Desde San Lázaro

Reprobados en economía

Los recortes presupuestales han dañado la calidad de vida de millones de mexicanos, se han hecho en aras de tener dinero suficiente para apalancar los programas políticos.

No entienden ni el presidente López Obrador ni Rocío Nahle, titular de la secretaría de Energía, menos Octavio Romero, director general de Pemex, que el Plan de Negocios de esta empresa pública es muy limitado, tanto en su contenido como en sus alcances.

Ante lo inevitable, la inminente baja de las calificadoras internacionales, AMLO pretende curarse en salud al descalificarlas a priori, en lugar de enfocarse en medidas para incrementar la inversión de capital de exploración, además de la producción.

Llama la atención que en el círculo cercano del jefe del Ejecutivo federal no tenga un economista con la experiencia en la administración pública y bagaje académico que, por lo menos, marque una hoja de ruta con las principales acciones.

Carlos Urzúa, extitular de SHCP, representaba ese rol, y ahora aunque Arturo Herrera lo tenga no es escuchado, el hombre sólo acata instrucciones, aunque no esté de acuerdo con ellas, como es el caso de la refinería de Dos Bocas, a la que se ha opuesto públicamente.

Las decisiones económicas y de política pública que requiere en este momento el país han sido erróneas, y por desgracia seguirán así en detrimento del país, en virtud de que López Obrador no tiene los conocimientos necesarios en la materia. El mismo Urzúa lo asentó en su renuncia.

Cómo es posible que en pocos meses se haya dado al país un frenón económico que nos mantiene al borde de la recesión, tal vez la única explicación se sustenta en las premisas anteriores.

Se ha observado una caída espectacular en la mayoría de los indicadores macroeconómicos, particularmente lo que se refiere al crecimiento del PIB, empleo, inversión y confianza.

Ante estas evidencias, y ahora con el Plan de Negocios de Pemex, nuevamente el país será castigado.

Desde Palacio Nacional diariamente se tienden cortinas de humo para tapar el sol con un dedo y con ello engañar al grueso de la población, que, por desgracia, se muestra confundida ante el "vamos requetebién" contra la cruenta realidad.

Ya no son especulaciones, 2019 será recordado como el peor inicio de un nuevo gobierno por los indicadores que ya comentamos, y ni que decir de la inseguridad y la preservación del Estado de derecho.

El cúmulo de errores va en aumento. Desde la inconstitucional cancelación del nuevo aeropuerto de Texcoco, pasando por la guerra al huachicoleo, hasta el nuevo Plan de Negocios de Pemex, ha sido un periplo que lleva al país al despeñadero.

Los recortes presupuestales han dañado la calidad de vida de millones de mexicanos, se han hecho en aras de tener dinero suficiente para apalancar los programas políticos-electorales y financiar las obras de relumbrón que no representan ningún beneficio.

El aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya son proyectos que nacerán muertos y se convertirán, si se llegan a construir, en un claro ejemplo de la ineficacia y la terquedad.

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