Colaborador Invitado

La devaluación que ya llegó

Ante la escasez, las leyes de la oferta y demanda no perdonan, habrá aumento de precios; tratar de fijarlos por decreto nunca ha funcionado, ni funcionará.

Volver al pasado, una frase que encontramos en infinidad de columnas sobre temas de política y economía, criticando iniciativas del actual gobierno; sin embargo, se ha dejado de lado algo que nos afecta a todos, y me refiero a la inflación, un término a veces técnico que parece alejado de la realidad de las familias, pero cuando lo expresamos como “el aumento generalizado y constante en los precios de los bienes y servicios que adquiere la población”, se encienden las alertas.

Quienes tenemos más de 50 años, recordamos lo sucedido a partir de los gobiernos de Luis Echeverría (1970-76) y José López Portillo (1976-82), y de ahí en adelante de manera recurrente en cada sexenio del siglo pasado, devaluación tras una elevación de precios o viceversa, total que la moneda mexicana valía cada vez menos, como ahora.

El nivel más alto de inflación fue durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-88), llegó a 4,030 por ciento, con una devaluación de 1,443 por ciento y una pérdida del poder adquisitivo del salario de -69 por ciento; en el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000) las cifras fueron inflación 225 por ciento, devaluación 174 por ciento, y pérdida de poder adquisitivo 24 por ciento.

¿Por qué hay que prender las alarmas? Primero, porque se acaba de publicar que la inflación anualizada en octubre alcanzó 6.2 por ciento, la subyacente 5.19 por ciento y la de canasta básica en niveles extremos de 8 por ciento (la que más pega a los pobres); segundo, la inflación en Estados Unidos alcanzó un récord de 6 por ciento anual y; tercero, Banxico subió ‘sólo’ 0.25 por ciento la tasa de interés de referencia, cuando la mayoría esperábamos que fuese 0.50 por ciento, dejándola en 5 por ciento, mientras la inflación sea mayor los rendimientos reales serán negativos. La reacción de los mercados cambiarios no se hizo esperar; ante la expectativa de elevación de las tasas de interés, el dólar bajó ligeramente su cotización; luego del anuncio del Banco de México la moneda volvió a depreciarse.

Los que saben dicen que es un efecto temporal, que no hay que preocuparse, pero dígale usted a los pobres que van a pagar 8 por ciento más por sus alimentos, nada más por seis u ocho meses, y quizá contesten ‘vamos a comer 8 por ciento menos’; “primero los pobres” aplica más que nunca, los primeros afectados con esta ‘burbuja inflacionaria’ son ellos; bien decía Salinas de Gortari (1988-94) “la inflación es el impuesto más caro para los que menos tienen”.

AMLO ha presumido como un logro el que no haya existido en su periodo (aún) una devaluación drástica; habrá que decirle, con todo respeto, que está subestimando el fenómeno inflacionario, que debe convocar a un gran acuerdo nacional para prevenir una escalada de precios mayor. Banxico no puede sólo, se requiere certidumbre jurídica para las inversiones, estímulos reales a las Pymes, financiamiento preferencial para inversiones productivas, así como seguridad pública, patrimonial y combate al crimen.

Si el gobierno sigue creyendo que sólo con programas sociales se puede paliar una crisis inflacionaria, nuevamente se equivocaría; los pobres son los últimos en recibir el dinero proveniente del gobierno, y lo gastan en bienes de consumo que ya fueron impactados por el aumento de precios. ¿El resultado? Más pobreza y menos democracia, ya que sin una economía que funcione, la dependencia económica de muchos miles de pobres los hace más proclives a la prostitución del voto.

Todo se relaciona, todo interactúa, el gobierno recibe más recursos, pero gasta mal y no le alcanza; si no cambia su política presupuestal habrá más déficit, faltan medicinas, insumos, servicios públicos de calidad. Ante la escasez, las leyes de la oferta y demanda no perdonan, habrá aumento de precios; tratar de fijarlos por decreto nunca ha funcionado, ni funcionará.

Esta película muchos ya la vimos y no terminó nada bien, hagamos conciencia de lo que está pasando. LA VERDADERA DEVALUACIÓN ES LA INFLACIÓN, ojalá el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, haga entender al presidente de la República los riesgos que implica descuidar o subestimar la situación.

En COPARMEX impulsamos y privilegiamos el dialogo. Hoy más que nunca se requiere colaboración entre los sectores productivos, la academia, la sociedad civil y el gobierno. Nunca más oportuna la creación de un Consejo Económico y Social que ayude a prevenir otra crisis económica, hasta la ONU tiene uno, HAGAMOS EL PACTO ANTES, NO DESPUÉS. #OpiniónCoparmex

Juan de Dios Barba es presidente de la Comisión Nacional para el Desarrollo Democrático de la Coparmex.

Twitter: @JDBarba

Mail: j.d.barba@hotmail.com

Juan  Barba

Juan de Dios Barba

Presidente de la Comisión Nacional para el Desarrollo Democrático de la Coparmex.

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