Leer es poder

El presidente de la impunidad

López Obrador consiente la corrupción de los suyos y es implacable con los que lo critican. Para eso le sirve el poder, para perseguir a quien quiera y exculpar a quien se le antoje.

Lo que ha caracterizado al gobierno de López Obrador no es el combate contra la pobreza, la contención del Covid, el abatimiento de la inseguridad, sino la impunidad.

Esto fue claro desde los primeros días de su gobierno. Se cayó el helicóptero donde viajaba un líder opositor del PAN y su esposa, gobernadora de Puebla electa contra los designios del presidente. Sigue siendo una muerte inexplicable a tres años de gobierno. ¿Investigación? No, impunidad.

Pocos días después, en Tlahuelilpan, 135 personas murieron calcinadas por el estallido de un ducto de Pemex. El presidente dijo entonces que se cerraron los ductos para combatir el huachicol. Era una mentira. No se hicieron las compras necesarias de combustible. No se abrió ni siquiera una carpeta de investigación para deslindar responsabilidades. Impunidad.

¿Las casas de Bartlett? Impunidad. ¿Las casas del dueto Sandoval-Ackerman? Impunidad. ¿Los contratos a los familiares de Zoé Robledo? Impunidad. ¿Los videos de los hermanos del presidente recibiendo sobres de dinero sucio? Impunidad. ¿Más de 600 mil personas muertas por la pésima política ante la pandemia? Impunidad. ¿Más de cien mil muertos por la desastrosa política de los abrazos sin balazos? Impunidad. ¿26 personas muertas y 70 malheridas en el desplome de la Línea 12 del metro? Impunidad.

No hablo de accidentes sino de acciones mal planeadas o mal ejecutadas. Cientos de miles de muertos. Ningún culpable. Mejor dicho: un culpable que no se hace responsable de nada, ocupado como está en pasar a la historia. Sin duda lo conseguirá como el presidente de la impunidad.

Hace un par de días la periodista Lourdes Mendoza fotografió a Emilio Lozoya cenando en un lujoso restaurante. ¿No estaba arraigado en su casa y vigilado con brazaletes de seguridad? Al parecer, no. Lozoya está libre y disfrutando la vida mientras que Ricardo Anaya tuvo que salir del país por las acusaciones mentirosas del exdirector de Pemex. La justicia empleada como brazo vengativo del presidente.

Todos hemos visto el patético espectáculo del presidente acusando, amenazando y calumniando a empresarios, periodistas e intelectuales. Para eso le sirve el poder: para perseguir a quien quiera, para exculpar a quien se le antoje. Impunidad.

Para hacer justicia el presidente puso en el cargo a alguien cuyos mayores logros son encarcelar a la hija de su cuñada para quedarse con una fortuna depositada en un paraíso fiscal y perseguir a 31 científicos como castigo por no haber apoyado su ingreso como investigador del SNI, por plagiario. ¿Para qué sirve la FGR? Para cumplir los caprichos del presidente de la impunidad.

Obviamente la joya de la corona, la muestra más palpable de que la impunidad es la norma de este gobierno, fue la liberación de Ovidio Guzmán. Lo dejó libre frente a todo el mundo (es un decir: en realidad no se conoce el video que muestre el momento de la liberación.) Lo dejaron libre sin importarles que había una orden de extradición contra el capo. Lo dejaron libre a pesar de que el operativo costó la vida de siete personas. Hoy está libre Ovidio, dirige uno de los brazos de su organización, trafica droga y mata personas. Se deja ver en restaurantes de Culiacán. Impunidad.

En Estados Unidos aprehenden al general Cienfuegos. El gobierno de la impunidad hace gestiones para que lo trasladen a México, donde prometen que será investigado. La investigación es un simulacro, lo dejan libre de inmediato. Como forma de presionar al gobierno norteamericano, se restringe el ingreso de agentes de la DEA a México. ¿Cuál era el papel de esos agentes de la DEA? Hacer las investigaciones que nuestro gobierno no quiere hacer. Ahora el gobierno de Estados Unidos pide al gobierno de México que permita el acceso a los agentes restringidos. Impunidad sobre impunidad y más impunidad.

El gobierno de López Obrador consiente la corrupción de los suyos y es implacable con los que lo critican. A los 31 científicos perseguidos les reprocha hasta los desayunos. A los suyos ni siquiera los llaman a declarar. Vamos a la mitad del sexenio, nada apunta a que esta situación vaya a modificarse. En unos años vendrá el cambio de gobierno. ¿Volverán a utilizar a la FGR para perseguir a los candidatos opositores? ¿Utilizarán a la UIF para investigar a los que quieran disputarles el poder?

Las elecciones intermedias estuvieron marcadas por el secuestro de los operadores de la oposición para favorecer a los candidatos de Morena. El presidente dijo que las elecciones habían sido limpias. Ni la Guardia Nacional ni el Ejército intervinieron para frenar esas operaciones. Los candidatos favorecidos por el crimen organizado ya tomaron posesión de su cargo. Debido al éxito de la operación, no es difícil que veamos cómo se repite ese patrón en las siguientes elecciones. El crimen organizado, que ya domina 35 por ciento del territorio nacional, seguirá expandiéndose con la complacencia del presidente de la impunidad.

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