La batalla de 2024 será de pronóstico reservado. La disputa por la nación se definirá en las urnas democráticas del país. Estará a prueba nuestra madurez cívica y política, así como la fortaleza de nuestras instituciones encargadas de garantizar la legitimidad del voto ciudadano.
El acontecer político actual, con sus refriegas y enfrentamientos, es apenas débiles barruntos de lo que vendrá. Los audios de Alito, juego de niños traviesos que palidecerá ante los futuros embates en contra de la oposición. El tornado anuncia destrucción tropical.
Los signos son ominosos. La polarización entre conservadores y liberales, neoliberales y revolucionarios, buenos y malos, es una realidad inocultable. La política convertida en pleito callejero y en estridencia escandalosa. No hay tregua ni sensatez. La rudeza de cada bando definirá el triunfo o la derrota.
Las campanas están doblando, ya están llamando a la mayor contienda política nacional. El proyecto político de la cuarta transformación estará en juego. En riesgo el programa de gobierno de López Obrador. No existe término medio, la pérdida del oficialismo, el retorno de los brujos. Y, ahora sí, el combate a la corrupción y la impunidad sin miramientos ni contemplaciones. Una verdadera reconversión política.
Estos son los términos del combate. Que nadie se sienta engañado. La escaramuza ya comenzó. Los audios de Alito sólo son una muestra de la tramoya política. «Aún hay más» de ambos lados. La guerra digital y cibernética en pleno apogeo.
Está en marcha toda una estrategia para debilitar y exhibir la corrupción, la pobreza y la falta de convicción ideológica de la oposición. Es más, era de esperarse; sobre advertencia no hay engaño. En política no hay casualidades. La pérdida del PRI de la gubernatura de Campeche representaba camposanto político, pago de facturas y ajuste de cuentas.
En términos de carambola, los audios son una jugada de tres bandas: tambalean a la ya deteriorada y vieja estructura del tricolor, demuelen a su presidente y, además, le asestan duro golpe a los partidos aliancistas. Tan fue dura la embestida que no saben qué hacer, están aturdidos, no tienen respuesta. En términos pugilistas, están en las cuerdas.
Por otra parte, como daño colateral y de refilón contaminan y golpean al PRI en la elección de gobernadores del próximo domingo. Hidalgo y Oaxaca, importantes bastiones del tricolor, pasarán a engrosar las filas de Morena.
Por lo pronto, el fortalecido es Dante Delgado y su Movimiento Ciudadano. Se revalora su presencia en la alianza partidista de oposición y, hoy por hoy, está en posición de condicionar su concurso y apoyo en favor de uno de los suyos para que sea el candidato a la presidencia de la República: Luis Donaldo Colosio Riojas.
El tiempo apremia para la oposición. El 2024 ya está entre nosotros, los aliancistas no deben perder el tiempo ni dar oportunidad a que los aniquilen. Se antoja recomendable empezar de inmediato la tarea para concretar su alianza totalizadora y definir el perfil de su candidato a la presidencia de la República.