Leer es poder

Desplantes patrioteros

Amenaza o realidad, lo cierto es que, gracias a la tolerancia o complicidad con los criminales, el gobierno anterior y el actual han colocado a México en la peor situación diplomática en más de un siglo.

¿Qué quiere decir Sheinbaum cuando, frente a las amenazas de Estados Unidos de atacar las bases de los narcotraficantes situadas en nuestro territorio, alude al himno nacional? Quiere decir guerra. Un soldado en cada hijo te dio. Guerra contra los Estados Unidos.

No dice que protestaremos ante instancias y foros internacionales. No amenaza con romper relaciones diplomáticas. No amenaza con interrumpir el flujo comercial. Dice: guerra. Guerra contra la nación más poderosa del mundo.

Pero Estados Unidos no quiere invadir México. No amenaza a nuestro gobierno ni a nuestras instituciones. La amenaza va dirigida contra los narcotraficantes. Así que lo que dice Sheinbaum es: si Estados Unidos se atreve a atacar a nuestros narcotraficantes, les declaramos la guerra.

La afirmación anterior no tiene ningún sentido, salvo retórico. Es un desplante banal de la presidenta. Sobre todo porque no se nos está amenazando con invadir nuestro territorio, sino con lanzar misiles y drones contra las bases de los narcotraficantes. ¿Cómo puede México hacer frente al lanzamiento de misiles desde barcos y submarinos, que son los que actualmente están situados frente a las costas mexicanas? Un soldado en cada hijo te dio, dice Sheinbaum, pero no contamos con sistemas antimisiles. Mexicanos al grito de guerra, dice con ingenuidad la presidenta, pero México no cuenta ni siquiera con un plan de seguridad nacional, según explicó en una comparecencia ante el Senado el general de brigada de Estado Mayor y experto en seguridad de la Sedena, José Alfredo Ortega Reyes.

Así, cuando Sheinbaum dice que ante cualquier ataque de Estados Unidos a nuestros narcos, los mexicanos atenderemos “el grito de guerra”, ¿qué está diciendo en realidad? ¿Que llamará a López Obrador para que haga frente al ataque? “Solo regresaría de mi retiro si hay una invasión”, declaró AMLO en junio del año pasado. ¿A qué regresaría? ¿Acompañado de Taibo y Salmerón encabezaría un ataque a Columbus?

El riesgo del ataque es real. El que lo dude puede leer el reportaje de Kevin Maurer y Asawin Suebsaeng en The Rolling Stone (15.Ago.25): “El equipo de Trump está elaborando planes para atacar a México”.

¿Por qué los mexicanos nos levantaríamos para defender a los narcotraficantes? ¿Por qué defender a los causantes de más de 200 mil muertos en los últimos siete años y más de medio millón desde que Calderón les declaró la guerra? ¿Por qué vamos a defender a los causantes de decenas de miles de desaparecidos? A los extorsionadores, a los secuestradores, a los torturadores, a los traficantes de personas, a los narcotraficantes, ¿por qué tenemos que defenderlos?

Se entiende que en Morena quieran defenderlos porque han financiado sus campañas y les han ayudado a ganar elecciones, pero la inmensa mayoría, que no votó por Morena, ¿por qué tiene que sacrificarse por quienes han ejercido extrema violencia contra nuestra sociedad?

Es probable que Estados Unidos esté emplazando barcos destructores, submarinos y sobrevolando con aviones espías y drones nuestro territorio, además de filtrar información a los medios, solo para amenazarnos, para que el gobierno mexicano se atreva a romper el pacto con el crimen organizado, para que finalmente proceda a investigar y procesar a los políticos que todos saben que están involucrados o tienen relaciones con los grupos delictivos. Es probable que solo se trate de una amenaza. Pero también es probable que lancen un ataque con drones y misiles.

Amenaza o realidad, lo cierto es que, gracias a la tolerancia o complicidad con los criminales, el gobierno anterior y el actual han colocado a México en la peor situación diplomática en más de un siglo.

Hace frente a esta amenaza uno de los equipos gubernamentales más torpes y limitados que ha padecido nuestro país: ineficaces, corruptos, patrioteros, ignorantes de nuestra historia. Peor aún: nuestra actual clase gobernante, por ideología, fue formada en el desprecio y odio hacia los Estados Unidos. Desconocer la naturaleza del enemigo es el peor de los pecados en una confrontación.

¿Enemigo? Hay suficiente evidencia de que el TLC fue planeado en los Estados Unidos para favorecer a México: nada mejor para la seguridad nacional que contar con un vecino próspero y democrático. Treinta años después, México dejó ya de ser una democracia y es una nación hiperviolenta.

Es un hecho que México no puede ganar la guerra contra el narco. No podemos ni poner orden en Culiacán. Más aún: no podemos ni siquiera poner orden en nuestras cárceles. Cómplices de los delincuentes ocupan altos cargos en nuestro Congreso y secretarías de Estado. Ante esta situación, lo más cuerdo es crear una fuerza multinacional, encabezada por México, para combatir las fuerzas criminales que controlan nuestro territorio. El narcotráfico es un problema multinacional.

Ante la crisis diplomática más seria de nuestra historia, debemos como sociedad reaccionar; los desplantes patrioteros salen sobrando.

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