Desde San Lázaro

El gobierno, sin dinero y sin vacunas

El gobierno de AMLO está quebrado por decisiones propias, al comprometer buena parte del Presupuesto para los programas políticos asistenciales.

No hay dinero para comprar vacunas aprobadas por la Organización Mundial de la Salud, solo alcanza para las rusas y las chinas, aunque ambas todavía no cumplen con los procesos de validación por la comunidad científica internacional, pero eso qué importa si al final del día la gente está contenta con el autollamado gobierno de la 4T

El gobierno de AMLO está quebrado por decisiones propias, al comprometer buena parte del Presupuesto para los programas políticos asistenciales, en los cuales los afiliados aumentan con el tiempo, además de los incrementos presupuestales que han tenido en estos dos años.

Por supuesto las tres obras insignia: Santa Lucía, Dos Bocas y Tren Maya maman recursos que son indispensables para comprar vacunas que, por lo menos inmunicen a 75 millones de mexicanos para así alcanzar la inmunidad de rebaño y con ello vencer al coronavirus.

El gobierno ya no tiene excedentes, se los gastó todos y ante el pago de la deuda y los intereses, pues no hay dinero que alcance para remediar un problema mayúsculo como es la pandemia.

Si se cambiaran las prioridades, es decir atender la salud de los mexicanos, alcanzaría sobradamente para comprar la vacuna de Moderna y Pfizer, pero se prefirió gastar en la elección intermedia y seguir con las tres obras faraónicas que no servirán para gran cosa, sobre todo cuando, por ejemplo, en el tema de las refinerías, las que están en operación en la actualidad funcionan apenas a 36 por ciento de su capacidad total. En este contexto, ¿de que serviría Dos Bocas cuando los combustibles fósiles dejarán de usarse en los próximos lustros?

Decíamos que si algún iluso tiene esperanzas de que pasadas las elecciones, fluirá el billete para comprar vacunas, pues está en un error. Aunque el gobierno diga lo contrario, lo cierto es que el presidente se puso el pie al cuello y ahora no podrá liberar recursos para, por ejemplo, comprar vacunas aprobadas.

Mientras que en Estados Unidos e Israel se avanza a ritmo meteórico para inmunizar a la población, en nuestro país está más activa la campaña de vacunación que la propia inoculación masiva a la población. Son más las declaraciones del presidente y de López Gatell que las vacunas que se han aplicado en realidad.

Nos prometieron que en enero iba estar vacunado todo el personal de salud del sector público y que los adultos mayores empezarían este proceso. Ni uno ni otro. La página de registro para la aplicación del antígeno para la edad dorada, para variar, no sirve y las muertes siguen a un ritmo galopante aunque nadie del gobierno haga nada para impedirlas como, por ejemplo, declarar el uso obligatorio del cubrebocas.

Los llamados desde el Congreso por parte de los legisladores de oposición conminando al gobierno a transparentar los procesos en la adquisición de la vacuna se los pasan por el arco del triunfo y las voces de la sociedad que reclaman lo mismo, son ignoradas

Con el presidente enfermo -y aún si estuviera sano, para el caso es lo mismo-, pasan las semanas y la mitomanía a todo lo que da, mientras que enero fue el mes con mayor número de muertes desde que la pandemia inició.

Con un gobierno en quiebra, sin estrategia para paliar los efectos de la pandemia, sin vacunas aprobadas por la OMS y con la muerte tocando a la puerta de cada mexicano, transcurre el valioso tiempo de un país que por lo menos durante los próximos años no verá la luz que alumbre el camino de tanto sufrimiento.

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