Perspectiva Bursamétrica

Propuesta de un Banco de Desarrollo Regional México-Centroamérica

Esta institución podría ser la clave para detonar proyectos de inversión en la región, lo que fomentaría el desarrollo y mitigaría la migración.

A raíz del anuncio de un arancel creciente para todas las importaciones mexicanas a Estados Unidos hecha por el presidente Trump, en medio de un juego electorero, que va a continuar hasta noviembre del 2020, la respuesta de México al problema de la emigración centroamericana hacia el país del norte debe ser contundente. Tanto en el corto como en el largo plazos.

Recientemente el gobierno de México y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentaron un Plan de Desarrollo Integral para la región, en el que la Cepal recomendó a los países de Centroamérica y México quitar subsidios —principalmente a los combustibles—, elevar la recaudación fiscal, y mejorar el gasto público para fomentar el desarrollo en la región y evitar la migración forzada.

El gobierno de México anunció que, para realizar este plan de desarrollo en la región, se necesitará una inversión de 10 mil millones de dólares anuales que tendrán que recaudar entre los países involucrados, además de la comunidad internacional. La estimación que presentó la Cepal de aumento de inversión para cerrar la brecha es que se tiene que llegar a 25 por ciento como meta en términos de inversión de Producto Interno Bruto. Eso implica inversiones de alrededor de 10 mil millones de dólares al año. Monto que se está proyectando para toda la década, la de los 20 además de este año, 2019, para así llegar a 2030 con una situación totalmente distinta: integrando a la región liberando su potencial de crecimiento económico.

Entre los proyectos de inversión que plantea la Comisión como propuestas se tiene: Una terminal de gas natural en el Puerto Cortés de Honduras; la Interconexión del Sistema Eléctrico mexicano al centroamericano; el mejoramiento de la infraestructura fronteriza entre México y Guatemala; lograr la conectividad ferroviaria entre países del norte de Centroamérica, y la construcción de un gasoducto entre el sur de México y América Central.

Dada la escasez de recursos, se plantea invitar a otros países del mundo a aportar inversiones, entre otros a Japón, por ejemplo, cuyo banco de desarrollo ha participado mucho en Centroamérica y en México, así como la Agencia Internacional de Desarrollo de Cooperación de Japón, y también Alemania, quien según se afirma aportaría 80 millones de euros en una primera etapa.

En nuestra opinión, un Banco de Desarrollo Regional puede ser la clave para detonar los proyectos de inversión de una forma más expedita. Una aportación de capital por 10 mil millones de dólares podría representar con el apalancamiento del Banco, una masa de recursos por 110 mil millones de dólares, si se logra mantener una capitalización del 9 por ciento sobre los activos totales. En la región existe el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), constituido desde 1960. Por lo tanto proponemos que partiendo de esa institución se busque incrementar la participación de México y el capital suscrito de los países centroamericanos para que el espectro del mismo no sea exclusivamente financiar los proyectos de la región de Centroamérica, sino que también pueda financiar los proyectos de infraestructura y proyectos productivos en la región sur de México.

Al arrancarse el TLCAN en los noventas, se constituyó en 1994 un Banco de Desarrollo de la zona fronteriza de México y Estados Unidos, denominado North American Development Bank quien ha financiado cerca de 260 proyectos de infraestructura con una inversión de más de 3 mil millones de dólares. Otro caso de una institución con bajo capital. Sin embargo, en la región norte del país se ha dado en los últimos 30 años una muy fuerte inversión privada que le ha dado un grado de desarrollo sustancialmente diferente al del sur del país.

El renovado Banco de Desarrollo de México y Centroamérica debiera de contar con una división de financiamiento de proyectos de infraestructura y con otra división que coinvierta con el sector privado en el capital de riesgo de empresas de alto impacto regional.

Es un hecho que en nuestro país la región sur es la menos desarrollada, en donde se tienen los índices de pobreza, falta de infraestructura y atraso educativo más altos. No sirve de mucho tratar de apoyar a nuestros países vecinos del sur si no logramos desarrollar también a los estados fronterizos mexicanos, que en general cuentan con abundantes recursos naturales, pero que por diversas circunstancias se encuentran en un estatus de subdesarrollo, con enormes carencias en infraestructura y prácticamente sin inversión productiva; tanto en el campo como en la industria y en los servicios.

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