Colaborador Invitado

Si la montaña no va a Mahoma, el ‘nearshoring’ sí (I)

México tiene una frontera de más de tres mil kilómetros con su socio comercial más importante y potencia económica del mundo: Estados Unidos.

Ha pensado usted, estimado lector, lo que cuesta trasladar la materia prima para generar un producto o servicio hasta el lugar en que será utilizado. Seguramente. Sin embargo, poco hemos visto la posibilidad de acercar esa materia prima hasta el local, ubicación o sede en que terminará como un producto o servicio.

Imagine que para que una planta automotriz, por ejemplo, lleve a cabo su producción, se tenga a la mano, por decirlo así, al fabricante de chips, de tuercas, de cables, de llantas, de plásticos o productos que van a permitir la producción final de uno o cientos de vehículos.

¿Sabe cómo se le llama a eso? Nearshoring. ¿Y a ciencia cierta qué significa o qué es esta palabra y actividad que tanto escuchamos en la actualidad? Hay muchas definiciones o ideas que nos acercan a saber qué es. Sin embargo, una de las que más claramente lo hacen es una que vi en bbc.com/mundo: nearshoring, la expresión en inglés usada para referirse a la estrategia de las empresas para fabricar más cerca del mercado donde venden sus productos.

Y México tiene un potencial enorme. Un claro ejemplo de la importancia de nuestro país en esta actividad es el anuncio de la llegada de Tesla, fabricante de autos eléctricos, que instalará su Gigafactory en Santa Catarina, Nuevo León.

Este hecho, traerá de entrada en su primera fase, una inversión de alrededor de cinco mil millones de dólares, generará entre cinco y siente mil empleos directos y adicionalmente generará alrededor de 30 mil plazas de trabajo de forma indirecta.

Sin duda, grandes noticias. Pero ahí no queda todo. Alrededor de Tesla ya hay una buena cantidad de empresas que producen o pueden producir los insumos que necesita el gigante automotriz, pero sin lugar a duda, llegarán más empresas para apoyar la producción de autos eléctricos.

Es algo como la conocida frase: “Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña” y bien podríamos decir en este caso: “Si la montaña no va a Mahoma, el nearshoring sí”. Seamos claros: el nearshoring acerca la producción al territorio de consumo.

Y en este caso, tenemos dos buenas noticias. La primera, que el nearshoring suplirá la tradición del comercio mundial del made in China. Sin duda, esta nueva modalidad de hacer negocios será un parteaguas para terminar con el offshoring, que era el modelo de llevarse las fábricas a China para tener una producción más económica.

El nearshoring, créame, terminará con esta caduca idea de trasladar negocios a tierras asiáticas, para traerlos, con todos sus beneficios, a lugares más propicios y convenientes, como México.

Segundo, y tal vez sea la mejor noticia de todo esto, es que tenemos una frontera de tres mil 152 kilómetros con nuestro más importante socio comercial y potencia económica del mundo: Estados Unidos.

¿Y eso qué?, se preguntará usted de nuevo, estimado lector. Pues desde mi punto de vista y a como veo las cosas, México es el sitio ideal para ser el boom mundial de este nuevo modelo de negocios.

Aparte de los miles de kilómetros que tenemos con la Unión Americana, los usos horarios y los tratados comerciales que incluyen también a Canadá, tenemos datos oficiales que señalan que 80 por ciento de los productos exportados desde México, llegan de una u otra forma a Estados Unidos. Sin duda, una importante área de oportunidad.

Tan sólo hay que ver lo que dicen los ojos externos y para muestra, un botón. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), asegura que de los 78 mil millones de dólares que generará este innovador modelo de negocio en Latinoamérica y el Caribe, 35 mil 300 de ellos, llegarán a México.

Sin embargo, no es una tarea fácil. Para Deloitte, se debe “establecer un escenario propicio para la llegada de nuevas empresas a nuestro país, a través de acciones como la agilización de trámites, resultará fundamental para aprovechar al máximo el contexto económico mundial”.

Actualmente, los procesos administrativos para que una empresa pueda operar en tierras aztecas es de entre tres y nueve meses. Una eternidad para realizar negocios exitosos.

Deloitte agrega que, por su parte, “las compañías que planean relocalizarse en México deben llevar a cabo un análisis de su panorama de mercado, ya que el número de requisitos para iniciar actividades comerciales varía por sector y entre más complejo sea un proceso industrial, el nearshoring será más desafiante”.

Usemos todas las herramientas y modelos que sumen para generar empleos bien pagados, Inversión Extranjera Directa, bienestar para los mexicanos, es decir, aprovechemos el nearshoring, excelente oportunidad para el progreso de este país, su gente, sus empresas, sus empresarios, nuestras autoridades. Aprovechemos y mostremos todo el potencial de nuestro querido México y su gente.

El autor es presidente Grupo IPS/Coparmex CDMX/ASUME.

COLUMNAS ANTERIORES

Conversaciones que importan: hacia una educación más allá de promesas electorales
El factor fiscal para la postura monetaria

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.