Desde San Lázaro

Refundar el PAN

La muerte política parece ser el destino del abanderado presidencial (del blanquiazul), luego de los escándalos por lavado de dinero, corrupción y tráfico de influencias.

El costo político para el Partido Acción Nacional (PAN) por el desplazamiento que su dirigente y ahora candidato a la Presidencia, Ricardo Anaya, provocó sobre Margarita Zavala, una de las más destacas y reconocidas militantes del blanquiazul, por el simple hecho de que este liderazgo le disputó la candidatura por la silla de águila, fue un yerro de tal magnitud que, a unos días de la jornada electoral, esa mala decisión sigue pegando en la campaña del novel político, por la división y encono que esa pugna generó entre la militancia panista, por lo que, en ese escenario de derrota, la refundación parece ser el paso a seguir.

El afán de Ricki, Rickín, Canallín, como lo bautizó ya saben quién, de secuestrar al partido hasta lograr la candidatura presidencial, no sólo culminará en un vergonzoso fracaso personal, sino que esa acción ha puesto al PAN en la disyuntiva de desaparecer o refundarse, opciones en las que hay opiniones que se inclinan por una refundación que haga recuperar ideales y unidad de liderazgos, donde lo principal se centre en atender la voz de la militancia en el sentido de nunca más repetir dirigencias de oídos sordos, como la que tuvo con ellos el de Querétaro.

Aunado al hecho de agandallarse la candidatura del partido, en la que fungió como juez y parte, al joven Anaya le estallaron escándalos por supuestas participaciones que tuvo en asuntos que hablan de lavado de dinero, corrupción y tráfico de influencias, actos que de comprobarse pondrían al aspirante presidencial en una situación extremadamente difícil, ya que a la derrota en la urnas lo que seguiría sería una orden de arresto y posiblemente cárcel.

Si bien es cierto que las supuestas faltas cometidas entran en el catálogo de los llamados delitos de cuello blanco –que son aquellos que tienen alguna vinculación con la conformación de grandes riquezas y, por lo general, son cometidos por individuos o grupos de alta posición socioeconómica, con educación y preparación profesional, con prestigio social e incluso con influencia política, como es el caso del candidato Anaya–, y que por la sofisticación y alta especialización técnica con que se llevan a cabo resulta casi imposible de probar, también es cierto que en la opinión pública muy pocos dudan de la inocencia del inculpado por la triangulación de dinero mal habido, o lo que es lo mismo, para una mayoría el candidato de la alianza "Por México al Frente" es culpable y debe ser llevado a la justicia.

Esa es la historia de un candidato que nunca pudo aclarar su pasado como funcionario público y dirigente, esa es la historia que el panismo tratará de borrar lo más pronto posible si los resultados en las urnas no les son favorables, olvido en la que ineludiblemente tendrá que pasar sobre la figura de un Ricardo Anaya que pudo haber pasado en la historia no sólo de su partido, sino de México, como un hombre pragmático en la praxis política, pero sus errores lo han puesto para ser considerado en el basurero de la historia.

¿Refundarse o morir? es la interrogante que muchos se hacen dentro y fuera de las filas panistas. La muerte política parece ser el destino del abanderado presidencial; y refundación, la nueva historia que los blanquiazules tendrán que impulsar si en las próximas semanas se confirma lo que con Anaya huele a derrota, escenario en el que, al parecer, no hay cabida para reconocer los errores cometidos porque la soberbia es lo que al final está hundiendo al PAN.

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