Coordenadas

Un sexenio perdido… y lo que falta

El crecimiento acumulado en todo el sexenio sería de solo 5.0 por ciento, lo que se traduce en una tasa anual promedio de 0.8 por ciento. La más baja desde los tiempos de Miguel de la Madrid.

Vaya tiempos los que nos esperan en materia económica.

De hecho, pueden ser aún más complicados en materia política. Pero ese asunto lo dejaremos para otra ocasión.

Permítame poner el foco en la perspectiva de la economía.

El día de ayer, el Banco de México señaló que su expectativa de crecimiento económico para el 2024 era de 1.5 por ciento. Y para 2025, de 1.2 por ciento.

No se puede acusar a Banxico de que pone esas cifras solo para generar un mal ambiente que dañe al gobierno saliente y al que viene.

De ninguna manera.

Las perspectivas económicas que ofrece el Banxico son de las más objetivas y robustas que podemos encontrar en el país.

¿Qué significa que en el último año del gobierno de AMLO crezcamos solo al 1.5 por ciento?

1-Eso implica que el crecimiento acumulado en todo el sexenio sería de solo 5.0 por ciento, lo que se traduce en una tasa anual promedio de 0.8 por ciento. La más baja desde los tiempos de Miguel de la Madrid.

2-Significa también que, con un estimado de crecimiento de la población de 0.9 por ciento al año, tendremos en el saldo sexenal, un decrecimiento del PIB per cápita en este sexenio de 0.5 por ciento, medido en pesos constantes. Bajo este parámetro, somos más pobres de lo que lo éramos hace seis años.

3-También significa que, en los últimos tres años, luego de la pandemia, el crecimiento se ha desacelerado de manera consistente. Empezamos en seis por ciento en 2021, seguimos en 3.7 por ciento en 2022, luego en 3.2 por ciento en 2023. Ahora estaríamos apenas en 1.5 por ciento en 2024.

Y todo ese cuadro económico lo habríamos tenido cuando estaba, y está al alcance, la oportunidad de concretar las ventajas de la relocalización manufacturera global, que debiera a impulsar al país a crecer a tasas mucho más elevadas.

El problema más grave no solo es el pasado, sino sobre todo el futuro.

Banxico presentó su expectativa de que el crecimiento de 2025 llegará apenas a 1.2 por ciento, aunque su rango es de 0.4 a 2.0 por ciento.

Es decir, en el propio escenario del Banxico, se plantea como posible que la economía crezca menos de 1 por ciento el próximo año.

¿Cómo les ha ido a otros gobiernos en el primer año de su gestión?

Comencemos con el actual, el de AMLO. La cancelación del aeropuerto de Texcoco condujo a una caída de 0.4 por ciento en el primer año del sexenio de AMLO.

Seis años antes, en el primer año del sexenio de Peña Nieto, entramos en un virtual estancamiento, con un crecimiento de apenas 0.9 por ciento.

En el sexenio anterior, con Calderón, el resultado fue un poco mejor, con un crecimiento de 2.1 por ciento, que tampoco era para hacer fiesta.

Con Vicente Fox también tuvimos un freno económico, que resultó en una caída de 0.2 por ciento del PIB en el año 2001, el primero de su administración.

Ya ni le cuento lo que ocurrió seis años atrás, cuando Zedillo tomó la Presidencia y en 1995 experimentamos una caída de 5.9 por ciento.

Como podrá ver, de cinco sexenios analizados, en tres de ellos hubo un decrecimiento de la economía en el primer año. En otro hubo estancamiento y solo en uno se presentó un crecimiento más bien moderado.

Sobre esta base histórica, creo que sería buena noticia que en el primer año del sexenio de Claudia Sheinbaum no haya una caída económica, sino un crecimiento muuuy moderado.

Como le hemos comentado varias ocasiones en este espacio, ese resultado derivó de la decisión del partido en el poder de impulsar las reformas lanzadas por AMLO el pasado 5 de febrero.

La preocupación es si con ellas, no tendremos, no solo otro año, sino otro sexenio perdido en materia de crecimiento económico y un fracaso en los objetivos planteados por la presidenta electa.

Ya lo veremos.

COLUMNAS ANTERIORES

¿Y de dónde saldrá el dinero para los programas sociales?
¿Ya se estabilizó el dólar?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.