Clemente Ruiz Duran

Pacto por la inversión para enfrentar la adversidad

El nuevo secretario de Hacienda ha presentado para su aprobación un Presupuesto que contempla un incremento sustantivo de la inversión pública.

La inversión es la clave para un desarrollo sólido de cualquier economía, y pareciera que Rogelio Ramírez de la O, nuevo secretario de Hacienda, lo entiende bien y ha presentado para su aprobación un Presupuesto que contempla un incremento sustantivo de la inversión pública, de alrededor de 17 por ciento, con lo que se pretendería revertir la tendencia a la baja que había observado. La fortaleza del crecimiento depende del esfuerzo que se ponga en la inversión: en esta perspectiva se requiere de un gran esfuerzo público-privado. En los últimos cincuenta años la inversión privada ha representado el 80 por ciento del esfuerzo de inversión, en tanto la inversión pública solo una quinta parte de este esfuerzo. Esta situación se deterioró en los últimos diez años en la que el sector público redujo su flujo de inversión, aportando tan sólo 15 por ciento de ese total. Con la propuesta realizada en el Presupuesto 2022, el sector público recuperara un poco del espacio perdido.

Sin embargo, se requiere de un gran esfuerzo para impulsar el crecimiento a tasas de 5 o 6 por ciento. Para ello es necesario un esfuerzo público-privado que articule un nuevo modelo económico. Las economías asiáticas han mostrado al mundo que es el esfuerzo de inversión el que permite dar dinamismo a sus economías. La economía china tiene un coeficiente de inversión arriba de 40 por ciento del PIB, la coreana de alrededor de 30 por ciento, en tanto México alcanza apenas 20 por ciento.

Este nuevo dinamismo requiere de un pacto público-privado que aliente el crecimiento, adicionales a los proyectos insignia de la actual administración. Dentro del paquete presupuestal se garantizan recursos a los proyectos, sin embargo, habrá que decirlo claro, se requiere de un esfuerzo adicional para ponerlos en marcha, como es el caso del proyecto interoceánico. Es necesaria la ampliación de los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz y para ello se requiere de una mayor inversión, con el fin de que se habiliten las terminales de contenedores en ambos puertos para dejarlos en operación en 2024. Se requiere que Pemex fortalezca el oleoducto del istmo y que CFE construya el gasoducto. En esta perspectiva se abre un espacio para impulsar nuevos acuerdos público-privados que garanticen la puesta en marcha de este megaproyecto.

En la modalidad público-privada es necesario impulsar otros proyectos de infraestructura que quedan pendientes, y que han quedado en evidencia con los desastres naturales que han golpeado al país en esta temporada de huracanes. En esta perspectiva es necesario un punto de reflexión sobre el estado de la infraestructura en las regiones que han sido dañadas con el cambio climático. Estamos en una situación de emergencia en esta materia, las escenas que se muestran de ríos que se desbordan, de cerros que se desgajan, y de zonas de cultivo que se afectan con los ciclones es cada vez mayor. De un año a otro se ha deteriorado la situación de infraestructura de manera extraordinaria, ya que no ha sido tan sólo una tormenta tropical, un ciclón, un huracán; han sido un conjunto de daños climáticos que se han tendido a acentuar y que cada vez son más violentos. En esa perspectiva se requiere no sólo de un fondo de reconstrucción, sino que es necesario planear para reducir los riesgos para los próximos diez años, no sólo para el año que viene. Es evidente que el cambio climático producirá daños cada vez mayores.

Se requiere formar una instancia de reflexión en las que los responsables del medioambiente de la actual administración, apoyados por con organismos de educación superior y organismos del sector privado, analicen cuáles serán las regiones más afectadas por el cambio climático, para de ahí elaborar una estrategia que fortalezca la infraestructura con el fin reducir los daños a la población. El año pasado fue el sureste, este año se han generalizado los daños, desde la costa del Pacífico, la costa del Golfo, y en esta ocasión los estados del centro del país. Este inventario de necesidades podría ser conjuntado por Banobras, para responsabilizarlo de la elaboración de un presupuesto para discutirse en esta legislatura. Sin lugar a duda que esta situación no está contemplada en el actual Presupuesto, se requiere de un presupuesto especial en esta materia. El no elaborar una estrategia ante los desastres deja a la sociedad mexicana a la deriva del cambio climático. Esperamos que los legisladores demanden al Ejecutivo una ampliación que permita el diseño de una estrategia para enfrentar los efectos del cambio climático.

COLUMNAS ANTERIORES

Desafío 2024: el desigual crecimiento regional
La transformación de Pemex y CFE en una empresa de energía

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.