Análisis sin Fronteras

‘A la mitad del camino’ o ‘la desgraciada clase media’

El libro es una forma brillante del presidente de presentar su tercer Informe. Tal vez un texto mucho más ameno que el Informe tradicional.

El libro A la mitad del camino es una forma brillante del presidente de presentar su tercer Informe. Tal vez un texto mucho más ameno que el Informe tradicional, pero que no agrega mucho a lo que ha subrayado Andrés Manuel López Obrador en sus conferencias mañaneras: los problemas de México son la herencia neoliberal que se resolverán al combatir la pobreza, la corrupción y el ‘individualismo’ de la clase media.

De hecho, sigue sorprendiendo el agresivo ataque a la clase media que propina el presidente en su recién publicado libro donde subraya que “la labor de zapa de potentados, medios de información, columnistas e intelectuales que medraron al amparo del viejo régimen ha atraído la atención y ha influenciado en contra nuestra a un amplio sector de las clases medias. Debe de tenerse presente que en México y en el mundo, las clases medias ha sido históricamente las más susceptibles de manipulación; lo fueron en Alemania de Hitler y en Chile, cuando se les instrumentó en contra del presidente Salvador Allende”. (página 255). Y en su texto lamenta cómo durante el neoliberalismo promovió idea de “triunfar como fuere, ‘haiga sido como haiga sido’ y lo importante era sobresalir, no para satisfacción personal sino para satisfacer impulsos de posesión; ‘ser alguien en la vida’”. (página 257). Y usa como mala influencia para la clase media al presidente Felipe Calderón, que compró un lujoso avión para su reemplazo, Enrique Peña Nieto, para el exsecretario de Gobernación, Ángel Osorio Chong, quien viene de una “familia humilde en Pachuca, Hidalgo”, y que después de que ocupó el cargo de secretario de Gobernación “se mudó a una mansión en las Lomas de Chapultepec de la Ciudad de México”. (página 259). Claro que, en el texto, insinúa el presidente que el actual senador es corrupto, pero sobre todo una mala influencia. En su libro recuerda un terrible incidente del asesinato del exfuncionario de Hacienda, Alfonso Isaac Gamboa Lozano, quién acumulo riquezas y “su esposa y su guardaespaldas -un almirante- decidieron matarlo para quedarse con su fortuna”. Pero, según el presidente, la culpa la tuvo el gobierno de Felipe Calderón por haberles dado la encomienda de combatir a los narcotraficantes y permitir “el reparto del botín confiscado a los delincuentes”.

En los últimos dos años, la política económica del país y la crisis de la pandemia, algunos analistas, seguramente neoliberales, hablan de la desaparición de la clase media en México. Pero seguramente ese perfil de “clase media neoliberal” fue lo que, debilitando las ambiciones presidenciales de Claudia Sheinbaum, quien perdió nueve alcaldías ante la oposición, literalmente dividiendo la Ciudad de Mexico. En su libro, el presidente le dedica varias páginas para felicitarse y justificar los fracasos en las elecciones, debido más que nada a la clase media neoliberal. “Debemos aspirar a la formación de una nueva clase media”, nos dice el presidente en la página 269, “para ello es indispensable la reforma en los contenidos de la educación pública…”, con esto López Obrador anticipa el siguiente frente de batalla.

Más allá de las interrogantes jurídicas que se pudiese presentar sobre quién se beneficia de regalías del libro, y quién respondería ante demandas que se pudiesen presentar por las alusiones que hace de diferentes personajes que ataca el presidente con singular alegría, en A la mitad del camino hay vacíos importantes. De hecho, lo interesante no es lo que dice el presidente, sino lo que no se dice.

Por ejemplo, son pocas las referencias a Enrique Peña Nieto, aunque, en realidad, si hay un presidente que pudiese enfrentar en este momento algún juicio penal, es el presidente que antecedió a López Obrador por el simple hecho de que cualquier delito en contra de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón ya prescribieron. Pero cuando puede, López Obrador busca una forma de tundir, atacar e insinuar actos criminales, un reflejo de las conferencias de prensa.

Y a pesar de su constante afirmación de que su prioridad es el combate a la corrupción, en su tercer Informe, perdón, en su libro A la mitad del camino, no se presenta ninguna estrategia real para combatir la corrupción, excepto la teoría de la “autoridad moral” del mandatario. Tampoco presenta una estrategia para combatir la violencia histórica que se vive en el país, datos que plasma en un diagrama en la página 315 de su libro.

Me queda una gran interrogante del impacto de A la mitad del camino: En el libro el presidente publica información que posiblemente podría ser considerada como confidencial por parte de la Sedena, Relaciones Exteriores y otras secretarías. ¿Cuántos funcionarios sentirán la necesidad de acotar información que se envíe a Palacio Nacional por temor de la publicación del siguiente libro del presidente?

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