Desde San Lázaro

El destino de mis impuestos

El proyecto político de la cuarta transformación necesita al ejército de los pobres, a aquellos que puede manipular y cobrar los favores otorgados.

La base tributaria de este país, la que paga impuestos, será la que sostenga sobre sus hombros la mal llamada cuarta transformación. Así es, sobre los causantes cautivos recae la pesada losa de mantener a cientos de miles de jóvenes y subvencionar a los más necesitados.

Esa clase social, "los ricos", ahora estigmatizada por Andrés Manuel López Obrador, será la columna vertebral del ingreso que tendrá Hacienda, ya que del total de los 5.27 billones de pesos, el 62.3 por ciento (3.2 billones de pesos) provendrán de los ingresos tributarios, 11 por ciento más de lo que se recaudó este año.

La cosa no para allí, para alcanzar esos 330 mil 136 millones de pesos extras, el SAT afilará las garras y los dientes para obtener más dinero de los contribuyentes mediante auditorías y vigilancia, con la finalidad de exprimirlos.

Si no hay más recaudación no se cristalizarán las propuestas de campaña de López Obrador, por ello es de esperarse que la cacería de brujas estará en su máximo esplendor.

La conformación del ingreso se soporta en los impuestos y en los ingresos petroleros, estas son las columnas que sostienen un Presupuesto que mantendrá a un amplio sector de la sociedad sin hacer nada. Una bola de mantenidos.

Cierto, nadie se opone a que los pobres sean primero o a sacar a más de la mitad de los mexicanos de la pobreza y a otro sector de la marginación extrema, lo que no se vale es que se les den migajas para mantenerlos en ese estado y no se les incorpore al círculo virtuoso de la productividad. Es decir, el proyecto político de la cuarta transformación necesita al ejército de los pobres, a aquellos que puede manipular y cobrar los favores otorgados.

No hay más y para ello requiere que "los que más tienen" le entren con su cuerno.

Es castigar a aquellos que trabajan y pagan impuestos en aras de mantener a sus adeptos, que en cuanto sean llamados a consulta popular acudan de inmediato.

De eso se trata, exprimir a la sociedad trabajadora, a los emprendedores, a las Pymes, y claro a la cereza del pastel: los grandes empresarios estigmatizados como los malos de la película.

En este contexto, las preguntas rondan en torno a cuáles son los mecanismos de defensa que tienen los contribuyentes para que se maximicen sus impuestos. Son, precisamente, esos contrapesos que han expresado su inconformidad ante los abusos del poder, como la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en general el Poder Judicial, los gobernadores, periodistas y líderes de la sociedad.

Está por discutirse el Paquete Económico en el Congreso; ahí también, mediante una oposición responsable, podrán los senadores y diputados del PAN, PRI, MC y otros conscientes de la grave situación, remediar el daño.

En los días que faltan para que se termine el año veremos los tamaños de esos representantes populares que llegaron al Congreso, o para ser comparsas de AMLO o para servir a los altos propósitos e intereses de México.

Las cuentas alegres plasmadas en el Paquete Económico no concuerdan con la realidad, ya que los principales indicadores son inviables. Se habla de un crecimiento en un rango de 1.5 a 2.5 por ciento, que la inflación cierre en 3.4 y el tipo de cambio se promedie en 20 pesos. Sin embargo, al quedar dañada la confianza en el país, en virtud de las medidas adoptadas por el nuevo gobierno, como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, más declaraciones insensibles y torpes expresadas por varios legisladores de Morena, como el coordinador de la bancada en el Senado, Ricardo Monreal, no hay forma de alcanzar las metas. Si no hay acciones claras en torno a la preservación del Estado de derecho, así como el ambiente propicio para la llegada de nuevas inversiones, a temblar todos.

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