Anderson Report

AT&T alcanza el color de su logo

La telefónica cerró el mejor trimestre desde que llegó a México, un mercado donde las reglas no han cambiado en sus nueve años en el país.

Dicen que quien aprende a manejar en la Ciudad de México puede manejar en cualquier lugar del mundo.

Lo mismo podríamos decir de hacer negocios en el sector de telecomunicaciones.

Con un mercado mexicano dominado desde hace décadas por un jugador preponderante (como es América Móvil), con costos de operación fuera de rango con otros países de la región (como es el del espectro radioeléctrico) y con poca regulación, tener números negros es una hazaña que vale doble.

Ayer, en las oficinas centrales de AT&T en Dallas, Mónica Aspe demostró que siempre puede haber maneras de crecer a pesar de los obstáculos y del exceso de concentración en un mercado. La CEO mexicana presentó un de los mejores trimestres en años: un crecimiento de 20 por ciento en sus ingresos versus 2023, 35 millones de pesos extras en EBITDA y un aumento de 27.7 por ciento en la venta de equipos.

Uno de los puntos más interesantes es que la compañía sumó en este primer trimestre del año más clientes pospago que Telcel: 116 mil versus 105 mil que reportó en el mismo lapso la empresa de Slim.

Revisando el documento oficial, en el primer Q del año la empresa de telecomunicaciones reportó en nuestro país ingresos operacionales de 3 millones de dólares (mdd), con lo que revierte las pérdidas operacionales de 30 mdd del mismo período de 2023.

Una de las iniciativas ‘fuera de la caja’ fue buscar un blue ocean en un espacio con menos competencia (por precio) como es su nuevo servicio AT&T Premium, donde la pelea con la competencia es por servicio y no por tarifas. “Cerramos el primer trimestre de 2024 con crecimiento en clientes, ingresos y rentabilidad. Alcanzamos los 22.5 millones de clientes”, dijo Aspe, quien encontró opciones creativas para darle valor a su empresa aún en un ambiente donde un solo operador -como es Telmex/Telcel- ostenta 73 por ciento de los ingresos en telecomunicaciones del país. Una de ellas fue aprovechar esta situación adversa a su favor y cuando Telefónica Movistar decidió a finales de 2019 devolver al Estado mexicano el caro espectro que había ganado para poder operar, les ofreció brindarles el servicio de telefonía móvil desde su propia red. La migración digital completa de todos los clientes de Movistar a AT&T se terminó en julio de 2022 y también le permitió a la empresa española tener mejores resultados financieros en el mercado que más distorsiona sus resultados globales.

La lógica detrás de esta alianza en los dos operadores fue considerar a la infraestructura como un commodity y enfocando cada empresa los ahorros o los ingresos extras para crear ofertas atractivas y aumentar su calidad ante los clientes. Tan interesante fue este modelo de compartición de red, que Telefónica lo ha replicado en otros mercados también altamente concentrados como el de Colombia.

AT&T se consolida con sus 22.5 millones de clientes como la segunda operadora del mercado móvil mexicano por volumen de ingresos, superando a Telefónica Movistar, que por cerca de 23 años ocupó ese lugar. Sin embargo, Telcel sigue siendo casi tres veces su principal competidor, sumando en el primer trimestre del año 83.9 millones de clientes.

Sin dudas, cuando las reglas no cambian, cuando los monopolios son inamovibles, crecer es casi una quimera. Tanto como manejar fluido por la capital mexicana.

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