede virtual fue México del 18 al 21 de octubre, justo en el día en que se concretó que nuestro país a través del INAI asumía la presidencia de la Asamblea Global de Privacidad 2021-2023.

El INAI es la máxima autoridad administrativa en materia de protección de datos personales en poder de las autoridades e instituciones públicas de la federación (más de 800 sujetos obligados) y de las transgresiones a la privacidad que ocurran en todo el país por parte de personas físicas o empresas en perjuicio de otros particulares. Al margen de las especulaciones:

1.- Evidentemente fueron los pacientes directamente o sus familiares, incluidos menores de edad, de enfermos de cáncer quienes subieron a las redes sociales, concretamente Twitter, desde sus cuentas personales: fotografías de recetas médicas en las que naturalmente aparecen sus nombres completos, su edad, su padecimiento, el fármaco prescrito por el médico que emite la receta y su RFC, y, encima de la receta con una inscripción en sello de tinta que señala que tal medicamento es INEXISTENTE en la clínica o establecimiento público en el que se presume han sido atendidos o deberían serlo por así corresponder, los pacientes de referencia.

2.- A lo visto, la legisladora intentaba asegurarse que no se tratara de acusaciones inexactas o falsas; sin embargo, la polémica causada por sus comunicaciones en Twitter sobre el tema, se profundizó porque, además, circuló las estampas fotográficas de tales recetas sin testar los datos que hicieran identificables a los pacientes desde su cuenta personal.

3.- La interrogante obligada es, ¿si los mismos titulares de sus datos personales, al subirlos a la red social, otorgaron consentimiento para que otros los difundieran? La respuesta es un categórico no. La legislación establece que para tratar datos personales de terceros en general, especialmente datos sensibles como éstos por ser de estado de salud y en algún caso de menores, se requiere un consentimiento expreso.

4.- Seguramente los pacientes o los familiares de pacientes que subieron las fotografías de sus recetas lo hicieron por la impotencia de hacer valer su situación de abandono y así dejar constancia plena en los términos que lo requirió la parlamentaria, pero eso no implica que su información personal confidencial expuesta en redes ya sea pública y menos aún publicable a partir de su colocación en sus cuentas de Twitter.

5.- Definitivamente no fue conveniente propiciar que las evidencias del desabasto de medicamentos (recetas) se subieran a la red social en la que se comunicó el escepticismo por la legisladora y menos, aunque, sin testar los datos de los pacientes, los circulara, porque eso encuadra en una forma de maltrato de esos datos, aunque esa no fuera la intención.

Urge reforzar la sensibilización del cuidado riguroso de nuestros datos personales −tarea eterna del INAI−, pero especialmente, con los servidores públicos, incluidos legisladores e impartidores de justicia.

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