Leer es poder

¿Quién le va a poner freno?

Los hechos son claros: al gobierno no le importa el cumplimiento de la ley. La ley es un instrumento para golpear a sus opositores. La Constitución es letra muerta.

Con tal de realizar su consulta de revocación, violaron repetidas veces la ley. Una violación tumultuaria en la que participaron desde el presidente hasta el último de su gobierno. Todo el sistema volcado a violar la ley para realizar una consulta que nadie quería (por eso el gasto multimillonario en promoverla). Todo para satisfacer la ocurrencia de un gobierno autoritario.

En paralelo, desde que Carlos Loret de Mola reveló el modo nada austero en que vive su familia, el presidente comenzó a revelar información privada del periodista, atropellando nuevamente la ley desde lo alto de su puesto público. Desde el primer día en que incurrió en esa falta se le dijo al presidente que estaba traspasando el límite de la ley. Lo volvió a hacer una y otra vez. Lo hace ya todos los días. La ley ya no le importa. El pueblo está por encima de la ley, y él es el pueblo.

Como si no bastara con su repetido ejemplo violatorio, el presidente lo dejó muy claro en relación a la ‘ley Bartlett’ en la Suprema Corte: “No me vayan a salir con el cuento de que la ley es la ley”. ¿La ley? Un cuento.

En repetidas ocasiones desde la sociedad civil se le ha señalado al presidente que está violando la ley. El presidente se ríe de esos señalamientos. A ver qué ciudadano se atreve a denunciarlo, a ver qué agente del ministerio público se anima a admitir la denuncia, a ver qué juez arriesga su carrera para darle curso al proceso, a ver qué periodista pone en riesgo su vida para cubrir esa noticia, a ver qué juez o ministro se anima a contrariar al presidente.

Y si lo hacen, ahí está el Ejército y la Marina para defender no al pueblo, sino al señor presidente que les va a garantizar su pensión con el Tren Maya, que les permitirá redondear sus ingresos con el manejo de las aduanas, que podrán tener una vida más holgada gracias a la comercialización del aeropuerto Felipe Ángeles. Así lo dice abiertamente el jefe de la Guardia Nacional: leales a la patria y al presidente. Y si a alguien se le ocurre andar denunciando al presidente, ahí está la Fiscalía General de la República, dispuesta a hacer lo que ordene el presidente al que le parece normal que su fiscal tenga una colección de más de cien autos deportivos.

El presidente viola la ley. El secretario de Gobernación viola la ley y hace propaganda. El jefe de la Guardia Nacional viola la ley al acudir a actos proselitistas. Los gobernadores de Morena violan la ley. Claudia Sheinbaum muy orgullosa se muestra violando la ley. La Constitución para este gobierno tiene el valor del papel higiénico; comparten el mismo uso.

Desde Estados Unidos un grupo de senadores demócratas (que incluye al senador que preside la Comisión de Relaciones Exteriores) señala que el presidente López Obrador con sus actos recientes está vulnerando el Estado de derecho. Al día siguiente el presidente los insulta. Desde Europa, el Parlamento Europeo hace un llamado para que López Obrador deje de agredir a la prensa en sus conferencias. Al día siguiente el presidente se burla de ese llamado.

Los hechos son claros: al gobierno no le importa el cumplimiento de la ley. La ley es un instrumento para golpear a sus opositores. La Constitución es letra muerta. Este gobierno se sostiene con la fuerza del Ejército y de un público fanatizado. No les importa qué diga el Parlamento Europeo y el Senado norteamericano. No les importa otra cosa que perpetuarse en el poder.

No hay otro camino que la democracia. Con todas sus imperfecciones. Es el único instrumento con el que contamos. Aferrarnos a la ley que ellos desprecian. Fortalecer los espacios de opinión independiente, suscribiéndose a los periódicos, revistas y portales de internet que hacen frente al gobierno. Participando en las marchas y plantones. Organizándose con amigos y vecinos. Nadie va a frenar la marcha de este gobierno autoritario sino los ciudadanos.

Las siguientes metas del gobierno de López Obrador: terminar con el INE y acabar con la prensa crítica. Como ya ha traspasado los límites de la ley, su actuación será más agresiva y tramposa. Cosas que pensamos que no pueden hacer porque la ley lo prohíbe, sorpresa: hace tiempo que cruzaron ese Rubicón.

Todo el que haya seguido el intercambio (cartas, audios, filtraciones) entre el fiscal Gertz y Julio Scherer, exasesor jurídico de la Presidencia, pudo percatarse del grado de descomposición de la impartición de justicia en México. Los que siguieron las disertaciones de los cuatro ministros para considerar constitucional la ‘ley Bartlett’ saben muy bien que se pasó por encima de la ley para aprobar lo que quiso el presidente.

El Estado de derecho está seriamente vulnerado. El instituto electoral es la siguiente pieza en su tablero. Seguirán con la prensa crítica. Ya anunció que para su gobierno expropiar no es sacrilegio. Nuestro único refugio: la defensa de la instituciones, el apoyo a los espacios críticos y, por supuesto, la ley, ese cuento en el que sí creemos.

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