Carlos Ruiz Gonzalez

Pensando divergentemente

¿Qué es el pensamiento lateral o divergente? Nos permite considerar una variedad de posibilidades ante los problemas, buscando caminos alternativos para su resolución.

“Si siempre haces lo que siempre has hecho,

siempre obtendrás lo que siempre obtuviste”

Henry Ford (1863-1947)

¿Qué es el pensamiento lateral o divergente? Es un concepto creado a finales de los años 60s por el psicólogo Edward de Bono (el de los seis diferentes ‘sombreros’) en su libro The Used of Lateral Thinking. Esta habilidad cognitiva nos permite considerar una variedad de posibilidades ante los problemas, buscando caminos alternativos para su resolución. Abarca ideas más creativas, intentando no caer en las pautas lógicas y obvias que normalmente utilizamos.

¿Ejemplo? Pensar en usar un ladrillo como pisapapeles (imaginarlo como un elemento para construir una casa es ejemplo de pensamiento convergente).

Marty Neumeier es un pensador provocativo, que a veces escribe con Tom Barret en un blog donde ambos presentan temas de innovación, pensamiento creativo, inteligencia emocional y disrupción. Recientemente me topé con una sencilla lámina que proponía distintas maneras de pensar divergentemente. Me pareció muy interesante y aquí la presento, con algunas ideas y reflexiones adicionales.

1. Escriba, escriba siempre, escriba mucho.

Las mentes creativas siempre escriben, siempre tienen una libreta a mano, tarjetas y hasta el celular. No dejan escapar las ideas. Es proverbial tener lápiz y papel en el buró para anotar, y no olvidar, lo que se nos ocurrió soñando o en un momento de insomnio. Obviamente, no todas las ideas valdrán la pena, pero pueden desencadenar nuevas ideas. ¡Enliste sus pensamientos!

2. Ponga mucha atención a ‘accidentes inesperados’.

A veces los mejores descubrimientos se presentan cuando estamos haciendo algo diferente, o investigando para otra cosa. El velcro, por ejemplo. En 1941, el ingeniero Georges de Mestral estaba excursionando en Suiza. En contacto con la vegetación, notó cómo las rebabas (semillas secas de plantas como abrojos y cardos) se quedaban pegadas a sus pantalones. Al ver esto, se le ocurrió recrear esto con ganchos y cintas con fibras enmarañadas en bucle, y así se originó esta innovación.

3. Invierta polaridades.

Se trata de pensar y escribir todas las suposiciones que pueda imaginar sobre un problema, y luego revertirlos, es decir contrastarlos.

4. Piense mucho en metáforas (incluye ‘robar’ de otros dominios, industrias o sectores).

Una metáfora es un vínculo entre dos cosas diferentes que abre el lado creativo del cerebro. En el caso de robar, se trata de explorar cómo una idea de una industria o disciplina podría adaptarse a otra. Por ejemplo: mi amigo, el ingeniero Javier Elenes, quería disminuir el tiempo de preparación de máquinas; para ‘motivar’ a sus obreros les mostró un video donde cambian los neumáticos de un auto Fórmula 1 en dos segundos. Eso bastó, de verlo se dieron cuenta que preparando todo podrían hacerlo rapidísimo, y lo lograron.

5. Programe blind dates (citas a ciegas)

Como cuando arreglamos una cita a ciegas entre dos personas que queremos que se conozcan, juntemos ideas no relacionadas para ver si de ahí nace una nueva idea; recuerdo a un empresario que hace algunos años pensó que podía vender seguros de auto ¡al estilo de pizzas a domicilio! Así armó su proceso de negocio: el cliente llamaba, daba las características de su auto y qué tipo de seguro quería tener. La compañía de inmediato le cotizaba con tres empresas de seguros distintas y, cuando el cliente aceptaba, la empresa le entregaba la póliza en su domicilio en menos de 24 horas. Una práctica que ahora es muy común (ya las entregan por correo electrónico) pero hace muchos años fue una idea innovadora, producto de una blind date imaginaria.

6. Empiece desde un lugar ‘distinto’.

Si bien es cierto que la peor idea nunca es la mejor idea, para romper la inercia y arrancar, a veces es conveniente empezar con una ‘mala’ idea que llevará su imaginación a un comienzo diferente y, a partir de ahí, mejorarla.

7. Además de escribir mucho, dibuje mucho.

Se trata de hacer esquemas de tener pensamiento visual, pensando no solo en palabras y cifras, sino también en imágenes: el pensamiento visual puede ayudar a reducir un problema a su esencia, lo que lleva a conexiones muy simples y valiosas.

8. Sea ingenuo y haga preguntas simples.

Como niño de dos años, sin miedo al ridículo, desafiando suposiciones y planteando preguntas simples. Las preguntas y la curiosidad siempre impulsan la creatividad. Recuerdo a un abogado que, sin ningún conocimiento agrícola, heredó un negocio de producción de hortalizas. Como era evidente, no tenía antecedentes del negocio y empezó a hacer preguntas que quizás un agrónomo no se hubiera atrevido a hacer, tal vez por pena o por no mostrar ignorancia. Pero a esta persona no le daba nada de pena, y preguntando fue desarrollando estrategias que lo hicieron competitivo y exitoso.

Acertijos

Para “motivarnos” a usar el pensamiento divergente, propongo tres ejercicios para ejercitarlo. Las respuestas al final.

1. Algunos meses tienen 31 días, otros solo 30, ¿Cuántos tienen 28 días?

2. Nombre tres días consecutivos sin utilizar las palabras “martes”, “jueves” o “sábado”.

3. ¿Cómo es posible pinchar un globo sin permitir que se escape aire y sin que el globo haga ruido?

Pensemos divergente, es una manera de estimular el pensamiento, la creatividad y la innovación.

Respuestas:

1. Todos.

2. Ayer, hoy y mañana.

3. Cuando el globo está desinflado.

COLUMNAS ANTERIORES

Fortalezas y debilidades, algunas consideraciones
Planeación: el proceso de formulación de la estrategia

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.