Colaborador Invitado

Yo sé perder, quiero volver, volver, volver…

En la Cumbre de las Américas se habló sobre la creación de cadenas de suministro resilientes, el cual podría vencer ante una disrupción, dice Joaquina Niembro.

Por Dra. Joaquina Niembro. Profesora-Investigadora, Facultad de Ingeniería de la Universidad Panamericana.

Nos dejamos hace tiempo…” y aún, hoy, seguimos sin retomar la construcción de un futuro sostenible, resiliente y equitativo. Este, fue el lema de la pasada Novena Cumbre de las Américas celebrada hace algunos días. Permítanme por favor, el recurso de asociar una canción con un tema de mi campo, el desarrollo sostenible. Tal como esta canción mueve fibras sensibles, también es sensible la falta de resultados en materia de sostenibilidad y esto nos debería mover. Expongo algunas ideas a continuación y seguiré usando la letra de reconocida canción en mis analogías.

Para el Departamento de Estado de nuestros vecinos del Norte, la Cumbre marcaría la ruta colectiva para llegar al futuro sostenible, resiliente y equitativo ya mencionado. Yo me quedé esperando esa ruta. Aunque “yo sé perder…” no estoy segura de qué tan buenos perdedores deberemos ser ante los limitados resultados para el beneficio de las futuras generaciones. Razones: boicot por inasistencia ampliamente discutido en medios, además, también de proyectar metas demasiado ambiciosas y de la falta de compromiso de las partes.

Otra razón podría ser la cada vez más limitada influencia económica del vecino del norte. El “quiero volver, volver, volver…” que posiblemente no volverá, o al menos no en breve. Dicho de otra manera, usando el famoso término de Michael Shifter, del Inter-American Dialogue, vivimos en una Post-American Latin America, en donde Washington tendrá que colaborar en un hemisferio que depende cada vez menos de él y en el que se mueve el nada despreciable 32 % del PIB mundial, según datos de Banco Mundial.

Derivado de lo anterior, encuentro una clara y última razón al problema de seguir sin soluciones en temas de sostenibilidad. La falta de liderazgo, sí, me refiero a que no hay un liderazgo reconocido, congruente, al que se le reconozca la capacidad de indicar la ruta. Retomo la letra de la canción, “llegaré hasta donde estés…”, pero, ¿quién convoca?, porque podremos más o menos tener claro el camino, pero sí que se necesita de un líder con gran capacidad de motivar el cambio.

“Este amor apasionado, anda todo alborotado, por volver…” antes de agotar el recurso lírico, concédanme la oportunidad de comentar que el amor apasionado y quiero creer que bien encausado, sí que alborotó la creatividad institucional estadounidense. Pues, se anunció la creación de la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica, como un gran acuerdo para impulsar el crecimiento. El acuerdo tiene un corte de desarrollo sostenible y se enfoca en 5 estrategias:

1. Revitalización de las instituciones económicas regionales y movilización de inversión;

2. Actualización del contrato social;

3. Creación de empleos para descarbonización, protección de la biodiversidad y energías limpias;

4. Generación de capacidad para comercio sostenible e inclusivo;

5. Creación de cadenas de suministro resiliente.

Se ven nuevamente promesas. Mi esperanza es que no vayamos “camino a la locura...” con nuevas iniciativas que no se explicitan suscritas a las que ya operan. Es decir, porque no evidenciar al relación con la Agenda 2030. Sí, se puede buscar la convergencia entre las nuevas 5 estrategias y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), pero ¿por qué no dejarlo claro desde el origen?, nuevamente se aprecia: falta de liderazgo y falta de compromiso.

Aunque la canción que nos ha acompañado de fondo es sobre el arrepentimiento, quedan algunos puntos muy rescatables de la cumbre y no todo es pesar para la sostenibilidad. Trataré de dos puntos que me parecen muy relevantes, por un lado, el tema de la inversión, cuya importancia es evidente. Por otro, la estrategia número 5 del antes mencionado acuerdo de las Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica. Ésta última, me parece notable por la capacidad de resiliencia que deberíamos emular para ser mucho más efectivos ante cualquier reto.

Respecto a la inversión, se anunció un fondo conjunto de banca de desarrollo por $ 50 000 millones de dólares para transición climática. Además, el gobierno norteamericano prometió un fondo para contrarrestar deforestación en América del Sur, con apoyo del sector privado. Finalmente, el gobierno de Biden está buscando una reforma en el BID para apoyar un futuro despliegue de capital privado.

Respecto a la creación de cadenas de suministro resiliente, retomo el “llegaré hasta donde estés…” como analogía al delivery y mejor aún, a la resiliencia misma. ¿Qué es un suministro resiliente? es aquel que puede vencer eficazmente una disrupción. En otras palabras, que minimiza los efectos negativos de cualquier problema, depende de que tan resistente es la cadena y qué tan rápido se recupera y así, es que llegará hasta donde estés.

La relación entre una cadena resiliente y la sostenibilidad tiene muchas aristas, no todas sobre ecología. Por mencionar algunas: el inventario de la cadena debe optimizarse sin quiebre por agotamiento de recursos (ODS 12). La diversificación geográfica de la red implica trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8). La estandarización de proceso para que el mismo producto se fabrique con la misma calidad en diferentes lugares implica un trabajo de industria, innovación e infraestructura sólido (ODS 9).

Hace tiempo el reconocer la importancia del desarrollo sostenible era prioridad. Ese tiempo ya pasó, hoy estamos en el: “yo sé perder, yo sé perder …” que, por cierto, de muy poco sirve. Y como el “quiero volver, volver, volver…” es imposible, no queda más que resiliencia. No es tan importante el caerte sino el levantarte. Así entonces, levantémonos y conozcamos los acuerdos, no nos perdamos en la retórica y operamos en nuestro ámbito pro de un mejor futuro.

Termino, prometiendo no mancillar más los versos del maestro Maldonado, tan conocidos gracias al gran Vicente Fernández y ofreciendo una atenta disculpa al género regional mexicano por mis licencias. ¿Me creerán si les comparto que no escucho rancheras? Zapatero a tus zapatos, seguiré escuchando y leyendo de mis temas.

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