Leer es poder

Sin mañana

Hoy proponer que se enseñe a pescar en lugar de regalar el pescado es algo obscenamente neoliberal. Se tienen que dar el pescado. Y pedir el voto a cambio de ese pescado.

Los problemas del presente serán las pesadillas de mañana. La guerra de Calderón es el infierno de López Obrador. Los problemas de AMLO (salud, educación, seguridad) serán los agujeros negros de quien gobierne en 2036.

López Obrador dejará un país sumido en graves líos. Las prebendas otorgadas a los militares se tendrán que revisar provocando tensiones esperadas. Se les tendrá que regresar a sus cuarteles, quitarles las aduanas. Lo que se les había prometido —que las utilidades del AIFA servirían para las pensiones militares— se tendrá que revisar luego del fracaso de Santa Lucía. Quedará sólo el Museo del Mamut.

El mayor daño que está provocando este gobierno es en él área educativa. Es un daño que no se ve a simple vista. Se ha relajado al máximo el nivel educativo (nadie reprueba nunca), se han ideologizado los libros de texto, que ahora son antineoliberales. En el tiempo de la pandemia desertaron cinco millones de niños, ¿qué pasó con ellos? Tener a la cabeza de la Secretaría de Educación a una delincuente electoral no creo que sea muy formativo. En tiempos de Cárdenas se llevaron a cabo una gran cantidad de reformas sociales, pero no pudo con la educación (quiso implantar la educación socialista), ni con la Universidad, pero sí dañó profundamente la cultura (entregándola a las Ligas de artistas revolucionarios). En este sexenio la cultura es inepta, pero la educación, militante. Pagaremos muy caro el fuerte retroceso en educación. “Edúcalos o padécelos”, escribió Marco Aurelio.

Sea cual sea el acuerdo al que se haya llegado con los narcos (directo o indirecto, tácito o negociado, con los cárteles dominantes o con todos) este será un acuerdo temporal. Como le dijo Muñoz Ledo a López Obrador: “no se heredan las alianzas con el narco”, son personales. Cualquier cesión, es un gran triunfo para estos grupos. En este caso, no perseguir a los cabecillas, no intervenir en pleitos entre narcos, libre circulación en ciertas regiones, tendrá su costo, y será muy alto. Las consecuencias de disminuir la fuerza del Ejército y permitir que se acreciente la fuerza de los grupos criminales será funesta. López Obrador no solamente no ha podido cumplir lo que prometió (resolver el problema de la inseguridad), sino que para tratar de cumplirlo se ha embarcado en acuerdos que será muy difícil deshacer. El futuro se nos va agostando.

Ha terminado a nivel de chiste el ofrecimiento de convertir nuestro malhadado sistema de salud en uno similar al de Dinamarca. Cada año, ritualmente, el presidente ofrece que el año entrante cumplirá su palabra. No vamos a tener un sistema de salud como el danés. Todavía, a cuatro años transcurridos de gobierno, no ha podido garantizar las medicinas para niños con cáncer. El presidente se queja de que los médicos no quieren ir a zonas remotas, y en esto se escuda para cumplir un acuerdo económico con el gobierno cubano de importar médicos-esclavos, cuando lo cierto es que los centros de salud a los que quieren enviar a los médicos no tienen ni el más mínimo de equipamiento. El presidente, su gabinete, su familia, la familia del gabinete, se atiende toda en hospitales privados, de México y el extranjero. No se les ocurriría atenderse en los lugares que ellos recomiendan en discurso. Todo se reduce a eso: a discurso, a mentira, a propaganda.

Dejará, eso sí, la vara muy alta en comunicación social. Saben cómo comunicarse. Le han sacado un máximo provecho a las conferencias mañaneras. Vehículo de propaganda, surtidor de mentiras que dichas por el presidente se convierten para millones en verdad, carro de combate, altar del culto a la personalidad, las mañaneras son un engendro del presidente y se deberían ir con él. Prolongarlas sería imitarlo. Meter canciones, arraaastrar las palabras para alargar la conferencia, regañar, burlarse de sus enemigos. Una mañanera de tres horas con Adán Augusto elevaría notablemente la cifra de suicidios por tedio. Lo que es indudable es que ya ningún presidente se va a volver a esconder en su silencio. Una conferencia semanal, bien ejecutada, parece sensato.

Los programas sociales representan un fuerte problema para la oposición. Si se amenaza con suprimirlos, el candidato que lo proponga se dará un tiro en el pie. No puede conservarlos tal cual (aunque eso quisiera, son el sueño del voto clientelar), y no creo que prospere el que proponga volver al sistema progresa: entrega de recursos a cambio de compromisos (vacunas, asistencia a la escuela). ¿Qué prefieres, el dinero con condiciones o sin condiciones? La pregunta se contesta sola. Hoy proponer que se enseñe a pescar en lugar de regalar el pescado es algo obscenamente neoliberal. Se tienen que dar el pescado. Y pedir el voto a cambio de ese pescado. Es un mecanismo clientelar de vastas consecuencias.

Quizás en veinte años recordemos estos miserables tiempos que vivimos como una época feliz y próspera en comparación con lo que nos espera.

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