Desde San Lázaro

Enrique Alfaro entrega Jalisco

Con su voto, los electores de Jalisco tienen la última palabra el próximo 2 de junio y, con ello, elegir a su gobernador o, tal vez, gobernadora.

Al más fiel estilo de los gobernadores priistas que prefirieron traicionar a su partido, en lugar de defender la plaza contra la irrupción de Morena y sus aliados políticos, el gobernador emecista de Jalisco, Enrique Alfaro, ha capitulado en la víspera de la elección del 2 de junio.

El mandatario estatal podrá decir misa, pero los hechos son contundentes en torno los escasos apoyos que está brindando al candidato de MC, Pablo Lemus, quien si no fuera por el sector empresarial de la entidad que lo apoya, y de los cuadros emecistas, además de la mayoría de los habitantes de Guadalajara y Zapopan, entre otros municipios de la entidad, su causa política estaría perdida desde ahora.

Tal como lo hicieron Alfredo del Mazo en el Estado de México; Quirino Ordaz en Sinaloa; Claudia Pavlovich en Sonora; Omar Fayad en Hidalgo, y Alejandro Murat en Oaxaca, por citar algunos de los traicioneros tricolores, Enrique Alfaro se ha hecho a un lado en la lucha por mantener la égida de MC en Jalisco, a cambio de impunidad, prebendas y canonjías.

Fuentes estatales aseguran que la Fiscalía General de la República tiene varios expedientes abiertos contra prestanombres y colaboradores cercanos al jefe del Ejecutivo estatal, así como el hecho de que están en curso diversas indagatorias en torno al huachicoleo de combustibles, triangulaciones de recursos públicos a través de factureras fantasmas y otros ilícitos.

Andrés Manuel López Obrador, desde que fue investido con la banda presidencial y como conocedor de los entretelones del poder, estaba convencido de que para inclinar la balanza electoral a favor de su causa, tenía que convencer a los gobernadores en funciones para que trabajaran a su favor, así dispuso de la estrategia correspondiente para convencerlos, ya sea por la buena o por la mala, de que dejaran solos a los candidatos opositores y facilitarle el camino a los abanderados de Morena y aliados rumbo a las gubernaturas; el resultado es de todos conocido.

Los gobernadores traicionaron a sus correligionarios y sin ninguna muestra de arrepentimiento aceptaron los cargos, principalmente en el servicio exterior, como pago de sus servicios a la causa.

En esta lógica, veremos en el futuro con cuál cargo será premiado Enrique Alfaro, tal vez ya no en esta administración, pero de que hay algo promisorio en el futuro, no hay duda de ello.

Alfredo del Mazo, el último gobernador de una notable estirpe de políticos que fueron gobernadores del Estado de México, traicionó a su familia, a su apellido y a los priistas mexiquenses, así como a sus aliados del PAN y del PRD. Él no aceptó ningún cargo público, pero a cambio, escogió la impunidad y la inmunidad.

Tal vez en esto se parezca Alfaro a Del Mazo Maza.

EL crecimiento insospechado en las encuestas locales de Jalisco de Claudia Delgadillo, la candidata de Morena y rémoras, desde luego tiene que ver con sus capacidades, pero eso es muy diferente a colocarse en un empate técnico en los estudios demoscópicos con Pablo Lemus, tan solo porque es muy entrona.

Al medir y comparar la experiencia en cargos públicos entre ambos candidatos y, sobre todo, evaluar los resultados que han tenido, resulta que Pablo Lemus se lleva de calle a Claudia Delgadillo, pero está visto que estas fortalezas y cualidades no sirven a la hora de que el gobernador en turno traicione a la causa, sin importar que se lleve entre las patas a su compañero de la franquicia naranja.

Con los claroscuros que representa estar al frente del gobierno de una de las tres entidades más relevantes del país, Enrique Alfaro está viviendo una etapa de declive en cuanto a la aceptación que tienen los jaliscienses de él y ello se debe a diversas razones, que van desde los incrementos en los índices delictivos, hasta la protección que brinda a diversos de sus colaboradores que tienen fama de corruptos e ineptos.

Faltan 40 días para la celebración de los comicios del 2 de junio y veremos en su cruda realidad, si el gobernador de Movimiento Ciudadano entregó la plaza a sus adversarios políticos, o si de plano se creció al castigo y refrendó su apoyo a Pablo Lemus, no obstante no haber sido su favorito desde los tiempos en que fue nominado.

De hecho, Lemus quedó atrapado en medio del conflicto que prevalece entre Dante Delgado, dirigente nacional de MC, y el gobernador jalisciense y ello, de suyo, le ha costado sangre, sudor y lágrimas al exalcalde de Guadalajara para remontar en todos los aspectos hasta colocarse en la antesala de la gubernatura.

Los electores de Jalisco tienen la última palabra y ella tiene que ver con acudir a emitir su voto este próximo 2 de junio y, con ello, elegir a su próximo gobernador o, tal vez, gobernadora.

COLUMNAS ANTERIORES

Deuda y más deuda
Las mañaneras de Sheinbaum

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.