Coordenadas

Seguimos jugando a la ruleta rusa con la pandemia

Lo determinante para definir si ya estamos en la fase final de la pandemia será la aparición de nuevas variantes o subvariantes del COVID-19.

En diversas ocasiones, los indicadores han señalado que estamos en el camino de abandonar finalmente la pandemia de COVID, y lamentablemente, tras cierto tiempo, los contagios han repuntado.

Hasta ahora, el momento más bajo de casos a nivel mundial se presentó en 13 de octubre del año pasado, antes de que la variante ómicron produjera un tsunami de contagios.

En ese entonces, estuvimos al final de la ola de contagios que produjo la variante delta y ya era la tercera ocasión que estábamos así.

La primera ocasión se había producido el 21 de febrero del año pasado, antes de que se extendiera en el mundo la aplicación de las vacunas.

La segunda ocasión fue el 22 de junio y la tercera fue en la fecha referida en octubre.

Lo determinante para definir si ya estamos en la fase final de la pandemia será la aparición de nuevas variantes o subvariantes.

Si no hay otra que sustituya a ómicron o si la subvariante BA.2, que ya es la dominante en muchos lugares, no nos complica demasiado, entonces sí estaremos en la puerta de salida de la pandemia.

Algunos epidemiólogos han señalado que no hay ninguna razón que justifique la idea de que no habrá una variante más contagiosa aún que ómicron.

Pueden tener razón, pero el hecho es que, hasta ahora, no ha surgido.

Hay ciertos temores a propósito del comportamiento de los contagios en Sudáfrica, el primer país en el que se detectó ómicron.

Hubo una tendencia continua a la baja en los contagios entre el 17 de diciembre y el pasado 3 de febrero, cuando se llegó al piso.

Sin embargo, van ya nueve días en los cuales los contagios ya no descienden más, aunque hasta ahora no se ha observado un claro repunte. Estamos en una meseta.

Pasa lo mismo en el Reino Unido. El descenso de los contagios comenzó el 5 de enero y siguió de manera continua hasta el 6 de febrero. A partir de esa fecha, ya no se ha registrado otro descenso.

Entre los países que tienen un volumen importante de contagios, los dos mencionados son los que tuvieron un primer impacto de ómicron.

En ambos casos, la cantidad de fallecidos ya no está bajando tampoco.

Otras regiones del mundo, sin embargo, mantienen una clara tendencia a la baja, pues comenzaron la ola de contagios más tarde.

En Estados Unidos la baja comenzó el 16 de enero y continúa hasta ahora.

Si se repitiera el patrón del Reino Unido o de Sudáfrica podría detenerse la caída en algún momento de las dos próximas semanas, lo mismo en Estados Unidos que en México.

Además del comportamiento de los contagios derivado quizá de nuevas subvariantes o variantes del virus, otro factor que puede hacerse presente en las siguientes semanas es la resistencia a la vacunación.

Las protestas del gremio de los camioneros que comenzó en Canadá y que ya se han extendido a diversos lugares es un buen ejemplo de ello.

Por ejemplo, en Estados Unidos, el número de personas vacunadas con el esquema completo en los primeros seis meses del año pasado pasó de 39 millones a 161 millones, un alza de 122 millones.

En el segundo semestre del año pasado, el aumento fue de solo 46 millones de personas.

Y en lo que va de este año, el alza ha sido de poco más de 5 millones de personas, lo que implica apenas 64 por ciento de la población vacunada con esquema completo.

En México estamos en 60 por ciento.

Si hubiera un repunte de los contagios, el riesgo de que nuevamente se produjera un disparo de hospitalizaciones y fallecimientos entre la población no vacunada es muy alto.

La estimación actual es que aproximadamente las dos terceras partes de la población mundial son las que están vacunadas, lo que significa que, salvo que persista la inmunidad derivada del contagio, hay cerca de 2 mil 400 millones de personas susceptibles de contagiarse. Y justamente, de esos contagios pueden derivarse nuevas variantes.

Si hay suerte, no surgirán y la pandemia bajará sensiblemente en el curso de los próximos meses.

Si tenemos mala fortuna, podría surgir otra mutación que nos vuelva a trastornar la vida, como ya sucedió con ómicron.

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