Los efectos de las transformaciones sociales, medioambientales y tecnológicas a gran escala han generado condiciones que cambian con mucha rapidez, lo que, a su vez, exige una mejora constante de las habilidades y competencias para que los empleados y las organizaciones puedan mantenerse al día con estos cambios.
En su más reciente Informe sobre el Futuro del Empleo, el Foro Económico Mundial calcula que seis de 10 empleados a nivel global deberán adquirir nuevas habilidades en esta década, debido en parte a la necesidad de actualizarse en función de los avances en materia de la Inteligencia Artificial (IA), conocimientos técnicos y macrodatos.
Estas fuerzas han derivado en un interés y una inversión crecientes en un enfoque basado en competencias para la gestión del talento, lo que implica aprovechar las habilidades durante los procesos de atracción de talentos.
Para las empresas, centrarse en las habilidades (más que en los grados académicos o la experiencia profesional específica) tiene una doble ventaja. Por una parte, pueden ser más precisos en la contratación de personas, cuyas habilidades se ajusten bien a la necesidad, mientras que, por otra, pueden ampliar el grupo de candidatos más allá de aquellos que cuentan con un conjunto acotado de cualificaciones tradicionales.
Migrar a un enfoque basado en competencias no solo es una propuesta prometedora para las contrataciones. También significa que evaluar las habilidades que tienen los empleados actuales y trabajar en mejorarlas para cerrar las brechas tiene el potencial de ayudar a desarrollar una fuerza de trabajo más ágil y flexible.
Para los empleados, existe el nuevo potencial de desarrollar sus carreras profesionales con mayor eficacia, en comparación con las medidas convencionales de preparación para el ámbito laboral. Demostrar las habilidades existentes y adquirir habilidades nuevas les permite dar paso a otras oportunidades de mejorar sus sueldos, además de progresar en su carrera profesional y acceder a oportunidades de movilidad interna.
Una de las mayores ventajas de un enfoque basado en tener un Skills Set poderoso es centrarse en el trabajador como persona: “definir a los trabajadores como personas únicas e integrales”. Abrir la puerta a otros medios para progresar y desarrollarse a nivel profesional (y a las oportunidades de perfeccionamiento para ello) significa que los empleados que no tienen el mismo nivel de acceso a cualificaciones tradicionales no se evaluarán únicamente en función de esos estándares.
La estrategia basada en competencias tiene el potencial de llevar a un lugar de trabajo a ser más inclusivo y más accesible para empleados con orígenes diversos.
La evolución hacia una organización basada en habilidades es una que, con el tiempo, generará un impacto profundo en cómo se organiza el lugar de trabajo, cómo se miden y desarrollan los talentos y cómo se asignan y evalúan las tareas laborales. No obstante, para que esta transición se lleve a cabo plenamente, se necesitarán la participación y el compromiso de todos los empleados. Un liderazgo empático y eficaz es esencial para que un enfoque basado en habilidades alcance su máximo potencial.
Las posibles recompensas son significativas. No solo podrá hacer que la organización basada en competencias sea más ágil, productiva e innovadora, sino que también podría derivar en un lugar de trabajo más equitativo, en el que un grupo diverso de empleados obtenga acceso a más oportunidades. El desafío para los líderes es encontrar una forma de hacer que esta transición incluya a todos los empleados y hagan que la organización basada en competencias cumpla sus promesas.
Las empresas con visión de futuro se darán cuenta de que, incluso si en la actualidad encuentran candidatos que tengan el conjunto ideal de habilidades, esas habilidades se verán rápidamente opacadas con las necesidades del futuro.
El autor es Director de Marketing Nacional de ICAMI, Centro de Formación de Mandos Intermedios.