Energía para todos

Hablemos de gas LP

El gas LP camina sobre un oligopolio forjado por décadas en las que ningún gobierno ha podido poner orden.

Es sabido que la venta de gas LP en México deja márgenes de ganancia de entre 30 y 40 por ciento, lo cual no sería extraño para cualquier otro mercado sano, sino es porque la industria que abastece de ese combustible a más del 70 por ciento de los hogares en el país, reside en un puñado de familias, sin mencionar que debajo de ellos opera una enorme red de comisionistas, que además de distribuir gas LP robado de tomas clandestinas, se imponen con violencia y coluden precios en todas las regiones del País.

Así, el gas LP camina sobre un oligopolio forjado por décadas en las que ningún gobierno ha podido poner orden de frente por el temor que les tienen. Ni las sendas investigaciones que ha realizado la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) a dicho sector, que han arrojado información que comprueba condiciones anticompetitivas, han podido desarticularlo de una buena vez.

Todos saben del oligopolio, principalmente en la Comisión Reguladora de Energía (CRE), quienes han sido la principal fuente de información de la Cofece, y quienes tienen mapeado y plenamente identificadas las raíces del problema. Un problema al que el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador quiere ponerle fin mediante la creación de una competencia artificial, cuyo plan no está claro y cuyo principal riesgo es subsidiar el producto.

En su conferencia matutina del miércoles, el mandatario reconoció que no ha podido cumplir con su promesa de bajar el precio de ese combustible, por lo que la única solución sería competirle al tú por tú en la calle a los gaseleperos. Veremos si los camiones de Gas Bienestar correrán el mismo violento destino que otras empresas cuando han querido entrar a distintos mercados como Tijuana, por ejemplo.

La analista Rocío Robles recordaba que este será el tercer intento del Gobierno federal, que no de esta administración, por intervenir en dicho mercado. Se intentó con Calderón y Peña Nieto pero ninguno cuajó. En el primero porque una nueva paraestatal de distribución de gas LP requería fuertes inversiones, mientras que en el segundo intento pesó más el hecho de que estaban en plena apertura, pues hubiera parecido contradictorio a la política energética.

No podemos estar seguros de si crear una empresa de gas LP en tres meses pueda ser posible, ni tampoco si es la solución que requiere el país para romper un oligopolio, pero de algo sí podemos estar seguros: defender que la situación siga como hasta ahora es defender también al oligopolio con sus facetas, matices, a sus participantes y a sus garroteros.

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