Leer es poder

La herencia envenenada

El mecanismo de propaganda mañanera del presidente ha resultado muy eficaz para difundir sus falsedades. A la mayoría parece no importarle la verdad.

El primero en aparecer fue su hermano Pío recibiendo dinero sucio. Le siguió su prima Felipa obteniendo millonarios contratos de Pemex. Posteriormente supimos de su cuñada, que tomó para sí dinero del presupuesto municipal. Más tarde pudimos ver a Martín, el hermano menor del presidente, aceptando fajos de dinero ilegal. José Ramiro, el tercero de los hermanos López Obrador, ha recibido jugosos créditos de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario. Los hijos del presidente, por si algo nos faltara, han sido señalados por ostentar un vertiginoso enriquecimiento a través de una minúscula fábrica de chocolates. El que no quiera ver la corrupción en el entorno más cercano del presidente es que no quiere verla.

Departamentos en Houston de su exsecretaria de Gobernación y de su exsecretario de Comunicaciones. Decenas de casas y empresas del director de la CFE. Propiedades y terrenos de su exsecretaria de la Función Pública. El secretario personal del presidente fue sorprendido organizando una operación ilegal para desviar dinero para su partido. El que no quiera ver que se trata de un gobierno corrupto es que no quiere verlo.

Hay quienes niegan que el país se esté militarizando a pesar de la multiplicación de la presencia de las Fuerza Armadas en tareas reservadas a civiles. Hay quienes no se dan cuenta del tremendo error de haber entregado la educación al sindicato del magisterio. A pesar de la muerte de más de 600 mil mexicanos por COVID, hay quienes sostienen que el gobierno actuó responsablemente ante la pandemia.

Suman decenas de millones de mexicanos que se niegan a enfrentar la realidad. Decenas de millones que defienden a un gobierno corrupto de corte autoritario. Se niegan a admitir evidencias. ¿Cuánto tiempo puede durar esta ceguera voluntaria? En Cuba, luego de décadas de dictadura y miseria, hay millones que defienden la ‘Revolución’.

Si mañana estos millones de mexicanos crédulos vieran en un video al mismísimo presidente embolsándose dinero, creerían sin chistar la mentira que el presidente diría al día siguiente para justificar el atraco. Si mañana el presidente luciera casaca militar lo verían como un civil. Esto no se explica sólo por el reparto clientelar de dinero o por el envío de remesas. Se trata de un asunto de fe. De la necesidad de creer a pesar de las evidencias. Si cientos de miles de muertos por la inseguridad o la violencia no bastan para abrirles los ojos, la oposición está en un terrible aprieto.

Los partidos opositores podrán formar un bloque, podrán seleccionar un candidato con propuestas y visión de futuro, pero nada podrán hacer para enfrentar la fe de un pueblo necesitado de creer. Un partido de tinte religioso (Morena) apoyado por un líder mesiánico sólo puede ser derrotado por una fórmula similar, por un partido que ofrezca una purificación y un renacimiento. Ese líder ahora no existe, pero puede surgir en cualquier momento como reacción al esquema de Morena. Toda fuerza engendra su reacción, con la misma fuerza y en sentido contrario.

La fuerza opositora que haga frente al partido del gobierno no podrá decir que eliminará el dinero que se regala mediante los programas sociales porque sería un suicidio político. Tampoco podrá ofrecer desmantelar los privilegios y canonjías dadas al Ejército. Los partidos unidos en el frente opositor tendrán que prometer más dádivas sociales y mayores premios al Ejército, no menos. Esta es parte de la herencia envenenada que dejará López Obrador, lo que él llama su legado.

Dentro de la oposición se tiende a creer que la inflación, el bajísimo crecimiento y las evidentes señales de corrupción de este gobierno harán mella en la población y terminarán repudiándolo. De nuevo, el caso cubano y venezolano tienen muchas lecciones que ofrecernos. Venezuela, país privilegiado por el petróleo, es hoy uno de los países más pobres de América, pese a lo cual la oposición no ha podido quitar del poder a Maduro. Otro elemento a tomar en cuenta es el talante antidemocrático del presidente y su partido. Hemos podido ver cómo actúan: recibiendo dinero ilegal, con ayuda del narco, con todas las modalidades de la trampa y el fraude, con un abierto intervencionismo ilegal del presidente, con amenazas, mentiras y coacciones.

El presidente miente con la misma facilidad con la que respira, miente por sistema. Su mecanismo de propaganda mañanera ha resultado muy eficaz para difundir sus falsedades. A la mayoría parece no importarle la verdad. No quiere ver ni oír nada que contradiga el mundo alternativo que ha creado López Obrador. Con una oposición sin iniciativa e imaginación vamos directo a perpetuar el actual desastre.

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