Directora del Think Tank Early Institute.

Atención con los adultos mayores

La situación ha sido todavía más grave para los adultos mayores que viven solos, ya que carecen de una red familiar que pudiera estar al pendiente de ellos.

En una pandemia como la que se está viviendo, los efectos en los distintos grupos sociales no son los mismos. Un ejemplo es la afectación en los adultos mayores, que no sólo debieron confinarse por una cuestión de salud, sino que tuvieron que enfrentar desafíos de diversa índole.

Para empezar –y en beneficio de su cuidado– fueron aislados, evitando cualquier tipo de contacto social. Eso implicó la lejanía de hijos, nietos, amigos y otros miembros de su círculo familiar. Con el afán de protegerlos de cualquier riesgo, buena parte de los adultos mayores debió acostumbrarse a escasas o nulas visitas que pudieran aliviar su sensación de incertidumbre.

Luego está la esfera tecnológica. La exigencia de seguir respondiendo a las necesidades de la vida diaria (compra de alimentos y medicinas, asistencia a bancos, pago de servicios, trámites, etcétera) fue dirigida al uso de herramientas en línea, que si bien es una actividad que se ha practicado con mayor auge todavía un amplio sector no está familiarizado con ello. No se diga de los docentes que tuvieron que aprender a comunicarse a través de plataformas digitales.

En cuanto a la parte laboral, el daño ha sido profundo. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la mayor pérdida de empleos en el primer trimestre de 2020 fue en el grupo de 65 años y más (30.2 por ciento). La vulnerabilidad de este sector obligó a que fuera apartado de los centros laborales y con escasos apoyos para la obtención de otras fuentes de ingreso.

Asimismo, los adultos mayores dejaron de asistir a espacios que pudieran darles apoyo y confort en salud, esparcimiento, espiritualidad, entre otros servicios, ya sea por el cierre de los mismos o por ampliación a la atención de enfermos por Covid-19 (como en el caso de los hospitales convertidos). En cualquier circunstancia, la falta de sitios afines a sus intereses limitó el seguimiento a sus actividades cotidianas y en muchos casos indispensables, como las citas médicas.

La seguridad es otro tema importante. Desde el robo de identidad y los asaltos en sus propias casas hasta el maltrato físico, los adultos mayores han sido de los grupos más afectados por la creciente ola de violencia a causa del confinamiento.

En general, tampoco se les ha dado un acompañamiento adecuado ante la presencia de sentimientos de tristeza, angustia y soledad, lo que afecta su salud emocional. La situación ha sido todavía más grave para los adultos mayores que viven solos, ya que carecen de una red familiar que pudiera estar al pendiente de ellos o deben salir a trabajar ante la falta de un sustento.

En Early Institute sabemos que evidenciar las problemáticas sociales es fundamental para participar activamente en su solución y lo que ocurre con los adultos mayores no es un asunto menor. Al contrario, hay que brindarles mayor atención y ser corresponsables de su protección con mucho respeto, amor y paciencia. Si bien las medidas tomadas fueron en beneficio de su salud seamos creativos para dotarlos de otros cuidados que garanticen su tranquilidad y bienestar pero por encima de todo hay que acompañarles en todos los aspectos antes mencionados para no dejarlos solos.

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